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Teodoro Petkoff: El salvador de la humanidad



(Chacu dixit); una personalidad
estructural ajena al debate

 

En el programa electoral de Chacumbele, después de navegar con más o menos aguante por el mar de gamelote de las cuatro primeras iniciativas ­todas bombásticas y hugocentrípetas­ se llega a la quinta proposición, que modesta y humildemente coloca al Presidente ante la tarea de “contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”. Tal cometido debe ser abordado porque “no podemos ser indiferentes al modelo capitalista depredador, que pone en riesgo a la especie humana por los cambios climáticos”.

Venezuela, por lo visto, le queda chiquita y ofrece sus buenos oficios al mundo entero. Sin embargo, para quien se presenta como constructor del socialismo debería ser mucho más importante no ser indiferentes frente al modelo dizque socialista, pero depredador, que causó en la antigua Unión Soviética, en China y en la antigua Alemania Oriental las peores catástrofes ambientales que ha conocido el planeta, mucho peores que las habidas en cualquier país capitalista.

De ese “socialismo” es del que hay que huir. De modo que, si se trata de contribuir a la preservación de la vida en el planeta, Chacumbele debería ser radicalmente crítico con ese modelo que lo desvela, en su encarnación cubana, y decirnos con claridad cuáles y de qué tipo son las medidas que propone para alcanzar tal objetivo.

Aunque no sea sino para hablar pendejadas, como esas que desde hace años todavía espeta de vez en cuando con aquello de limpiar el Guaire. Como se sabe, esa cloaca a cielo abierto sigue tan sucia y podrida como siempre.

Concluye el programa con una insólita sugerencia: “ojalá que con el otro sector minoritario que nos adversa, podamos debatir y confrontar con altura cada una de estas ideas…”. Cómo se ve que Chacumbele ni siquiera se ha leído “su programa”. Los que lo redactaron todavía no conocen bien a su jefe. ¿Chávez debatir con sus adversarios? Se fumaron una lumpia los redactores. Unos días después de inscribir su candidatura y presentar su programa, lanzó sobre Capriles toneladas de denuestos y expresó, explícitamente, que le daría “vergüenza” debatir con este, que es “la nada”. Y aprovechó para rankearse diciendo que ojalá Betancourt, Caldera o Jóvito estuvieran vivos; “porque esos sí son de su talla y con ellos sí debatiría”. Curioso y extraño elogio a la Cuarta República, que a más de un chavista debe haberle revuelto la bilis. Claro, no hay riesgo alguno en retar a unos personajes ya fallecidos. Pero, él mismo ha elogiado varias veces a Eduardo Fernández, conceptuándolo como un político serio, “con el cual provoca conversar” (Chacu dixit ). Bueno, discuta entonces con Eduardo. Rételo. Pero no lo hará, por supuesto que no. Chacumbele es una personalidad estructuralmente ajena al debate. Empezando que quien se pone bravo apenas lo contradicen no puede ser interlocutor en un debate y ya sabemos que Chacu se pone bravo tomándose un vaso de agua. Pero, y es lo más importante, Chacu no concibe a sus adversarios como tales sino como “enemigos” y con los “enemigos”, dice el gran estratega, “no se discute” sino que se les acorrala y se les extermina ­aunque sea retóricamente, a punta de lengua.


Por: Teodoro Petkoff
Jueves 21 de Junio de 2011