Ante la inminente entrega de
la banda presidencial
La transferencia de La Casona, de Fuerte Tiuna y del Palacio de Miraflores, además de los generosos privilegios, el Comandante debe vivir crisis de angustia y ansiedad no solo por la enfermedad que padece, sino al ver que se le esfuman las esperanzas de continuar en el poder omnímodo.
Como el primer miembro del PSUV, ya debe estar enterado que la mayoría de las empresas encuestadoras conocidas y reconocidas colocan a Henrique Capriles cabeza a cabeza o en primer lugar de la preferencia electoral. Tal vez le es difícil aceptar que su campaña por los medios de comunicación del gobierno, no ha logrado convencer a los potenciales electores y nuevos votantes que el PSUV debe conservar la Presidencia de Venezuela.
Con el afán de impedir lo irremediable, el Comandante convaleciente de su enfermedad, comparte la máxima responsabilidad política del país, con hacer campaña a favor de su partido y; no cesa en emitir declaraciones intervencionistas vía Twitter o llamadas a VTV -no obstante la “prohibición”, impuesta por el Consejo Nacional Electoral- de cara a los próximos comicios del 7 de octubre.
En lo que resta de su “gobierno socialista-comunista” seguramente lo ocupará en denostar a sus adversarios y a promover y magnificar los escasos “logros” de su “administración” de trece años para impulsar su candidatura, sin importarle las críticas, los comentarios negativos y las violaciones a los ordenamientos legales.
La angustia del Comandante de entregar el poder ha sido motivo para no atender ninguna de las “recomendaciones” que le haga el CNE, en virtud de que no puede ser sancionado. Además está acostumbrado a ejercer sin restricciones el gran poder presidencial, porque, cual marioneta dirige los hilos de todos los poderes.
Otro motivo de su desasosiego una vez que entregue el poder, sería el juicio de la historia o la serie de arremetidas que tendrá que enfrentar por sus malas decisiones, en especial por no hacer un extremado control contra el crimen organizado, que ha enlutado a miles de hogares venezolanos, además del deterioro irreversible que ha ocasionado en las Fuerzas Armadas Bolivarianas de nuestro país, por haberlas involucrado en su fallida “estrategia” socialista-comunista, que indudablemente ha sido un fracaso.
En sus frecuentes cadenas de “promoción gubernamental”, ahora disminuidas por su enfermedad, promueve su imagen, bajo el tramposo argumento de que en sus giras nacionales y en el extranjero ha mostrado “los múltiples resultados que ha tenido su gobierno” y repite sus discursos cargados de datos y cifras llenas de optimismo. Insiste en que Venezuela está en mejores condiciones que hace trece años, en un intento más de tratar de convencer a los amigos y amigas que “vivimos mejor que en los gobiernos del pasado”.
El Comandante entró sin mesura a la contienda electoral hace varios meses y es partícipe de la “guerra sucia”, de las artimañas de sus seguidores genuflexos y de los golpes bajos, que organizan los “estrategas de campaña” encabezados por José Vicente Rangel, Diosdado Cabello, Aristóbulo Isturiz Elías Jagua, Nicolás Maduro, y por lo tanto no existe impedimento legal para llevarlas a cabo. Además afirmó que Venezuela está mejor que nunca, llevarlas a cabo. Además afirmó que Venezuela está mejor que nunca, “pese a quien le pese”.
El Comandante no ha considerado que el rechazo de los “amigos y las amigas” por refrendar un nuevo período de gobierno, se debe a los altos índices de desempleo y pobreza; a la persistente corrupción en los altos funcionarios, protegidos por la impunidad. A lo anterior, habría que añadir el dramático aumento de la violencia, las ejecuciones masivas, los abusos y la incapacidad de las autoridades responsables para combatir a la delincuencia organizada en los últimos trece años.
Además, se debe sumar la división interna en el PSUV, las derrotas en elecciones regionales y locales y las prácticas tramposas antidemocráticas de los rojos-rojitos, como la compra de votos, padrones inflados, acarreo de votantes, uso electoral de los programas sociales o misiones y presión para los electores. Todo mezclado ha dado como resultado un verdadero “cochinero rojo-rojito”. Qué necedad del Comandante comunista de hacer tareas de proselitismo y alterar el equilibrio electoral
¿Ayuda o perjudica la intervención presidencial en la campaña de Henrique Capriles? ¿El Comandante seguirá violando la Constitución, gracias a la Ley Habilitante y a la inmunidad de su alto cargo? La arrogancia del Comandante, ¿será factor para ignorar las recomendaciones del CNE? ¿Alguien le hará caso al árbitro? Amanecerá y veremos.
Por: Zenair Brito Caballero
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@zenairbrito
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