Los venezolanos afrontamos una
grotesca realidad de ventajismo
Falta apenas una semana y unos pocos días para que, el 1º de julio, comience oficialmente el período de propaganda electoral, aunque notoriamente la campaña electoral está en la calle. Los 2 candidatos que polarizan la intención de votos de los venezolanos han formalmente inscrito sus candidaturas y los ciudadanos tenemos que decidir entre 2 propuestas: premiar una autocracia militarista que tiene 14 años en el Gobierno, que ha dilapido los más cuantiosos ingresos petroleros que ha tenido esta nación y que en materia de inseguridad la logrado que la capital lidere el ranking de las ciudades más violentas del continente y el país contabilice más de 150.000 homicidios violentos en los 14 años de gobierno. La otra opción la encarna Henrique Capriles Radonski, joven político, con una reconocida trayectoria de servicio público legitimada en cargos de elección popular, diputado, alcalde y gobernador, que ofrece una propuesta de futuro, de progreso, fundada en la educación, de respeto al esfuerzo de cada quien y abiertamente comprometido en la lucha contra la delincuencia y la inseguridad.
Sin embargo, los venezolanos afrontamos una grotesca realidad de asimetrías, de ventajismo y desequilibrio para enterarnos cabalmente de las propuestas de dichos candidatos. En toda democracia, la oportuna y adecuada información constituye el insumo esencial para la toma de decisiones: cuando el acceso a la información se impide, restringe u obstaculiza la democracia se debilita, y en un contexto electoral, literalmente, se comete un fraude.
En el momento que escribo esta nota, el Presidente de la República, haciendo un uso arbitrario e ilegítimo de la atribución que le permite obtener espacios gratuitos en los medios de comunicación privados, confisca otra vez esta semana el sistema radioeléctrico, público y privado, para una alocución con el anuncio de la Misión Nueva Vida, que se utiliza, como es habitual, para hacer proselitismo político, para abonar en favor de su candidatura a la reelección, y profundiza así un terrible desequilibrio en relación con las posibilidades de exposición y visibilidad de la candidatura de la opción democrática. Y ¿qué hace el Consejo Nacional Electoral? Nada. Calla, se hace cómplice, consiente un abuso y un ventajismo que tipifican como fraudulento el proceso electoral.
Estas últimas semanas el presidente Chávez, candidato a la reelección, a pesar de la grave enfermedad que supuestamente padece, ha aumentado la frecuencia de sus alocuciones oficiales (sic) siguiendo un patrón insistentemente denunciado por actores políticos, asociaciones civiles que velan por los derechos civiles y políticos de los venezolanos e incluso referido en misiones internacionales de observación electoral, que consiste en el incremento de las cadenas presidenciales en la víspera de procesos electorales.
Consecuentes con su proverbial actuación ladina, las rectoras del CNE han permitido el impúdico ventajismo del comediante presidente en la promoción de su candidatura a la reelección. El teniente coronel Chávez, funcionarios de su administración y voceros del partido oficialista hacen literalmente lo que les viene en gana al utilizar bienes públicos con la condescendencia y complicidad inaudita del supuesto árbitro responsable de velar por la equidad en la contienda electoral.
Denunciamos que el CNE traiciona un mandato claramente establecido en la Constitución: “Los órganos del Poder Electoral garantizarán la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia de los procesos electorales”.
La abusiva, ilegítima y extensa cadena del miércoles 20 para anunciar la Misión Nueva Vida Venezuela no puede entenderse sino como una treta electoral de un candidato que en 14 años de gobierno ha estado de espaldas a este grave asunto que los venezolanos consideran uno de sus más acuciantes problemas, referencia que ocurre en evidente respuesta solapada a un tema de fundamental relevancia en la propuesta electoral de Capriles Radonski.
¿Por qué Chávez no acepta un debate con Capriles en igualdad de condiciones? ¿Por qué el CNE no lo promueve? Las más recientes cadenas del candidato oficialista tienen el agravante de programarse cuando el candidato Capriles tiene un acto público, lo que amplía la contumacia. Si el CNE se ha hecho la vista gorda en estos días de “precampaña” a pesar de tener a su disposición un instrumento tan claro como la Ley contra la Corrupción, debe ser firme en el reglamento de publicidad y propaganda: abajo cadenas.
Por: ÓSCAR LUCIEN
@olucien
Política | Opinión
EL NACIONAL
* Este es un sitio participativo. Para escribir aquí sólo tienes que registrarte en: reportero24@live.com