HomeÚltimas NoticiasLUIS CHUMACEIRO: Extraditen a sus ratas

LUIS CHUMACEIRO: Extraditen a sus ratas



“Perdonen que sea tan insistente con el tema…”

 

¿por qué no se ha solicitado la extradición de Velásquez Alvaray y Aponte Aponte? La pregunta no es para usted, amigo lector, va directa a la Fiscala Generala de la República. También aspiro algún pronunciamiento de la presidenta del TSJ porque el trámite depende de las instituciones que dirigen.

Una causa de la inacción puede ser que no tienen preparado el expediente que sustente la solicitud. En pocas palabras, con la efectividad que caracteriza al sistema judicial venezolano, hasta ahora no se han enterado que ambos personajes cometieron delitos gravísimos en el país y, en consecuencia, no existen elementos probatorios que sustenten el pedimento de extradición. Pero tal situación contradice las múltiples acusaciones que los mismos rojos han hecho con tanto deleite.

La anterior hipótesis no sería verosímil si tomamos en consideración que ellos, los delincuentes, hasta el último momento, conformaron la elite del Poder Judicial y fueron designados con el apoyo del Comandante-Presidente-Mártir; como todos los que integran el Poder Judicial, incluyendo a las Luisas que se encuentran tan pasivas.

En pocas palabras, ellos venían de las propias entrañas de la revolución: uno del PSUV, flamante diputado, redactor de la Ley del Tribunal Supremo de Justicia que entregó la Judicatura en forma definitiva y, por tal servicio, obtuvo como premio su nombramiento; el otro, también beneficiado por su “eficacia”, originario del mundo militar en el que se constituyó en verdugo ejemplar. Mejor modelo del nuevo hombre revolucionario no puede existir.

Seamos consecuentes con nuestra predica y discurso. Coloquemos a los Estados Unidos contra la pared. Si el Imperio protege a los delincuentes, ¿por qué no hemos puesto en evidencia tal complicidad activando el mecanismo para traerlos aquí?; así serían juzgados por el mismo sistema que ellos edificaron. Pero no, no pasa nada y están a la espera de que se corra la página y esta sociedad enferma sustituya el tema con otros casos de impudicia que precisamente para eso abundan.

Pueden hacer una licitación para que los abogados revolucionarios, los mismos que normalmente cambian de bandera cada vez que rota el centro de poder, se ofrezcan gratuitamente para redactar todas las solicitudes, incluyendo las sentencias que deban fabricarse para traerlos. Eso si el problema es por falta de ratas que hagan el trabajo sucio. Pero todos sabemos que ahí no está el detalle y que sobran los émulos de Aponte y el otro.

Expliquen algo, el laboratorio de los viernes en los lares de la vicepresidencia, ¿son solo para la oposición? Cuando ustedes se reúnen para destruir la vida de las personas, ¿solo escogen a inocentes? De ser así, urge una reunión complementaria que bien podría ser los domingos en alguna residencia de un miembro del Consejo de Estado para trabajar el tema de los culpables y traidores en el seno de la propia revolución. Fíjense, en estos casos, es mucho más sencillo armar un expediente. Y se pueden echar pa’trás como en tanto caso de corrupto re-converso. A menos que siga privando la vieja sociedad de cómplices en esa cueva de mercaderes de la Justicia que queda por la avenida Baralt.

Díganle a los Estados Unidos que no pueden proteger a dos criminales que destruyeron la vida a numerosas familias venezolanas, corruptos, enlazados profundamente con el narcotráfico, al menos en el caso de Aponte. Explíquenles que los carteles de la droga lo tenían asalariado. Promuevan a los asistentes de las reuniones de los viernes, en la vicepresidencia, como testigos privilegiados de que estaban sometidos al poder para aplastar al que hiciera falta.

Un testigo de excepción podría ser Mario Silva, el primero que denunció a Makled y la maraña de corrupción que existe en el estado Carabobo. O lo mandaran a callar, otra vez, dejando libre a aquel General-Gobernador que parece seguir en el corazón de algún revolucionario. Hagan cualquier cosa pero tráiganlos ya; o, de una vez por todas, dejen de hablar pendejadas.


Por: LUIS CHUMACEIRO
@luischumaceiro
Viernes 28 de Mayo de 2011