“No tenemos cárceles,
tenemos un infierno”
–Entre las prisiones de ayer y las de hoy…
-La pólvora sustituyó al chuzo.
–¿Quién sabe más sobre el tema: Iris Varela o usted?
-Ella está en la isla de la fantasía y yo estuve en el infierno.
–Luego de penar durante ocho años en cuatro cárceles, ¿qué le impresionó en libertad?
-Ver el Metro.
–¿Le hubiera enaltecido el cambio de “preso” a “privado de libertad”?
-No, como dicen los policías: preso es preso y su apellido es candado.
–¿Y la eliminación de los antecedentes penales?
-La ministra debe explicar ampliamente cómo será eso.
Más bien deberían eliminar el acceso a la información pública a través de la web para evitar la estigmatización y la discriminación.
–¿Le quedó algún estigma?
-No, la cárcel me dejó experiencia, me dignificó.
–¿Quiso fugarse?
-Desde que entré.
–¿Quién lo protegía?
-Los presos se protegen con sus propios compañeros.
–¿Quién lo transformó?
-El padre José María Olaso.
–¿Era más respetado como coordinador de deporte del recinto?
-Los únicos que me querían hacer daño eran la GN y los vigilantes. Cuando les hablabas de derechos humanos ponían la peinilla firme.
–¿Un momento difícil?
-Cuando murió un compañero en mis brazos.
–Además de observar, ¿qué más ha logrado el Observatorio Venezolano de Prisiones?
-Llevar el tema al ámbito internacional. La CIDH ha emitido medidas provisionales de protección a los internos.
–Fuera el país de la CIDH, ¿quién podrá defenderlos?
-Yo, ante la ONU y otras instancias internacionales.
–¿Qué pensó su primer día en chirona?
-Una frase de Fiódor Dostoievski: “Las cárceles son el infierno porque es no poder amar”.
–¿Y el último?
-No lo podía creer. Salí con un indulto el 23 de diciembre de 1986.
–Al graduarse de abogado, ¿qué pensó de usted mismo?
-Que en la vida no hay imposibles.
–¿A cuántos salvó de su experiencia?
-Saqué de la droga y de la muerte a muchos, a través del deporte.
–Y ahora lo culpan de la crisis en Rodeo I y II…
-El Gobierno nunca ve sus problemas, sino a quien denuncia.
–¿Prenden los medios la candela?
-No. Los medios son los ojos de la justicia. Sin ellos, el Estado hubiera exterminado a todos los reclusos.
–¿Lo incomprendido del privado de libertad?
-Su realidad. Los criminólogos dicen que las cárceles no son la solución al problema; no se dan cuenta de que, en vez de procesar, los jueces se la pasan pintándose las uñas.
–¿El gran negocio carcelario?
-El del Estado: tener a la gente presa.
–¿El remedio?
-No entrar a prisión.
–¿Quién introduce las armas?
-Las personas que nunca son requisadas, porque a los familiares le revisan hasta el alma.
–Es revelador que esas armas tengan el sello de Cavim…
-No sólo de Cavim, sino de las industrias más sofisticadas. Sólo falta meter un submarino.
–¿Cuántos funcionarios penitenciarios deberían estar tras las rejas?
-50%, por corruptos.
–¿Ha variado la ley?
-En mis tiempos el sistema era inquisitivo; ahora es acusatorio.
–¿Para qué ha servido el COPP?
-Para que la población carcelaria pasara de 24.000 a 50.000 reclusos.
–¿Una nostalgia carcelaria?
-Mi madre detrás de las rejas.
–¿Algo alegre?
-Únicamente, la visita familiar.
–¿Cabe el humor?
-Aprendiendo a asumir las cosas como vengan. Como no se puede cambiar la realidad hay que luchar.
–¿Qué reconoce al Gobierno en la crisis de La Planta?
-Trasladaron el problema a otros estados. Alejaron a los reclusos de sus tribunales naturales. Izaron banderas, soltaron palomas y hasta celebraron una misa por el vecino y el recluso muerto.
–¿Qué hubiera hecho usted?
-Recuperar el internado de El Junquito para albergar un primer grupo de 600 personas.
–¿Se siente especial?
-El día que la Embajada del Canadá y la UCV me dieron el premio de derechos humanos.
–¿Cuántos como usted salen dignificados?
-Ante la dureza de la sociedad, muy pocos.
–¿Congenió con un pran?
-No existían. Había respeto entre la población reclusa.
Hoy, los pranes cobran a los presos la famosa cuota semanal.
–¿Vio la foto de Iris Varela abrazada con uno de ellos?
-¿El abrazo de la muerte? Uno no puede abrazarse con el crimen.
–¿Una recomendación a la ministra?
-Que le dé la oportunidad a una persona con experticia en materia carcelaria.
–¿La esperanza carcelaria?
-Que siempre hay un mañana.
–¿La prisión “5 estrellas”?
-Aquí ninguna; hasta en las más nuevas matan. En Canadá hay una con 15 chalets suizos, cada uno para 8 internos, sin muro, sin serpentina ni guardias.
–¿Será así aquí?
-En 90 años. Nelson Mandela dice que las sociedades son más ilustres mientras mejor tratan a la población carcelaria. Aquí hay 40% más posibilidades de morir en la cárcel que en la calle.
–¿Qué vislumbra?
-Con las cárceles en un barril de pólvora, el Estado espera que exploten para actuar con procedimientos espasmódicos.
–¿Qué pasaría en Venezuela si las privatizaran?
-Pudieran estar mejor. Por ahora no pueden estar peor.
No tenemos cárceles, tenemos un infierno.
*HUMBERTO PRADO, COORDINADOR DEL OBSERVATORIO DE PRISIONES.
Por: JOLGUER RODRÍGUEZ COSTA
jolguerr@gmail.com
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EL NACIONAL
DOMINGO 03 DE JUNIO DE 2012