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VLADIMIR VILLEGAS: Chávez: muchas preguntas y cero respuestas



Tiempos de cambio

 

Hay unos cuantos acertijos por descifrar de aquí al 7 de octubre, día previsto para las elecciones presidenciales venezolanas. Creo que nunca una elección presidencial había estado rodeada de circunstancias como las actuales, con un Presidente de la República enfermo, batallando contra una terrible enfermedad y al mismo tiempo aspirando a reelegirse, y con un partido gobernante, como el PSUV, aparentemente unificado en torno a la figura del líder, pero en medio de una angustiosa expectativa con respecto a lo que pasará de aquí al día de los comicios.

Por más que uno diga repetidamente que deseamos la recuperación del Presidente, que no tenemos el más mínimo empeño en hacer fiesta con su enfermedad, el natural reclamo de una información fidedigna con respecto a su salud es más que suficiente para estar colocado en una lista de conspiradores o cuando menos necrófilos de la política. La fuerza de los hechos está rompiendo, poco a poco, con el secretismo que ha rodeado este asunto. Hasta en el Partido Socialista Unido de Venezuela se habla de escenarios diversos, con Chávez a medias, con Chávez a toda máquina, e incluso con otro candidato. Sin embargo, siguen sin descifrarse los acertijos que forman parte de la comidilla diaria de los venezolanos.

¿Será verdad que está enfermo?, se preguntan algunos. Si no lo está es tremendo actor, dicen otros. ¿Será candidato? ¿Llegará con vida a las elecciones? ¿Será una trampa para luego aparecer dando brincos y haciendo cadenas larguísimas, como era su costumbre hasta hace muy poco? ¿Habrá escogido ya un sucesor? ¿Es Diosdado el elegido, para dolor y decepción de Nicolás Maduro? ¿Será Jaua? ¿Se atreverá a postular a algún familiar directo? ¿Habrá elecciones el 7 de octubre o serán pospuestas para diciembre? ¿Maduro es el hombre? ¿Será alguno de los integrantes del Consejo de Estado, o a estos personajes les corresponde manejar los hilos del poder en caso de un lamentable desenlace? ¿Aceptarán los militares un sucesor civil? A estas interrogantes se suman otras, como es natural.

Por ejemplo, ¿es real la unidad de la que tanto alardean los dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela? ¿Ya hay claridad con respecto al escenario más probable? ¿Hay algún acuerdo para designar un eventual candidato distinto a Chávez? ¿Es factible que el PSUV convoque primarias? ¿Por qué no se publica un parte médico oficial que desmienta de cuajo todos los pronósticos negativos divulgados sobre la salud del jefe del Estado? ¿Sabe el Presidente toda la verdad sobre su enfermedad? ¿Nos oculta algo que debamos saber? Y otras preguntas también rodean el ambiente. Por ejemplo, ¿son creíbles esas encuestas que hablan de una ventaja de más de 30 puntos a favor de Chávez? ¿Están “puyadas” como whisky “piche” o muestran la realidad? ¿Se hicieron con la misma metodología de las que vaticinaron menos de 2 millones de electores en las primarias opositoras y menos de 25 diputados para la Mesa de la Unidad? Todas esas preguntas están sin respuestas, y siguen rondando en la mente de los venezolanos, incluso en la de quienes respaldan al Presidente. Su última alocución, al momento de promulgar la Ley Orgánica del Trabajo, dejó espacio para muchas especulaciones sobre la gravedad de la enfermedad que lo afecta y el impacto que pueda tener en el futuro inmediato del país.

Por mucho que los voceros del oficialismo hablen de conspiraciones opositoras, lancen la bengala del retiro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, o pretendan crear la matriz de que Aponte Aponte es un invento del comando de Henrique Capriles, lo que prevalece, lo que ocupa buena parte del pensamiento colectivo en nuestro país es un inmenso signo de interrogación.


Por: VLADIMIR VILLEGAS
vvillegas@gmail.com
Política | Opinión
EL NACIONAL