El Método del Discurso
La campaña oficial contra Capriles Radonski ha sido consistente, amoral y sin límites, una guerra sucia en regla. Lo atacan personalmente, intentan representarlo como un imitador oportunista del propio Chávez, argumento que ya utilizó un precandidato en las primarias. Es una campaña negativa en regla, al estilo de las que son tan mortíferas en Estados Unidos y que cada vez adquieren mayor importancia.
Contra Obama los republicanos echan mano de un racismo disimulado, repiten que no nació en Estados Unidos y dicen que es musulmán. Por su parte, los demócratas acusan a Romney de elitista, representante de los intereses de los multimillonarios, y cosas terribles. Todo esto despierta más interés en el país que un debate ideológico.
¿Es suficientemente dura y personal la campaña actual de la oposición? ¿Conviene responsabilizar al Gobierno de la inseguridad, sin mencionar al propio Chávez? ¿Esa actitud le dio el triunfo a Capriles en las primarias, o sencillamente 3 millones de venezolanos votaron por el precandidato que no representaba a los partidos tradicionales?, es decir, ¿tomaron en serio el no volverán? Quizá Capriles entrará en calor según avance la campaña, quizá sus asesores cuenten con información que justifique no mencionar a Chávez, quizá se espere a que sea candidato oficial para reconocerlo como el verdadero rival.
Chávez en persona es el responsable de la inseguridad, de lo que ocurre en La Planta, por haber nombrado ministra a Iris Valera y no destituirla, porque desde 1999 ha enviado un mensaje ambiguo sobre la inseguridad, ha destruido la autoridad del Estado, desmantelado instituciones como la policía, ha permitido que grupos armados controlen partes de Caracas. No hay razones para no matar en Venezuela.
A Chávez le ha convenido la enfermedad que ha afrontado con coraje, pero pronto, en unas semanas, saldrá a hacer campaña, o muchos de sus seguidores se convencerán de que no se recuperará y probablemente cambien su intención de votar por el PSUV; millones de chavistas creen que su líder está derrotando una enfermedad terminal. En realidad, al elector le interesan más los temas económicos, la falta de electricidad, lo que le toca de cerca, que el cáncer de Chávez, pero políticamente cabe preguntar en voz alta si designar a Chávez candidato no es una estafa electoral, por su estado de salud, si en Venezuela hay gobierno hoy.
Para nuestro gusto, ciertos ataques chavistas hubiera convenido responderlos a sangre y fuego, porque calumnia que algo queda. Ha prevalecido la tesis de no hacerle caso a esa campaña.
Como lo sabe el lector, este columnista votará por Capriles llueve, truene o relampaguee, pero considera su mejor aporte a la campaña pensar en voz alta. El candidato de la MUD merece todos los elogios, se está comportando con dignidad, recorriendo el país casa a casa, identificándose con los más pobres.
Esta campaña no está perdida ni ganada, acontecimientos como los de La Planta influyen en los electores, si se les enfrenta con un mensaje claro.
Los pranes seguirán derrotando al Estado venezolano, la inseguridad aumentará mucho más porque la sensación de impunidad crece exponencialmente. Los asesinos saben que no serán castigados, los secuestradores temen sólo a la mala suerte, saben que en la Venezuela de hoy cuentan sólo sus derechos humanos, no los de las víctimas.
Por: FAUSTO MASÓ
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