“…Es un aviso de victoria”
Hoy domingo 10 de junio de 2012, no importa qué suceda después, será recordado como un día histórico en el devenir político nacional. Porque hoy, si ningún imprevisto lo altera, en horas del mediodía, Henrique Capriles Radonski se estará inscribiendo como candidato a la Presidencia de la República para las elecciones del próximo 7 de octubre.
Pero no es eso lo trascendente. Cualquiera, con un mínimo esfuerzo, puede inscribirse como candidato presidencial.
Son otras circunstancias las que hacen de este acto un hecho muy especial. La primera es que el hombre que firmará las planillas en la sede central del Consejo Nacional Electoral es, en un hecho sin antecedentes en la historia de Venezuela, el representante de la alianza de todas las fuerzas democráticas que se oponen al proyecto militarista de Hugo Chávez, seleccionado a través de unas elecciones primarias en las que participaron más de 3 millones de personas.
La segunda circunstancia importante es que el acto significa la derrota de los tres argumentos usados en la guerra psicológica con la que los medios y voceros oficialistas intentaron desmoralizar a los sectores democráticos durante dos años consecutivos. Dijeron que no habría alianza unitaria, ni elecciones primarias ni candidato único. Con el acto de hoy, a los ojos de todos, y especialmente de los seguidores del oficialismo que son quienes más usan sus medios y ven las cadenas radioeléctricas presidenciales, queda verificado definitivamente que las tres cosas ocurrieron: hay unidad, hubo primarias y hay candidato único.
La tercera circunstancia que hay que destacar, y me atrevo a escribirlo cuatro días antes sin temor a equivocarme, es que la marcha que comenzará hoy a media mañana para acompañar al candidato es un aviso de victoria. Será, escríbanlo, una de las más grandes manifestaciones que se hayan realizado en estos tres ya largos y pesarosos períodos continuos de gobierno rojo en un acto de inscripción de un candidato presidencial opositor. El entusiasmo que se respira en el país augura que, como ocurrió con las elecciones primarias, el número de asistentes superará con creces los cálculos más optimistas.
Pero lo más importante de este acto es su significado político profundo. Porque, de una parte, la fuerza de la candidatura, la capacidad de movilización nacional que genera y la voluntad política que ha puesto en marcha es la constatación de que el chavismo se estancó como proyecto político en el apoyo popular y no logró “pulverizar” la disidencia democrática, que no sólo ha mantenido la fidelidad de sus seguidores, sino que ha ganado terreno, entre otras razones, gracias a la deserción de liderazgos importantes como el de Henri Falcón en Lara, Liborio Guarulla en Amazonas y todo parece indicar que el “Gato” Briceño en Monagas.
Y, de la otra, porque el acto de inscripción del candidato Capriles representa simbólicamente la consolidación de la entrada decisiva y triunfal en la escena política venezolana de una nueva escuela, una nueva generación y un nuevo estilo de hacer política que no proviene directamente de la tradición bipartidista de AD y Copei forjadora de la democracia venezolana, ni de las izquierdas democráticas que, como el MAS, el MIR y la Causa R, contribuyeron a consolidarla, pero no lograron transformarla.
El candidato que hoy se inscribe tampoco se afilia a la figura de los outsiders que en países en crisis aparecen repentinamente en el escenario electoral. No se corresponde, ni lejanamente, con la escuela de la conspiración cuartelaria de la logia golpista instalada hoy en Miraflores, ni con las tentaciones locales de la antipolítica que encontró en la candidatura de Irene Sáez su más acabada y efímera manifestación.
Su trayectoria, como la de los grandes estadistas latinoamericanos, se corresponde con la del político de oficio que desde muy joven participa en la creación de un partido político y va desempeñando cargos públicos diputado, alcalde, gobernador que le preparan para ejercer con sapiencia la primera magistratura sobre la base de una larga experiencia en las lides de la democracia.
No es poca cosa.
Por: TULIO HERNÁNDEZ
hernandezmontenegro@cantv.net
Política | Opinión
EL NACIONAL
DOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012