Tiempos de cambio

Es insólito que dos perseguidos y excluidos por este Gobierno sean ahora sus aliados electorales, pese a que en carne propia han sentido el peso del abuso de poder, del trato denigrante, de la injusticia y de la prepotencia. Y lo que más sorprende es que ese apoyo se dé en el marco de un turbio proceso que condujo al desconocimiento de las direcciones políticas de los partidos Patria para Todos y Podemos.

Lo de Podemos no tiene nombre, y es poco lo que puede agregarse a ese despojo bochornoso para el cual se ha puesto en juego todo el entramado político y judicial con el que cuenta el Gobierno. Quiero hablar un poco del caso PPT, y en específico de Rafael Uzcátegui. En lo personal, tengo un gran respeto por Uzcátegui, designado por el Tribunal Supremo de Justicia como secretario general del PPT en una decisión que, a leguas, deja ver las costuras de una operación política fraguada en el Gobierno. Ha sido un luchador de toda la vida, ha enfrentado persecuciones, cárceles y tortura por defender sus ideas.

La llamada cuarta república lo puso tras las rejas, le hizo juicio militar en varias ocasiones y le violó sus derechos humanos a un debido proceso. Pero la quinta república lo execró por sus posiciones críticas frente al gobierno de Hugo Chávez.

Uzcátegui fue una de las voces que, en medio de la discusión interna en el PPT, manifestó en 1998 sus reservas frente a la candidatura de Chávez.

Entre el sector de La Causa R que participó en los hechos del 4 F y del 27 N, y el grupo de los comandantes liderados por Chávez, hubo desencuentros, y sus detalles siguen en el misterio. Por eso también Pablo Medina se opuso al apoyo del PPT al hoy Presidente. Y en el caso de Uzcátegui, el último carcelazo que sufrió ­del cual salió cuando lo eligieron diputado suplente de quien esto escribe­ se debió, como es conocido tanto en La Causa R como en el PPT, a que fue delatado por un famoso teniente involucrado en el robo de unas armas en Fuerte Tiuna. A la vuelta de los años, cuando el PPT propuso el nombre de Rafael Uzcátegui como diputado para las elecciones parlamentarias de 2005, el Presidente lo vetó. Y para colmo, sí incluyó como candidato a la Asamblea Nacional al mencionado teniente. Con Uzcátegui pasa lo mismo que con Yoel Acosta Chirinos: son dos personajes ajenos a la incondicionalidad que exige Chávez a sus aliados.

Resultan incómodos porque en cualquier momento son capaces de aguar la fiesta en medio de ese torneo de adulancia permanente que protagonizan dirigentes que uno tenía como individuos críticos y con cierto nivel de autoestima.

Ya el Presidente se deshizo sin consideración alguna de Acosta Chirinos, su otro hermano del alma después de Francisco Arias Cárdenas. No pasará mucho tiempo para que Uzcátegui nuevamente pruebe en carne propia quién es el que manda en esa relación con un Chávez que, gracias a la ayuda del TSJ, convirtió al PPT en polvo cósmico y ahora le interesa que las siglas del partido azul aparezcan con su rostro en el tarjetón electoral.

El Gobierno necesita las siglas de Podemos y PPT para seguir alardeando de que el dilema del 7 de octubre es derecha o izquierda, y de que por supuesto para ser de izquierda hay que votar por el actual Presidente.

Tarde o temprano la vida le demostrará a Uzcátegui que el dilema en este país no es otro que el de escoger por la continuidad de un modelo autoritario, mesiánico y excluyente, del cual ha sido víctima el propio Rafael, o la posibilidad de que se abra camino a un nuevo momento político en el que cobren vida y vigencia todos los postulados de la carta magna de 1999, que hoy han sido violentados, ignorados o desfigurados en nombre de una retórica supuestamente revolucionaria.

Por: VLADIMIR VILLEGAS
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