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CARLOS BLANCO: Ex chavistas en la oposición



TIEMPO DE PALABRA

 

“Las fuerzas democráticas necesitan que la candidatura de Capriles sea de todos”.

Hay quienes resienten de la presencia de ex chavistas dentro de las filas de la oposición democrática. Desde esta esquina siempre se ha sostenido que la confluencia entre los más antiguos y consecuentes opositores con los que progresivamente se han desprendido de las filas del régimen, constituye una excelente noticia. Resulta una incongruencia tratar de vencer a Chávez y luego pedir certificados de pureza democrática en los portones opositores, entre otras cosas porque esos portones no existen o, al menos, no debieran existir, y porque nadie tiene derechos superiores a otros en este combate por la democracia y la libertad.

En rigor, ni siquiera cabe esa expresión según la cual “las puertas de la oposición están abiertas para recibir a los chavistas descontentos”, porque supone una especie de corral ya constituido al cual se llega, un destino que tiene zonas geográficas tomadas, cuando la realidad es que la oposición democrática está en permanente proceso de constitución, como ocurre en todo proceso social.

El desprendimiento de chavistas y su aproximación hacia las fuerzas democráticas se ha producido por varias vías. Una primera es la del derrumbe molecular que da cuenta de los que uno a uno, remolcados por sus propios y privados desencantos, se han despegado de la nave madre del régimen y se han puesto a navegar en el espacio sideral; unos han recalado en la oposición y otros en esa zona angustiosa del indeciso; es el grupo constituido por esos ciudadanos que despegaron del chavismo pero no encuentran pista de aterrizaje que no sea la, a veces pedregosa, de los simultáneamente hastiados de Chávez y de la dirección opositora.

Una segunda vía es la de los desprendimientos colectivos. Son esos glaciares políticos que, por efecto del peso o de la subida de la temperatura, se parten en trozos importantes que caen en el océano opositor. Las divisiones del PPT, MAS, del propio PSUV, han generado estampidas colectivas, con estructuras más o menos organizadas. Procesos que han impactado la articulación de las fuerzas opositoras.

Una tercera vía la han constituido los desprendimientos que si bien son individuales, se hacen con figuras significativas de lo que ha sido el chavismo. El más emblemático y temprano fue Luis Miquilena, aunque antes ya se habían producido los de Francisco Arias Cárdenas, Jesús Urdaneta Hernández, y otros dirigentes civiles y militares. Más adelante se produjeron otros, como el muy significativo del general Raúl Baduel, hasta los más recientes de los gobernadores de Lara y de Monagas. No se descuidó el chavismo con varios de estos y dedicó esfuerzos por volver a enamorarlos, sólo exitoso en pocos casos como los de Arias Cárdenas y Didalco Bolívar.

Así es como las fuentes chavistas de la oposición han sido múltiples, desde la base hasta arriba, de derecha como de izquierda, civiles y militares. La fuente de crecimiento de la oposición no podía ser otra que aquella embrujada por la oferta del Caudillo en los noventa.

IDEOLOGÍA IMPORTADA. Como se ha dicho, el encuentro entre el país que desde los inicios enfrentó el autoritarismo con los que lo abandonaron, es un hecho positivo que ha incrementado las fuerzas democráticas. Sin embargo, hay un fenómeno colateral que merece una discusión ideológica y política. Se trata del hecho de que muchos de los que se desprenden de la fuerza gravitacional del chavismo, sobre todo dirigentes, no sólo vienen con su gente sino con una interpretación de los hechos históricos recientes en los que curiosamente quedan muy bien parados, y los opositores más antiguos muy mal.

Muchos de esos dirigentes ex chavistas se opusieron, cuando estaban en el chavismo, a las luchas de los demócratas, a las marchas, al intento de eyectar a Chávez por la vía del referéndum y de la renuncia, a la protesta airada en las calles; ahora que están en la oposición, buscan que esta asuma el discurso que ellos tienen para justificar sus posiciones de cuando eran chavistas.

Un ejemplo clamoroso es el del 11A. En ese día Chávez huyó debido a la desobediencia militar -encabezada por Lucas Rincón- ante órdenes ilegales para disolver aquella inmensa manifestación que se aproximaba a Miraflores; nadie duda que hubiera una conspiración, pero esto no fue lo determinante, sino la acción de las masas, combinada con la desobediencia de los generales de Chávez. Desde luego, la interpretación es controversial, pero los ex chavistas que entonces eran importantes dirigentes del chavismo, pretenden que ese discurso condenatorio de lo que fueron acciones opositoras sea comprado por todas las fuerzas democráticas de hoy.

Así como ocurre con ese episodio, sucede con muchos otros en los cuales se difama de la historia de las luchas que los demócratas libran desde 1999 para que las posiciones que tienen varios líderes ex chavistas de hoy respecto a las que tuvieron en esos acontecimientos, queden incólumes.

RECUPERAR LA MEMORIA DE LAS LUCHAS. Lo anterior es parte de un debate ideológico que se desarrolla en los entresijos de la contienda política. Sin embargo, dado que en las actuales circunstancias de la campaña electoral pareciera que los grupos más importantes de dirección del candidato democrático, Henrique Capriles, son los de su partido, Primero Justicia, y por otra parte los que provienen del chavismo, no está demás puntualizar y reconocer las luchas libradas por la sociedad venezolana a lo largo de todos estos años, incluidos los iniciales. Desde esta esquina se reivindica la idea de que las marchas, las protestas, la abstención de 2005, la participación electoral de 2006 en adelante, la huelga general junto a su formidable esperanza luego fallida por los terribles errores cometidos, el inmenso y descomunal sacrificio de petroleros, los militares en la plaza de Altamira incluidos sus graves extravíos de apreciación, la candidatura fallida de Manuel Rosales, las parlamentarias, hasta las primarias que arrojaron la victoria de Capriles, aciertos y errores de la sociedad democrática, patrimonio que no puede ser dividido en la parte “buena” de la cual participa ahora el exchavismo, y de la parte “mala” cuando ese sector estaba en la acera de enfrente.

TAREA ELECTORAL. La importancia que tiene este análisis es de cara al futuro. Las fuerzas democráticas necesitan que la candidatura de Henrique Capriles sea apropiada colectivamente por todos los sectores, más allá de la intención de votar; hay que votar pero para tener opción de triunfo hay que convertir esa candidatura en una emoción nacional en la cual no existan exclusiones ni abiertas ni solapadas. La única forma de lograrlo es respetar la historia de todos, incluidos los que combatieron a Chávez desde la hora cero. Al exchavismo, ahora dirigente de la oposición, le conviene aportar cierta humildad.


Por: Carlos Blanco
Tiempo de Palabra
www.tiempodepalabra.com
@carlosblancog
EL UNIVERSAL
domingo 20 de mayo de 2012




 

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