HomeMundo & America LatinaALBERTO FRANCESCHI: ¿Lugo y Chávez en la misma olla?

ALBERTO FRANCESCHI: ¿Lugo y Chávez en la misma olla?



Uno a uno esos gobiernos subsidiados con nuestro petróleo, empezando por el cubano, desnudarán su crisis.

“El pecado de no aceptarle a Chávez
su execrable modelo exportable..”

 

La caída del presidente paraguayo ha traído al debate prácticamente todos los problemas de la política internacional y nacional. Pero se decepcionarán los que quieran ver similitudes entre la crisis paraguaya y la que nosotros arrastramos hace mucho, porque ni siquiera se parecen en el tipo de expectativas que despertaron las dolencias cancerosas de sus dos figuras emblemáticas.

Se trae a colación lo de abril de 2002 en Venezuela y lo cierto es que esos procesos tienen un único punto de coincidencia, independientemente de las características de la trama y las motivaciones de sus actores: se repudiaba estas farsas gubernamentales paralegales del llamado socialismo del siglo XXl.

El ahora ex presidente Lugo nunca pudo lograr lo que aquí se le facilitó a Chávez, entre enero y diciembre de 1999, desde la Corte Suprema de Justicia, y desde la Cámara del Senado y Diputados y otras instituciones, particularmente las FFAA, rendidos y arrodillados ante el poder despótico naciente, con muchos actores que desde entonces siguen postrados de hinojos ante el dictador.

Las dudas enormes, recurrentes, que asalta a toda persona que quiera interpretar los hechos de la política, vienen dadas porque al evaluar cualquier escenario, uno se topa de inmediato con la pretensión de quienes actúan, que quieren “filtrar” todo, con un trasfondo ideológico de acuerdo a sus intereses.

Ideología no es solo proponer determinados dogmas, valores o utopías, sino además intentar, a partir de una concepción preconcebida de los hechos, aspirar a moldearlos y hasta intentar torcerlos para que rindan los beneficios políticos que se aspiran.

Al senado que enjuició y destituyó a Lugo por mayoría superior al 95% de sus miembros, ese cuerpo es el mismo que durante 4 años por lo menos, ha retardado el plan de Chávez de asociarnos a Mercosur.

Podría decirse que gracias a los paraguayos, fue postergado el plan de Chávez de terminar de liquidar lo que quedaba de industria y agroindustria privada venezolana, para inmolarla ante los gigantes brasileños.

La presidencia de Lugo terminó siendo incompatible, como venía presagiándose, con la democracia conquistada en Paraguay, donde tienen muchas más razones que nosotros para no ser tolerantes con protervos dictadores ya que les tocó el general Alfredo Stroessner que se impuso por 35 años, desde 1954 hasta 1989. Y por eso han repudiado, hasta destituirlo, al padrote Lugo, que quiso desarrollar el autoritarismo presidencial, desconociendo la separación y control de los poderes, para mantener su equilibrio y no el servilismo que caracteriza la institucionalidad venezolana respecto al despotismo presidencial.

La terminología política antojadiza que se emplea en Venezuela, a partir de una política exterior saturada de ideología oportunista, condenó como “golpe de Estado” lo que es una corrección constitucional, absolutamente legal y legítima del parlamento paraguayo, que sencillamente sacó al compinche de Chávez de la presidencia.

Esa sanción, absolutamente soberana, se ejecutó en Paraguay motivada por el 10% de lo que Chávez nos ha hecho aquí, pero consideremos que a diferencia de ese país, “nuestra” Asamblea Nacional no tiene ni el 1% de la dignidad y apego a la Constitución.

Los alineamientos diplomáticos comprados por Chávez al precio del saqueo a nuestro país y que se han mostrado en Unasur para condenar a Paraguay, son acompañados en el colmo del cinismo ideológico por Raúl Castro, con 53 años en el poder totalitario con su hermano, a quien vemos condenando “el golpe de Estado” y bajo su tutela castrista “nuestro” canciller no ahorra epítetos haciendo caprichosos paralelismos con lo ocurrido aquí en 2002 o lo de Honduras con la sustitución de Zelaya por Micheletti.

Por nuestra parte constatemos que están desmantelando esa nueva cara del despotismo latinoamericano, que así se disfrace tiene la misma naturaleza en todas partes: una operación de estafa político-ideológica que manipulando procesos electorales, monta en los gobiernos, a nombre del pueblo, a una casta de corruptos hegemones del poder con pretensiones de eternizarse en él.

Y es a ese desmantelamiento que más teme el chavismo, porque aquí llegará, quiérase o no, la onda de choque de esa pelea contra esta verborrea revolucionaria de pacotilla que pudo sostenerse solamente con precios petroleros altos.

Ya encontrará Chávez a quien sobornar con los 25.000 barriles de petróleo que le mandaba a su compinche Lugo y que en un acto de soberbia le mandó a quitar de un día para otro a esa nación soberana que cometió como Honduras el pecado de no aceptarle a Chávez su execrable modelo exportable.

Si quieren lleven la cuenta: el próximo es Bolivia.

Uno a uno esos gobiernos subsidiados con nuestro petróleo, empezando por el cubano, desnudarán su crisis, cuando el don regalón moribundo ya no pueda seguir con la rebatiña, porque la fiesta está terminando y vendrá la policía si se ponen muy impertinentes los borrachos pendencieros.


Por: Alberto Franceschi
Politica | Opinión
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Viernes, 28 Junio, 2012