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LENÍN VALERO: Confiemos en Dios



Arrancó La campaña electoral

 

La confianza cuando se da y se pierde, se pierde en el hombre, pero en Dios no.

Los aspirantes presidenciales se apostaron el domingo en sus trincheras sentimentales. Hugo Chávez se fue al corazón del poderío militar venezolano: Maracay, y Henrique Capriles buscó los pueblos indígenas, donde el abandono estremece el corazón. Chávez lo hizo a seis días del cumpleaños (viernes 6) del General Raúl Isaías Baduel, quien instalado allá en Maracay en la 42 Brigada de Infantería de Paracaidista, lo restituyó en la Presidencia de la República en abril de 2002 y pocos años después fue llevado preso a la cárcel de Ramo Verde, donde permanece prisionero. Por su parte, Henrique Capriles lo hizo a dos días de luna llena (martes 3), cuando el indígena manifiesta su esperanza porque el venado se asoma para mostrar su nueva cornamenta, le llega el tiempo de cortar el mangle y recoger el heno, y los truenos anuncian la lluvia para la nueva cosecha. A Capriles le recuerdan que el próximo miércoles (11) es su cumpleaños. Baduel y Capriles son signo cáncer.

Tanto Capriles como Chávez buscan la confianza del pueblo. Capriles llegó a la Guajira en la tarde-noche y apareció en una lancha en el sector de Belén, en Nazaret, entre las aguas de la desembocadura del río Limón y el Lago de Maracaibo. Venía de Santa Elena de Uairén, estado Bolívar. “Vengo aquí a ganarme la confianza de ustedes”, les dijo. Los wayúu y los añú, estos últimos hoy llamados paraujanos, lo recibieron con aplausos. Son los mismos a los que el Presidente Chávez les ofreció construir un puente sobre el Lago de Maracaibo que llevaría el nombre de su Cacique Nigale, pero no lo construyó. Les falló en la palabra. Capriles cerró un pacto con los añú y wayúu y se comprometió con el desarrollo de los pueblos indígenas. “Es un pacto de confianza mutua”, dijeron sus líderes, entre ellos el diputado indígena a la Asamblea Nacional, Arcadio Montiel.

Entretanto, el General Baduel, convertido en un hombre que expresa una gran confianza en Dios, confiesa ahora en el libro, escrito por Oscar Perdomo Marín: “12 de abril de 2002 El ejemplo que Maracay dio”, que cuando comenzaron a estudiar estrategias militares, incluyeron la lectura de “El Arte de la Guerra”, un clásico de la estrategia militar china, de Sun Tzu. “La búsqueda me llevó a la conclusión de que la raíz del arte de la guerra es eminentemente taoísta. En los hechos de abril 2002 nos inspiramos en el Tao-te-King de Lao tsé y en “El Arte de la Guerra”. De Sun Tzu. Mientras más conocemos la violencia de la guerra, más deseamos la paz y esto, que parece un contrasentido, tiene una raíz taoísta, según la cual, el mejor militar no es agresivo. Nosotros hicimos el acuerdo social de vivir en Democracia y una de sus reglas fundamentales es el respeto a las ideas de los demás”. Por lo sucedido después con su compadre Chávez, El General Baduel guarda silencio entre rejas, tal vez pensando que en Venezuela la estrategia militar cubana se impuso sobre la china.

La confianza cuando se da y se pierde, se pierde en el hombre, pero en Dios no. “Hijo mío, cuando te acerques a servir al Señor, prepárate para la prueba; mantén el corazón firme, sé valiente, no te asustes cuando te sobrevenga una desgracia; pégate a Él, no lo sueltes, y al final serás premiado. Acepta todo cuanto te sobrevenga, aguanta enfermedad y pobreza, porque el oro se prueba en el fuego, y los elegidos, en el horno de la pobreza. Confía en el Señor, que Él te ayudará; espera en Él, y te enderezará el camino”. Eclo 2 (1-6). Confiemos en Dios para el bien de la patria y démosles un voto de confianza a quienes actúan de buena fe, así como lo hicieron los indígenas con Capriles: “Confianza mutua”.


Por: Lenín Valero
(Periodista)
leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez
Valera, Miercoles 11 de julio de 2012

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