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VLADIMIR VILLEGAS: Capriles: la fuerza de la Venezuela diversa



En las anteriores campañas, el reto era llenar de gente la avenida Bolívar de punta a punta. Ayer estaba llena de autobuses.

Tiempos de cambio

 

Si algo le faltaba a la candidatura de Henrique Capriles Radonski era una demostración contundente de fuerza, de calle, de capacidad de convocatoria a gran escala, y ese objetivo se alcanzó con creces gracias a la masiva caminata de diez kilómetros, realizada el pasado domingo como paso previo a la inscripción ante el Consejo Nacional Electoral.

Por más que los medios del “Estado”, pesuvizados hasta los tuétanos, pretendan desconocer y ocultar la gigantesca demostración de fuerza y unidad dada por esa masa humana sedienta de justicia y de cambio, y hastiada de exclusión, confrontación y autoritarismo, quedó claro que la candidatura de Capriles está tomando un músculo que debe tener de cabeza a las salas situacionales que le rinden cuenta al Presidente sobre lo que está pasando en el país. Allá la dirigencia chavista si quiere incurrir en el gravísimo error del autoengaño, y de subestimar lo que está pasando en toda Venezuela.

La candidatura de Henrique Capriles está convocando pueblo de todos los sectores. Y lo que vimos el domingo demuestra que se acabó el monopolio del chavismo entre los más humildes. Fue una marcha con la diversidad que caracteriza los momentos cruciales de la historia de los países, cuando se abre paso el cambio por entre los muros y las barreras del abuso de poder, de la injusticia, del atropello al adversario y del acoso contra quienes se atrevieron a romper con esa manera arbitraria de gobernar.

Ha sido un poderoso arranque formal de la campaña de Capriles, con el acompañamiento de los sectores que siempre se opusieron al actual gobierno, y de grupos, individualidades y movimientos que rompieron con el chavismo y su modelo de pensamiento único, y ahora forman parte del inmenso torrente de cambio que, por lo visto, va a expresarse con nitidez el 7 de octubre. Lo que vimos y sentimos el domingo pasado nos recuerda el empuje que de repente llevó a que el entonces candidato Hugo Chávez se convirtiera en el fenómeno electoral en 1998.

Así como el hoy jefe del Estado representó el instrumento con el cual el pueblo le dijo adiós a un viejo modelo político, hoy Capriles está logrando importante audiencia en esos sectores que tradicionalmente han sido bastiones del chavismo, y que se hicieron presentes en la marcha. Algo está pasando en el chavismo cuando sus bases de apoyo están escuchando el mensaje de cambio, de reconciliación, de respeto a sus derechos sociales, y de inclusión sin exclusiones.

Esa candidatura de Chávez no pudo ser frenada en 1998, a pesar de que la clase política de entonces hizo maniobras como el adelanto de las elecciones de gobernadores, y la unificación en torno a una sola opción, la de Henrique Salas Römer. Ahora el Gobierno, valiéndose del férreo control que ejerce sobre los poderes públicos, juega rudo, y por eso son desconocidas las direcciones legítimas de Podemos y Patria para Todos, para impedir que esas fuerzas de izquierda democrática postulen a Capriles, y para que sus siglas pasen a formar parte del llamado Polo Patriótico, a pesar de que la militancia de esos partidos hace tiempo no quiere nada con Chávez ni con el chavismo.

Pero, por si fuera poco, se adelanta un plan para la inhabilitación del gobernador del estado Lara, Henri Falcón, y cada día arrecia más la persecución política contra el gobernador del estado Monagas, José Gregorio Briceño, y contra todo lo que huela a “Gato”.

En definitiva, cada día que avanza el Gobierno despide el inconfundible tufo del pasado, de lo que va quedando atrás, de lo que tiene que ser superado y sustituido por una nueva fuerza, un nuevo liderazgo que está emergiendo, y cuya mayor fortaleza es la unidad en medio de la mayor diversidad. Parece que la era del pensamiento único está llegando a su fin.


Por: VLADIMIR VILLEGAS
vvillegas@gmail.com
Política | Opinión
EL NACIONAL