Aquí y ahora
Llama poderosamente la atención la reunión de altos funcionarios del gobierno de Chávez con la jerarquía eclesiástica, realizada a principios de semana en la sede de la Conferencia Episcopal, después de las relaciones tan hostiles que ha tenido el “comandante” con la Iglesia durante todo su mandato.
Los bateadores designados fueron el vicepresidente Elías Jaua; el ministro de Interior y Justicia, Tarek el Aissami y la ministra de la Juventud, Maripili Hernández, quienes llevaron el mensaje de Chávez a monseñor Diego Padrón, presidente de la CEV y los obispos venezolanos. El Presidente de la República no fue, pero, como es su nueva costumbre, hizo una llamada telefónica para comunicarse con los presentes en el evento.
Jaua se pronunció posteriormente a favor de “restablecer” un clima de respeto institucional y respeto político entre ambas instituciones. ¡Vaya reconocimiento! Dando la primicia de que “la mayoría de los que están con el presidente Chávez son miembros de la comunidad católica”. ¡Aleluya! La respuesta de monseñor Padrón fue apegada a los principios que rigen esa institución fundamental de la sociedad.
Vale la pena recordar que, a pesar de los altibajos, agresiones y ataques, la Iglesia Católica ha mantenido su vigencia por más de 2.000 años. Se dice muy fácilmente, pero lo que eso encierra va más allá de cualquier interpretación.
De hecho, en el siglo pasado, resistió y sobrevivió con entereza, inteligencia, dignidad y la paciencia derivada de su fe cristiana, los embates de crueles y desquiciados dictadores como Hitler y Mussolini. Y, ni hablar de los regímenes totalitarios comunistas de la Europa oriental.
Recientemente, también los hermanos Castro han buscado acercamientos con la Iglesia Católica cubana, luego de años de desprecio y marginación en contra de sus seguidores. El año pasado permitieron, “graciosamente”, la celebración de la Navidad, luego de estar proscrita durante largo tiempo. También la controversial visita del papa Ratzinger fue permitida por quienes desde finales de 1961 se declararon, oficialmente, comunistas uña en el rabo, después de que hiciera lo propio Juan Pablo II en 1998.
Pues bien, “cosas veredes, Sancho, que farán fablar a las piedras” (cita mal atribuida al Quijote de Cervantes), cobra vigencia inusitada con el mencionado acto en la sede de la Conferencia Episcopal. Pero bueno, estamos en campaña electoral, Chávez se encuentra acorralado electoralmente por Henrique Capriles, y tiene que hacer de tripas corazón. Dicen los pragmáticos seguidores de Maquiavelo que todo vale para ganar votos y bajar las tensiones cuando estas no ayudan en ese sentido.
El Coyote vuelve a la carga.
Por eso manda a sus emisarios vestidos de oveja. En el pasado, en el olvido, en el imaginario de la memoria de paja de los venezolanos, quedaron los denuestos contra importantes prelados de la Iglesia.
Los ataques despiadados a los cardenales Velasco y Castillo Lara. Pero, si esas buenas intenciones expuestas por Elías Jaua (en nombre del presidente Chávez) son ciertas, pues bienvenidas sean. Aunque no sé por qué me asalta la mente aquel dicho popular de que el zorro pierde el pelo, pero no la mañas.
Por el momento, Capriles no se ha valido de comisionados, sino que ha tenido la disposición de estar de cuerpo presente, sin cartas bajo la manga, con los máximos representes del clero venezolano. Otra vez, el Correcaminos toma la delantera…
Por: FREDDY LEPAGE
@freddyjlepage
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