“Pero el petróleo y los dólares
fluyen y fluyen…”
Después de las burlas, descalificativos, amenazas ridículas y comentarios, Hugo Chávez afirma que el Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, “es un buen tipo”.
Ese cambio drástico en la apreciación se debe a una declaración ofrecida a una televisora de Miami que le preguntaba a Obama si Venezuela era un peligro a la seguridad de los Estados Unidos y su respuesta minimizando el “que lo que ha hecho Chávez en estos años no ha causado algun impacto serio en la seguridad de los Estados Unidos, que Venezuela no es ninguna amenaza.
Mientras Chávez se mostraba hasta feliz con “el buen tipo” que ahora es Obama, como si ignorar a Venezuela como “amenaza” no significara tambien no darle importancia, diferentes medios han reaccionado ante la declaración de Obama aduciendo algunas de las provocaciones y acciones señaladas en esa intención de convertirse realmente en por lo menos, una inquietud como es, por ejemplo, y bastante notoria, su relación con Irán, sus constantes manifestaciones de apoyos, convenios, desafíos desbordados antiamericanistas, así como el decidido respaldo a las atrocidades de al Assad en Siria y antes con Kadafi, las constantes reafirmaciones del cogobierno cubano-venezolano, los señalamientos sobre el manejo de drogas y lavado de dinero de altos jerarcas del gobierno, la inmensa compra de armas a Rusia y China, y un larguísimo etc., que pondrían en tela de juicio las moderadas declaraciones de Obama.
Por supuesto que en la campaña electoral de Estados Unidos cualquier cosa es un objetivo electoral y Romney, el republicano, forzó la situación. Eso es en Estados Unidos y su juego político.
Aquí lo que indica es otra vez la fragilidad del discurso de Hugo Chávez que no se manifiesta solamente en esta particular definición: “Obama es un buen tipo”, sino que indica la incoherencia absoluta que viene dándose en cada oportunidad que expone a Venezuela ante el mundo.
Recién comienza esta campaña y ya le quedan pocos temas para agotar. Y uno se pegunta: “¿Qué pensará Obama después de esta afirmación?” ¿Dará seriedad a esta relación que realmente no depende de más nada que de los dólares que se pagan por el crudo que se vende? ¿Qué importa si Obama dice que Chávez es una amenaza o no, ni que Chávez lo llame mafioso o maravilloso mientras fluyan petróleo y dólares?
Lo que significa, cercanamente, es que Obama debe haber aceptado ya sin sorpresa, esa peligrosa fragilidad en esta personalidad aquejada de desórdenes srios de que nos arriesgan en esta carrera angustiada de los venezolanos para rescatar la seriedad y estabilidad de nuestra nación, de nuestra estabilidad y nuestro progreso. Aquí estamos decididos a conseguirlo. Y eso es lo que tiene que saber el mundo entero.
Nos estamos jugando el destino de nuestras generaciones, la vida de nuestros hijos.Ya lo que diga o deje de decir Hugo Chávez, los autobuses con gente obligada a las concentraciones, las carrozas, los asaltos, los abusos o los halagos, no van a detener la voluntad de un pueblo acostumbrado a vivir en libertad. ¡Y sin hacer tanto el ridículo! ¡Qué pena ajena!
Por: Isa Dobles
Politica | Opinión
Sabado 14 de Julio, 2012
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