“El país está afligido, gime y
sino llora es por guapo…”
Se le sembró una preocupación con tristeza. El avance de la enfermedad del Presidente Chávez y la poca información que se tiene de su real estado de salud, oscurece el camino tanto para el oficialismo como para la oposición. El estado depresivo que se observa es porque el oficialismo teme seriamente perder su líder, y considera que lo perdería todo, mientras la oposición teme que la democracia se pierda si se irrespeta la institucionalidad, a pesar de la poca confianza que las instituciones generan en ella. Realmente Venezuela no vive su mejor momento. Una nube oscura atraviesa el cielo patrio. Tenemos que ser sinceros, para qué ocultar las cosas si en el rostro de los “oficialistas”, se observa la tristeza y el desánimo. El propio Gobernador de Apure le hizo un llamado a sus compañeros, a los que aprecian al Presidente Chávez les dijo: “Hay que combatir el desánimo”. Entretanto, en los campos petroleros causa fatiga la politiquería en PDVSA. “Habla bajito”, te dicen. “Uno no sabe, aquí en los campos, quien es quién, tenemos espías por todas partes. Se ha perdido la confianza entre nosotros”.
Jesús de Nazaret dijo: “Dichosos los afligidos, porque ellos serán consolados”. Esta Bienaventuranza la recoge el Papa Benedicto XVI y se pregunta: ” ¿Es bueno estar afligidos y llamar bienaventurada a la aflicción? Entonces explica: Hay dos tipos de aflicción: una, que ha perdido la esperanza, que no confía en el amor y la verdad, y por ello abate y destruye al hombre por dentro; pero también existe la aflicción provocada por la conmoción ante la verdad y que lleva al hombre a la conversión, a oponerse al mal. Esta tristeza regenera, porque enseña a los hombres a esperar y amar de nuevo. Un ejemplo de la primera aflicción es Judas, quien -profundamente abatido por su caída- pierde la esperanza y lleno de desesperación se ahorca. Un ejemplo del segundo tipo de aflicción es Pedro que, conmovido ante la mirada del Señor, prorrumpe en un llanto salvador: las lágrimas labran la tierra de su alma. Comienza de nuevo y se transforma en un hombre nuevo”.
Podríamos decir nosotros que este tipo positivo de aflicción, que según el Papa, se convierten en fuerza para combatir el mal, se reflejaría en el sufrimiento que nos produce la violencia en la calle y su impunidad, el desempleo y la destrucción del aparato productivo, el delito de cuello blanco y la corrupción junto al lavado de dinero, la pérdida de confianza en la justicia y una injusticia que se ha convertido en algo normal. Muchos sufrimos por ello y nos aflige, pero Su Santidad apunta que aunque no está en nuestras manos cambiar la situación en su conjunto, nos enfrentamos al dominio del mal mediante la resistencia pasiva del sufrimiento: la aflicción que pone límites al poder del mal.
Los demócratas conocemos el camino. Debemos tener calma y serenidad y aprovechemos estas horas de angustia para alimentar el espíritu. Pongámosle música a la Patria. En estos días, la Primera Dama del Zulia, la señora Carolina de Pérez, manifestaba en un acto de inauguración de un centro de formación musical para niños, que “uno se transforma con la música, nos convierte en mejores seres humanos, y es lo que queremos hacer con estos niños: transformarlos, que piensen que hay un mejor mundo, que el mundo está lleno de música, que tengan sueños, que tengan ilusión, sobre todo que sean seres humanos con valores”. Y refirió lo que expresó Gustavo Dudamel una vez en el Zulia. Dijo que si él se ponía hablar en diferentes idiomas no todos lo iban a entender, pero si tomaba la batuta, estaba seguro que cuando sonara la música, todos lo iban a entender. “Eso es lo que queremos, que todos nos entendamos”, dijo la esposa del Gobernador Pablo Pérez. Pongámosle música a la Patria.
Por: Lenín Valero
(Periodista)
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