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Thursday, November 21, 2024
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PABLO AURE: ¡Hasta cuándo! Junta médica ya



El pueblo se ha dado cuenta de que no es un ardid publicitario el asunto del cáncer presidencial.

En la calle cada día son menos los que
piensan que Chávez no está enfermo

 

Que va, el hombre ciertamente está demasiado mal, pero los comunistas buscarán sacarle provecho y exprimir hasta más no poder la figura populista de Hugo Chávez.

Lo esconden de vez en cuando y lo sacan en ciertas ocasiones como para decirle a la gente: ¡Chávez respira! Ese es por ahora el jueguito que a control remoto manejan desde La Habana. Veremos hasta cuándo.

Sabemos que no tenemos al frente de las instituciones a gente creíble. De acuerdo con la Constitución se impondría que el Tribunal Supremo de Justicia nombrara una junta médica para que certifique el estado de salud del presidente. No basta decir que la enfermedad y sus pormenores forman parte de un derecho a la vida privada del paciente, porque su bienestar o malestar en este caso afecta directamente el presente y el futuro de todo un pueblo.

No es igual votar por un ciudadano cuyas expectativas de vida sean muy pocas que votar por alguien sano.

Recordemos que a esta fecha no tenemos una información calificada de qué es lo que afecta al presidente. Casi un año tratando de enterarnos sobre el verdadero padecimiento de Hugo Rafael y nada serio y confiable se conoce. La falta de sinceridad oficial es lo que desata los rumores y nos hace estar pendientes de tuiteros que dicen tener informantes cercanos al equipo médico que vela por la salud de Chávez. Por ejemplo Nelson Bocaranda, que por cierto el sábado recibió una absurda crítica de parte de la Sra Marisabel Rodríguez, ex esposa del presidente, quien calificó a Bocaranda de “necrófilo” sin saber, ni remotamente lo que significa esa palabra. Bueno, andamos dando cabezazos por falta de un parte médico.

El artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela nos habla de las faltas absolutas del presidente, y una es la incapacidad física o mental permanente certificada por una junta médica designada por el Tribunal Supremo de Justicia con la aprobación de la Asamblea Nacional. Más que un capricho de la oposición, es un deber del Poder Judicial y Legislativo esclarecer la verdad de la situación.

El 7 de octubre son las elecciones presidenciales y aunque Henrique Capriles sea mi candidato, reconozco sin apasionamiento que Chávez tiene posibilidades de triunfar. Siendo esto así, debemos preguntarnos: ¿qué ocurriría en el caso de que Chávez gane y a los pocos meses fallezca? De acuerdo al artículo 233 debe procederse a una nueva elección dentro de los 30 días consecutivos siguientes, y mientras esto sucede se encargaría de la presidencia el vicepresidente.

En la práctica, Venezuela desde hace tiempo dejó de tener presidente, porque Hugo Chávez ha permanecido en el lecho de enfermo y fuera del país sin dejar encargado al vicepresidente como lo ordena la CRBV. Más que una curiosidad es una necesidad saber el verdadero estado de salud de Hugo Rafael, y eso solo puede aclararlo una junta médica.

Las elecciones van el 7 de octubre:

Por algún tiempo pensé que las elecciones presidenciales pudieran ser suspendidas, pero hoy, he cambiado de opinión. Dado al deterioro de la salud de Chávez, el oficialismo sería el menos interesado en posponer el acto electoral. Desde luego pondrá todo su empeño en mantener respirando a Chávez por lo menos hasta el 7 de octubre. Él es el único que pudiera representar una opción de triunfo frente a la oposición. Ningún sustituto le ganaría a Henrique Capriles. Chávez pudiera ganar hasta postrado en una cama, porque sin dudas es un astuto encantador de serpientes sin escrúpulos para usar los recursos públicos en su campaña y aprovecharse de los más bajos resentimientos del ser humano, pero otro ejemplar así no existe.

Vuelve el debate de la tarjeta única:

A estas alturas del partido y dada la debilitada salud de Chávez, pensamos que la tarjeta única beneficiaría tanto a la oposición como al oficialismo. Una sola tarjeta, una sola foto del candidato, una sola campaña y un solo resultado.

Aunque no he escuchado a ningún miembro del Gobierno promoverla, sí he visto cómo desde la oposición la vienen promoviendo incluso quienes antes la desechaban. Hay que entender que no es lo mismo una elección presidencial que una elección parlamentaria donde los partidos deben mantener vigencia para no deslegitimarse, y la selección interna suele ser traumática.

Voluntad Popular, en el año 2009, fue la primera organización política que se manifestó públicamente a favor de la tarjeta única y su propuesta no tuvo aceptación. Ahora las cosas cambian. Una tarjeta única daría una demostración de verdadera unidad, tanto del candidato como de su plataforma. Un solo nombre, una sola cara y una sola tarjeta.

Muchos sostienen que eso sería contraproducente porque estaríamos en desventaja frente a Chávez que llenaría la boleta electoral con una sopa de letras y todas con la misma foto, mientras nosotros, solamente tendríamos una única tarjeta quién sabe en qué sitio de ese inmenso tarjetón. Pero también pudiera ser también desfavorable al oficialismo si a pocos días antes del 7 de octubre Chávez muere. Ustedes se imaginan en el tarjetón ese poco de tarjetitas con la fotografía de un muerto, frente a una sola tarjeta con la cara de Capriles Radonski. La selección no sería nada difícil.

Las elecciones no pueden suspenderse por la muerte de un candidato, ya que esa eventualidad no está prevista legalmente como causal de suspensión. Según la Ley orgánica de procesos electorales (artículos 62 y 63) al oficialismo no le quedaría otra que sustituir su candidato muerto. Ya no habrá tiempo para reemplazar su cara ni su nombre. Esto quiere decir que entre tantas caras de un muerto y una sola de un vivo la gente preferirá votar por el vivo que garantice gobernar. Cosa distinta sería presentar una sola tarjeta del oficialismo. Sería menos aparatoso y quizá hasta más entendible su sustitución. Y si es por alguien con el apellido Chávez el cambio pudiera ser aceptado por los que todavía están envenenados con el discurso oficialista.


Por: Pablo Aure
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