La mosca en la oreja
Hay frases que recorren la población de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha o de derecha a izquierda y se estacionan en cada extremo, antes de iniciar avanzadas o retornos, especialmente en países como el nuestro, de gran movilidad social y también política.
Y hay políticos que las adoptan y las pasean como si fueran propias, y hasta pretenden cobrar derechos de autor… lo hizo el presidente Rafael Caldera, en su primer gobierno, con aquel fósil lingüístico del perejimenismo: “¡vamos a echarle pichón!”, que tanto repitieron Eduardo Fernández, Oswaldo Álvarez Paz y otros discípulos sin derecho a sucesión (ni los hijos de don Rafael lo tuvieron)…
También lo hicieron el presidente Rómulo Betancourt: “periclitado”, “termocéfalos” (por cabezas calientes), “hampoducto” y “multisápidas” para referirse a las hallacas, y políticos como Luis Piñerúa Ordaz, que lanzó el término “barragana” en lugar de concubina, para darle en la torre a su compañero de partido Jaime Lusinchi… y lo hace el autócrata “Corazón de mi Patria”, cuya insistencia en mentir y en jugar con cartas marcadas es tan recurrente que ya ha hecho metástasis… solo falta que le canten Siempre en mi corazón, de Ernesto Lecuona, pero en inglés, You are always in my heart, porque es más cursi y apropiada para jalar mecate.
Ahora que invita a los periodistas de Globovisión y busca un acercamiento con los gobernadores de oposición y con la jerarquía eclesiástica, pudiera aprovechar para hacer las paces con el imperio (Obama acaba de declarar que nada de lo que ha hecho Chávez “ha tenido impacto serio sobre nosotros”)…
No lo llaman “Corazón de Oro” porque ese término pertenece al ex jefe de la Seguridad Nacional, Miguel Silvio Sanz, pero encarna las ofensas que profiere: golpista, embustero, plasta y muchas otras antes de llegar al “majunche” de ahora (según el Diccionario de Venezolanismos significa insignificante, mediocre, de mala calidad, ordinario) que lo define mejor que cualquier otro vocablo.
La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, no inventa ni rescata palabras, pero habla con mala ortografía: “No permitiremoz que ze ponga en juego el prozezo eLectoral, a travéz de matrizes de opinión en los dizcurzoz políticoz y ecxigimoz rezpeto para el árbitro”… y no le tiemblan las zetas al afirmar que Capriles tiene más menciones (¿o mentadas?) que Chávez en el canal oficial VTV, mientras el ventajismo, los abusos y los atropellos le pazan por delante y le zacan la lengua.
Por: PEDRO LLORENS
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