HomeCriticaLUIS ALFREDO RAPOZO: El Acuerdo con Juanito Alimaña y sus dos compinches

LUIS ALFREDO RAPOZO: El Acuerdo con Juanito Alimaña y sus dos compinches



"El Chingo", líder negativo de La Planta e indicado de ser el promotor de las últimas reyertas.

¡Como se baten los cobres
dentro de una cárcel…!

 

“Mi hijo no es un cochino ni un perro-decía la señora que lloraba frente a la penitenciaría, viendo como salían los primeros procesados y sentenciados, que eran trasladados a “El Rodeo”, su nuevo centro de reclusión. Además-añadía la sufrida madre-, él se metió a evangélico, para aguantar ese infierno. Es verdad, que no es una “joyita”, porque tiene tres muertos que está pagando, pero tampoco estoy dispuesta a que se violen sus derechos humanos”. Entonces, la señora comenzó a saltar de alegría cuando “forro de urna” -su hijo-, iba pasando de tercero entre los primeros hombres trasladados a la población de Guatire. Iba con lo que tenía encima, sin más nada en sus manos que una Biblia, la cual usaba como un escudo protector. Había pedido expresamente que lo mandaran a ese centro porque en Yare tenía tantas “culebras”, que dudaba seguir viviendo una semana si lo mandaban allí.

Luego, como un conteo de gota a gota, siguieron saliendo con las manos en la cabeza, columnas de hombres famélicos; amarillos, con cara de mala conducta, llenos de cicatrices por todas partes, sin dientes, con los ojos extraviados, asustados, rebeldes, rencorosos, agresivos, pasivos, sin esperanzas, con esperanzas; había de todo, como un carnaval de rostros, que sufren en el purgatorio. Mil seiscientos hombres hacinados en un centro penitenciario que fue diseñado para menos de 400 sujetos, que en otra época, pagaban lo que fuera para estar allí, por ser un lugar mas o menos soportable, pero de unos años para acá, se pobló de tal manera, que la vida se hizo insoportable y de ser un lugar destinado para ladrones de cuello blanco, y delitos accidentales, “La Planta” se transformó en una cueva de “bichitos”, igual que en todas partes, sin ningún tipo de clasificación ni consideración, donde el pran es el que manda con su dictadura de códigos que se convierten en la diferencia de vivir o morir, a cambio de un pago semanal entre otras rentas y consideraciones, que marcan el día a día, ante la ausencia del Estado, y que el pran maneja a su discreción como si fuera un rey en una isla de la Polinesia.

Todo el que tiene un familiar, amigo, cercano o conocido preso, sabe muy bien como se bate el cobre dentro de una cárcel. También, muchos investigadores han divulgado parte de lo que se vive preso y cómo han salido nuevas formas de delinquir desde adentro; donde se planean secuestros y se dirige la distribución de drogas de un pueblo o un barrio, como si fuera una película sobre los bajos fondos del delito. Todo el mundo sabe, que estos presos modernos están armados hasta los dientes, con armamento ruso llegado al país recientemente, armas de alta potencia, granadas, rifles, fal, ametralladoras, etc. Todo el mundo lo sabe, menos el gobierno, que ahora dice que es un mal heredado de la cuarta república para evadir su responsabilidad en 13 años de mando; sin aceptar que “la revolución” está en mora con el hacinamiento, el retardo procesal, la construcción de nuevos centros y la aplicación de la ley para recuperar, controlar, reorientar al que delinque con asuntos menores y clasificar a los sentenciados por delitos mayores, sin que aquello parezca un mercado persa.

Después que salieron el grueso de los presos-o privados de libertad, que es lo mismo-, entonces salió el grupo de Juanito Alimaña y sus compinches; que manejaban el conflicto y el lugar. Fueron casi treinta días de motín, que el gobierno no lograba someter y que incluso reconocieron que los presos tenían armamento y comida para seguir resistiendo.

Los pranes salieron para donde quisieron y con lo que les dio la gana: ese fue el acuerdo, para que el gobierno cerrara “La Planta” e hiciera una efímera campaña de dignificación. Juanito Alimaña y sus compinches fueron enviados a la penitenciaria de San Juan de los Morros, bien apertrechados de droga, dinero y con un transporte especial, dado su alto rango de mando y status económico en el mundo hamponil…cuyo oficio seguirán ejerciendo sin lugar a dudas, como sucedió con el pran de El Rodeo, que prefirieró escapar en su acuerdo, aunque luego fue apresados por cosas del destino y la carambola del azar, pero muchos de los presos escapados de El Rodeo, siguen por esos caminos de Dios causando dolor a mucha gente: Pero, esa es otra historia.


Por: Luis Alfredo Rapozo
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo