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LORENZO FIGALLO CALZADILLA: No volvió a su casa



“La despedida de un generoso
amigo de la infancia..”

 

Duele tanto como la partida de un familiar. Las calles de nuestra Venezuela se han convertido en un vasto cementerio.

Unos vivíamos en los bloques y otros en las casitas de las veredas. Crecimos en el vecindario entre juegos de trompo, perinola, metras y sobre todo volando papagayos. En el terreno vacío las partidas de beisbol y fútbol eran permanentes. Las mamás nos iban a buscar porque había que terminar las tareas e ir a la escuela. Los regaños iban y venían.

Acuérdate de que sacaste malas notas y tienes que estudiar para que tengas un futuro. Los perros que recogía Jimmy siempre lo acompañaban. Hasta cinco llegaron a dormir en la puerta de su casa.

Al terminar la primaria fuimos zonificados al mismo liceo. Allí la amistad se afianzó. Jimmy era un líder.

Buen estudiante y deportista, parecía el asistente del profesor de Educación Física. En esos tiempos hablábamos de lo que queríamos estudiar en la Universidad.

Un día llegó corriendo nerviosa al liceo la hermana, para decirle que su papá se cayó y tuvieron que llevarlo de urgencia al hospital. Nos enteramos después de que había muerto de un infarto. Este evento le cambió la vida. Consiguió trabajo los sábados en una cauchera y con lo que ganaba ayudaba en su casa.

El ciclo diversificado lo hicimos en la Técnica Industrial. Él estudió Máquinas y Herramientas. En las noches con un tío aprendía carpintería. Se convirtió en el plomero y carpintero del sector.

Amplió la casita de sus viejos, se casó con Joanna, quien estudió con nosotros, e hizo su familia.

Tuvieron tres muchachos que hoy son adultos.

Rodeado de afecto, el viejo Jimmy pasaba los días entre viajes a la guardería con sus nietas y caminatas con los perros por la plaza. Hoy, después de dejar a las niñas, se encontró con que estaban robando la panadería y salieron disparando. Aquí estoy sentado en el medio de la calle junto a su cuerpo. El amigo de siempre no estará más. Una parte de mi vida se va con él. ¿Cómo recibirán Joanna y los muchachos lo sucedido? ¿Qué les diremos a las niñas cuando pregunten por qué su abuelito no las fue a buscar? Hoy no regresará a su casa. Hay un vacío en mi alma. ¿Adónde se irán los sueños? Al fondo y muy aislado está el palacio. En su interior se escuchan carcajadas que rebotan como ecos tristes en las ciudades y pueblos del país.

Vuela, Jimmy, vuela en paz, hermano, junto a tus sueños y el papagayo de colores de ayer.


Por: LORENZO FIGALLO CALZADILLA
Juevess 21 de Junio de 2011