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HUMBERTO PRADO: “No tenemos cárceles, tenemos un infierno”



El Ejecutivo Nacional debería firmar el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y otros Tratos ó Penas Crueles, Inhumanas ó Degradantes.

“No tenemos cárceles,
tenemos un infierno”

 

–Entre las prisiones de ayer y las de hoy… 

-La pólvora sustituyó al chuzo. 

–¿Quién sabe más sobre el tema: Iris Varela o usted? ­

-Ella está en la isla de la fantasía y yo estuve en el infierno. 

–Luego de penar durante ocho años en cuatro cárceles, ¿qué le impresionó en libertad? ­

-Ver el Metro. 

–¿Le hubiera enaltecido el cambio de “preso” a “privado de libertad”? ­

-No, como dicen los policías: preso es preso y su apellido es candado. 

–¿Y la eliminación de los antecedentes penales? ­

-La ministra debe explicar ampliamente cómo será eso. 

Más bien deberían eliminar el acceso a la información pública a través de la web para evitar la estigmatización y la discriminación. 

–¿Le quedó algún estigma? ­

-No, la cárcel me dejó experiencia, me dignificó. 

–¿Quiso fugarse? ­

-Desde que entré. 

–¿Quién lo protegía? ­

-Los presos se protegen con sus propios compañeros. 

–¿Quién lo transformó? ­

-El padre José María Olaso. 

–¿Era más respetado como coordinador de deporte del recinto? ­

-Los únicos que me querían hacer daño eran la GN y los vigilantes. Cuando les hablabas de derechos humanos ponían la peinilla firme. 

–¿Un momento difícil? ­

-Cuando murió un compañero en mis brazos. 

–Además de observar, ¿qué más ha logrado el Observatorio Venezolano de Prisiones? ­

-Llevar el tema al ámbito internacional. La CIDH ha emitido medidas provisionales de protección a los internos. 

–Fuera el país de la CIDH, ¿quién podrá defenderlos? ­

-Yo, ante la ONU y otras instancias internacionales. 

–¿Qué pensó su primer día en chirona? 

-­Una frase de Fiódor Dostoievski: “Las cárceles son el infierno porque es no poder amar”. 

–¿Y el último? ­

-No lo podía creer. Salí con un indulto el 23 de diciembre de 1986. 

–Al graduarse de abogado, ¿qué pensó de usted mismo? ­

-Que en la vida no hay imposibles. 

–¿A cuántos salvó de su experiencia? ­

-Saqué de la droga y de la muerte a muchos, a través del deporte. 

–Y ahora lo culpan de la crisis en Rodeo I y II… 

-El Gobierno nunca ve sus problemas, sino a quien denuncia. 

–¿Prenden los medios la candela? ­

-No. Los medios son los ojos de la justicia. Sin ellos, el Estado hubiera exterminado a todos los reclusos. 

–¿Lo incomprendido del privado de libertad? ­

-Su realidad. Los criminólogos dicen que las cárceles no son la solución al problema; no se dan cuenta de que, en vez de procesar, los jueces se la pasan pintándose las uñas. 

–¿El gran negocio carcelario? ­

-El del Estado: tener a la gente presa. 

–¿El remedio? ­

-No entrar a prisión. 

–¿Quién introduce las armas? ­

-Las personas que nunca son requisadas, porque a los familiares le revisan hasta el alma. 

–Es revelador que esas armas tengan el sello de Cavim… 

-No sólo de Cavim, sino de las industrias más sofisticadas. Sólo falta meter un submarino. 

–¿Cuántos funcionarios penitenciarios deberían estar tras las rejas? ­

-50%, por corruptos. 

–¿Ha variado la ley? ­

-En mis tiempos el sistema era inquisitivo; ahora es acusatorio. 

–¿Para qué ha servido el COPP? ­

-Para que la población carcelaria pasara de 24.000 a 50.000 reclusos. 

–¿Una nostalgia carcelaria? ­

-Mi madre detrás de las rejas. 

–¿Algo alegre? ­

-Únicamente, la visita familiar. 

–¿Cabe el humor? ­

-Aprendiendo a asumir las cosas como vengan. Como no se puede cambiar la realidad hay que luchar. 

–¿Qué reconoce al Gobierno en la crisis de La Planta? ­

-Trasladaron el problema a otros estados. Alejaron a los reclusos de sus tribunales naturales. Izaron banderas, soltaron palomas y hasta celebraron una misa por el vecino y el recluso muerto. 

–¿Qué hubiera hecho usted? ­

-Recuperar el internado de El Junquito para albergar un primer grupo de 600 personas. 

–¿Se siente especial? ­

-El día que la Embajada del Canadá y la UCV me dieron el premio de derechos humanos. 

–¿Cuántos como usted salen dignificados? ­

-Ante la dureza de la sociedad, muy pocos. 

–¿Congenió con un pran? ­

-No existían. Había respeto entre la población reclusa. 

Hoy, los pranes cobran a los presos la famosa cuota semanal. 

–¿Vio la foto de Iris Varela abrazada con uno de ellos? ­

-¿El abrazo de la muerte? Uno no puede abrazarse con el crimen. 

–¿Una recomendación a la ministra? ­

-Que le dé la oportunidad a una persona con experticia en materia carcelaria. 

–¿La esperanza carcelaria? ­

-Que siempre hay un mañana. 

–¿La prisión “5 estrellas”? ­

-Aquí ninguna; hasta en las más nuevas matan. En Canadá hay una con 15 chalets suizos, cada uno para 8 internos, sin muro, sin serpentina ni guardias. 

–¿Será así aquí? 

-­En 90 años. Nelson Mandela dice que las sociedades son más ilustres mientras mejor tratan a la población carcelaria. Aquí hay 40% más posibilidades de morir en la cárcel que en la calle. 

–¿Qué vislumbra? 

-­Con las cárceles en un barril de pólvora, el Estado espera que exploten para actuar con procedimientos espasmódicos. 

–¿Qué pasaría en Venezuela si las privatizaran? ­

-Pudieran estar mejor. Por ahora no pueden estar peor. 

No tenemos cárceles, tenemos un infierno.

*HUMBERTO PRADO, COORDINADOR DEL OBSERVATORIO DE PRISIONES.


Por: JOLGUER RODRÍGUEZ COSTA
jolguerr@gmail.com
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EL NACIONAL
DOMINGO 03 DE JUNIO DE 2012