El Tejado Roto
“Para proteger al pueblo” fueron las palabras que utilizó el Coba del corazón pintado para justificar el racionamiento de gasolina en quince estados fronterizos, como primera etapa, y que comenzó en Táchira y Zulia, reductos de la oposición y que las encuestas creíbles las identifican como electoralmente irrecuperables por el oficialismo. En esas dos entidades, la imposición del chip es un asedio a la población del tipo “si no votas por mí te hago la vida imposible, te niego el pan y el agua”, pero no venta controlada de combustible para evitar el contrabando, que fue la primera excusa.
El leninismo tropical ha copiado del soviético los patrones que conducen al control minucioso y totalitario de la población, tanto de lo que hace como de lo que piensa, pero no con el propósito iluso, idealista y contra natura de crear el hombre nuevo ¿Y la mujer nueva?, Cilia, como pregonaba el Che, que sería solidario y sin ninguno de los vicios del individualismo capitalista, sino con el fin de perpetuarse en el poder y en el disfrute de la riqueza petrolera.
Los controles disfrazados de racionamiento, y viceversa, convierten a la población en minusválida y mendicante ante el poder omnipresente y desfachatado del Estado. En Cuba se materializó en la cartilla; en Venezuela en el control de precios y la guerra sin cuartel contra los productores privados. El chip de la gasolina limitará, obviamente, el libre tránsito. Cumplirá el mismo papel que los pasaportes en la Unión Soviética y los permisos de movilización de los hermanos Castro.
La única manera de viajar será en los autobuses, ferrocarriles (?) y líneas aéreas del Estado, imposible en el vehículo particular, no alcanzarán los 30 litros de gasolina que le toca a cada uno.
Durante más de 50 años el estalinismo ha sometido a los cubanos a las más inhumanas condiciones. Se les han exigido bestiales sacrificios e irracionales perfidias en el nombre de la soberanía, del socialismo, de la independencia ideológica, del gran salto hacia el futuro y de cualquier otra consigna estremecedora, pero han sido víctimas de un gigantesco engaño. Nada de lo prometido se ha hecho realidad mientras que los sacrificios, las pérdidas de calidad de vida se han multiplicado.
Hasta ayer los propagandistas asomaban cifras que colocaban a la isla en posiciones privilegiadas en educación, salud y deportes.
La experiencia de Barrio Adentro y la ortografía de los entrenadores deportivos han puesto las cosas en su lugar. La población cubana en general no está más sana, mejor educada ni rompe marcas atléticas, al contrario, tienen los peores índices. Sólo los integrantes de la camarilla que recibe atención médica y educación en el extranjero y que enfrentan el racionamiento con un número ilimitado de cartillas pasan el examen. Vendo chip con el retrato digitalizado del socialismo estalinista.
Por: RAMÓN HERNÁNDEZ
@ramonhernandezg
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