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FREDDY LEPAGE: ¡Chávez encadenado!



Aquí y ahora

 

La afirmación es pertinente porque, al menos hasta ahora, Chávez luce en esta campaña electoral como un candidato encadenado. Encadenado doble: por una parte, el cáncer que lo aqueja lo mantiene alejado de la gente. Son muy pocas sus apariciones públicas fuera de Miraflores y, además, son intermitentes.

Es decir, no tienen una continuidad que le permitan contar con un trabajo proselitista eficiente.

Y, por la otra, como consecuencia directa de la anterior, le ha dado por utilizar, de forma ventajista, el poderoso aparato publicitario del Estado, para realizar interminables cadenas de radio y televisión, para hablar de cuanta pendejada se le ocurra, con tal de tratar de minimizar los impresionantes actos masivos realizados por Capriles. Las concentraciones de Maturín, Maracaibo, San Cristóbal, Barcelona y otras han sido demasiado evidentes, como para asustar a cualquier picado de culebra.

Podríamos hablar de que, en esta atípico momento, es muy marcado el contraste entre un candidato que representa el pasado (Chávez), coreando las mismas promesas gastadas que, de tanto repetirlas, se convierten en palabrería hueca, sin nada nuevo que aportar, y otro candidato (Capriles) lleno de energía, capacidad e ideas frescas, renovadoras, para sacar a Venezuela del marasmo en que se encuentra.

En fin, dos contendientes y dos propuestas diametralmente opuestas. Más expropiaciones, mayor control sobre la economía, más autoritarismo militarista, menos libertades ciudadanas, más arbitrariedades, más corrupción, más inseguridad ciudadana; más de la misma medicina de estos larguísimos 13 años de gobierno de Chávez. Un país destruido por un “socialismo” que ya no se sabe de qué siglo es; cada día más dependiente del petróleo porque ya no se produce nada. La iniciativa privada está cada vez más acorralada.

La mayoría de los bienes y servicios son importados, gracias al chorro de petrodólares que todavía ingresan.

En la otra esquina hay una oferta inclusiva, que llama al encuentro de todos los venezolanos, independientemente de nuestras posiciones políticas. En la cual se le da el lugar que se merece a las libertades individuales, sin atropellos y despropósitos aberrantes y alienantes.

Un país donde el empeño individual y colectivo se convierta en pilar fundamental del desarrollo nacional, para la generación de empleos de calidad, y recuperar el tan anhelado bienestar colectivo, que nos ha sido arrebatado por esta mal llamada “revolución” trasnochada. Donde se pueda transitar con tranquilidad, sin el temor de ser asaltado, por las calles de la ciudades y pueblos. En suma, un país donde se pueda vivir en paz y tranquilidad.

Veo muy difícil que un aspirante a la Presidencia de la República, encerrado, encapsulado en las cuatro paredes de Miraflores, por más exposición mediática que tenga, pueda llegarle al alma, al corazón de la gente…

Podrán fabricar encuestas tarifadas, podrán hacer larguísimas cadenas, podrán amenazar con que hay que salvar la revolución, porque ese épico esfuerzo significa salvar la independencia nacional (aun cuando cada día somos más dependientes del petróleo y del exterior), podrán contar veinte veces el cuento del gallo pelón, pero no podrán convencer a un pueblo que a medida que transcurre el tiempo va abriendo los ojos, cansado de tanto engaño.

Las caminatas de Capriles, el contacto directo casa por casa, el abrazo del venezolano de a pie, sudado, pero esperanzado por un futuro mejor, no tienen sustituto. En Miraflores hay demasiado aire acondicionado que entumece los huesos…


Por: FREDDY LEPAGE
@freddyjlepage
Política | Opinión
EL NACIONAL