Grupos de jóvenes suelen beber en la vía
pública en varias zonas de Caracas
■ Las Mercedes, Plaza Venezuela y Los Cortijos de Lourdes son algunos sitios donde se realizan “botellones”.
■ Los tres jóvenes están sentados muy cerca de la acera, en un muro angosto, mientras beben sangría a medianoche.
■ Cuando muchos huyen de la inseguridad, ellos permanecen tranquilos en esa especie de bar al aire libre. En la bomba Texaco de Las Mercedes la diversión del viernes es brindar en plena calle.
Mientras uno de ellos fuma un cigarrillo, llega una patrulla de Polibaruta. “¿Quién es el dueño del vehículo?”, pregunta un funcionario. Uno de los jóvenes se levanta de la acera y conversa con él. El policía le recuerda que deben irse. “Sí, viejo, ya en un ratico nos vamos”, le dice y le da una palmada en la espalda. Después se vuelve a sentar, toma la botella y se sirve otro trago.
Que llegue Polibaruta no implica mayores cambios, ni siquiera una expresión de temor.
Nadie parece recordar que la prohibición de ingerir bebidas alcohólicas en vías públicas se estableció en la Ordenanza de Convivencia Ciudadana y Sanción de Infracciones Menores, vigente desde 2001 y aplicable en toda Caracas.
Quienes incurran en esa falta deberían pagar una multa de 10 unidades tributarias, hacer trabajo comunitario por 24 horas y asistir a un programa de concienciación.
Calle insegura. En Plaza Venezuela hay silencio a las 11:30 pm. Funcionarios de Policaracas ya habían desalojado a quienes bebían frente a sus vehículos. Uno de los policías dice que la situación es común los viernes y los sábados. Los vecinos de edificios cercanos se quejan por la estridencia de la música y el desorden que no los deja dormir.
En el municipio Los Salias, la práctica también se ha incrementado en sectores como el Complejo Deportivo La Fragua, la zona industrial Los Llaneros, Las Minas y otras.
Argenis Guillén, director de la policía municipal, dice que estos jóvenes, de entre 16 y 30 años de edad, perturban a quienes viven en la zona: no sólo son los ruidos molestos, sino también la basura y los malos olores algunos hacen sus necesidades en la vía.
A esas alteraciones de la convivencia, se suma la exposición a la inseguridad. Guillén dice que, además de accidentes de tránsito, ocurren riñas y asaltos.
En Las Mercedes, una joven asegura que no le ha pasado nada “grave, grave” en sus tertulias nocturnas: “Sólo una vez, cuando estábamos en los estadios de la Universidad Central de Venezuela, un grupo de gente se empezó a caer a golpes y después hubo disparos. Nos fuimos en el momento. Pero nadie ha venido con una pistola a atacarnos”.
Las razones:
En España denominan botellón la costumbre de beber en las calles. Artemio Baigorri y Mar Chaves, profesores de la Universidad de Extremadura, estudiaron el fenómeno y señalaron que los jóvenes recurren a esa costumbre porque no hay suficientes áreas públicas para recrearse.
El consumo excesivo de alcohol es la consecuencia más preocupante.
La razón principal que los jóvenes caraqueños argumentan para beber en la calle es la falta de dinero. “En un local nos cobran 600 bolívares y aquí gastamos 200 entre todos”, dice el mismo muchacho de la bomba Texaco.
En Los Cortijos otro lugar de encuentro coinciden en la explicación. “Siempre preguntamos primero si se puede en una casa. Si no, buscamos un sitio seguro en la calle”, señala alguien, con el vaso medio lleno.
Lucha constante:
Las autoridades de las alcaldías Baruta y Sucre tienen planes para impedir que los jóvenes beban en las calles y molesten a los vecinos.
El director de la policía de Sucre, Manuel Forelos, asegura que patrullan constantemente y que desalojan a los grupos de las calles, con el fin de poder controlar la situación.
“Sin embargo, reinciden y en esos casos aplicamos multas y ahora tenemos la Fiscalía Municipal en La Urbina, donde reportamos los casos y las personas son citadas”, dijo.
El jefe de la Policía Comunitaria de Baruta, José Maurera, resaltó que mantienen comunicación directa con los vecinos y son éstos los que hacen las denuncias. “Hacemos patrullaje y vamos hacia donde reportan las comunidades.
Aplicamos multas y estamos esperando la instalación de la fiscalía municipal, como lo tienen otros municipios”.
Por: ARIANA GUEVARA GÓMEZ
arguevara@el-nacional.com
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VIERNES 11 DE MAYO DE 2012