Artillería de Oficio
Contra todo pronóstico Hugo Chávez habló, y lo hizo hasta el cansancio la tarde de su inscripción en el CNE; jugó, como sólo él puede hacer, creando expectativa sobre su salud, invirtiendo el guión al cantar coplas con las folclóricas Reina Lucero y Cristina Maica, como es costumbre cada vez que concluye un discurso. Después le cedió la palabra a JVR para hacer creer que no lo haría. Falso de toda falsedad.
Habló como siempre, durante horas, gritó, vociferó, insultó, invocó a Bolívar y anunció un milagro: que está vivo, cuando apenas hace un año estaba desahuciado por el cáncer anunciado por Fidel Castro, enfermedad útil para justificar sus incompetencias y manipular ad náuseam durante la campaña electoral Misión Lástima, por eso hay gente que con, toda razón, cree que es teatro.
Al candidato Capriles Radonski tampoco lo convence su enfermedad y recomienda no caer en especulaciones sobre la salud del Presidente.
Chávez ha introducido la especie de su gravedad y sanación como elementos efectistas de su campaña. En las 3 elecciones presidenciales que le han permitido permanecer durante 13 años en el poder, y en esta, no ha hecho otra cosa que repetir las mismas ilusiones fallidas y los ataques miserables contra sus contendores: a Rosales lo llamó el “currutaco”; a Capriles, “majunche”; a ambos, “apátridas”. Cataloga a los candidatos opositores como instrumentos del imperialismo para dar al traste con su revolución socialista y derrocarlo.
El lunes, en un intercambio de palabras con el rector del CNE, Vicente Díaz, que le reclamaba el ventajismo de su campaña electoral, Chávez que sabe que sus días están contados y vio el domingo la gran convocatoria de la oposición visiblemente molesto, le replicó al rector que la oposición debe reconocer los resultados. No es nada nuevo, en el pasado también la acusó de querer desconocer el resultado del referéndum revocatorio del 15 de agosto de 2004 y conducir el país a la violencia; repitió la misma cantaleta en las presidenciales del año 2006 y ahora vuelve con idéntica canción, de cara a las elecciones del próximo 7 de octubre, para que el mundo no crea que habrá fraude. Lo que pretenden el Gobierno y sus siniestros operadores es que el candidato de la unidad acepte por adelantado una derrota electoral.
Toca a rebato.
Un cómico serio:
Chávez intenta desacreditar a su joven contendor por su parquedad en algunos asuntos, se queja de que su campaña es aburrida y hace un llamado al Conde del Guácharo, que había participado en las elecciones de 2006, para que se inscriba de nuevo. Fue una broma pesada. En Venezuela existen suficientes y graves motivos para enseriar la campaña; ya es hora de ponerle fin a la interminable habladera de paja, cuentos y anécdotas personales, chistes malos, canciones desafinadas, del exacerbado histrionismo.
Afortunadamente, Capriles no es actor, ni cantante ni beisbolista, tampoco es militar.
Eso es bueno. Esperemos que inaugure en el país una cultura política de trabajo silencioso y decente. Desde la óptica de los corruptos, la honestidad y seriedad resultan muy aburridas. Pasar de una cultura política del vértigo, el derroche y la diversión a una cultura política del aburrimiento y el trabajo sería lo mejor que le podría pasar a este país arrasado.
La invitación del Presidente al actor cómico Benjamín Rausseo, para que se inscribiera en las elecciones de octubre tuvo una respuesta responsable: “Ya Venezuela tiene dos candidatos, tiene dos propuestas. Que el pueblo decida.
Yo soy un cómico serio. Para la próxima con mucho gusto”, es cribió el Conde der Guácharo en su cuenta de Twitter.
Por: MARIANELLA SALAZAR
msalazar@cantv.net
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