La mosca en la oreja
El pasado domingo en la plaza Caracas, Henrique Capriles Radonski levantaba los brazos, izquierdo, derecho; uno primero y otro después, sin decidirse… y luego apuntaba al público, con el pulgar levantado, derecho, izquierdo y gritaba: “¡Venezuela te quiero, te quiero Venezuela, viva Venezuela, Venezuela estoy a tu servicio!”… con el evidente propósito de ganar espacio a las ideas y tiempo al discurso (sobró gente y faltaron palabras en un acto que pudo ser histórico)…
-No lo quiero para que hable sino para que gobierne, aseguraba (cerca del Bolívar de Victorio Macho) una señora (la llamaban Nora) ante un grupo que al parecer hubiera preferido un discurso menos abstracto que las manifestaciones de patriotismo del candidato.
Los actos del martes en Maturín y del miércoles en Cumaná parecen haberle dado la razón a Nora.
Al día siguiente, en la plaza Diego Ibarra, un acto de magia hizo aparecer al presidente Hugo Chávez tras un podio (muletas incorporadas), sobre el entarimado diseñado especialmente, donde cantó, bailó y habló (mintió) ante un público acomodado en estaciones, grupos, filas, montones (desde arriba eran solo manchas aisladas sobre el asfalto) según los intereses de cada quien: los que buscaban casa, los que querían créditos, los que cuidaban su trabajo, los espontáneos, los amenazados, los vigilados, los que vinieron solos, los nariceados, los billulleados… para que los cubanos pudieran controlarlos mejor (otra vez será).
-Míralo como baila, está enterito, decía Yuimery a su mamá Pancha (no confundir con la nana Pancha de Pedro Infante, la que “si se arma bola / se sube a la rocola / y saca una pistola / más grande que un cañón”.
La vieja Pancha, experta en imposturas (como la del falso portugués que le preñó a su hija) decía que el candidato parecía la burrita de la canción: “Da dos pasos para´lante veinticuatro para´tras”.
Para no desperdiciar lo que quedaba del efecto “fentanilo”, la nueva droga cien veces más potente que la morfina (informe publicado por ABC), que lo alborotó hasta ponerlo a brincar con Reyna Lucero, el comandante remendado se dedicó a alborotar a los militares con embustes increíbles que no pasaron inadvertidos en el exterior: el Departamento de Estado estadounidense informó que estará muy vigilante sobre la supuesta fabricación en el país de aviones no tripulados con tecnología iraní.
Un loco frenético, aliñado con “fentanilo”, puede provocar una guerra mundial.
Por: PEDRO LLORENS
pllorens@el-nacional.com
Política | Opinión
EL NACIONAL
