“Esto no se dañó en dos días, demuestra
que no ha sido atendida durante años”
■ Aunque atravesar la selva nublada es parte del encanto de la carretera que lleva a este paraíso, es bastante alto el riesgo que deben asumir quienes se aventuran en este viaje.
■ Noventa y cinco huecos, 25 fallas de borde y cuatro deslizamientos de tierra deben enfrentar quienes tomen la decisión de pasar unos días de descanso en la población costera de Choroní.
■ Muchos de los huecos abarcan la estrecha vía que se convierte en un solo canal de circulación. Las fallas de borde, en muchos lugares, no están debidamente señaladas, como tampoco hay rayado u ojos de gato.
La situación empeora en la zona conocida como La Cumbre, en la parte más alta de la vialidad, donde la neblina muchas veces forma una pared que no permite la visibilidad de los choferes. El lugar donde en 2011 se registró el mayor derrumbe en la historia de la carretera, permanece sin ningún tipo de señal que alerte a los usuarios. Conductores, como Félix Rangel, condenaron el estado de la vialidad. “Esto no se dañó en dos días, eso demuestra que no ha sido atendida durante años”.
Son 45 kilómetros de carretera de montaña:
La vía que une Maracay con Choroní, a través del Parque Nacional Henri Pittier. Construida durante el mandato de Juan Vicente Gómez, pero asfaltada en su totalidad en el año 1990, hoy la sinuosa vía presenta 95 huecos y 25 fallas de borde que ponen en riesgo la vida de los usuarios.
Aunque atravesar la selva nublada es parte del encanto de la vía que conduce a la población costera de Choroní (parroquia de Maracay, municipio Girardot, estado Aragua), el peligro se hace latente a escasos 2 kilómetros del Parque Las Cocuizas, donde inicia el viaje.
Los huecos en el asfalto, así como en las zonas donde el clima y las condiciones hidrológicas obligan al uso del cemento, son evidentes. Prácticamente hay dos desniveles por kilómetro y los conductores deben hacer maniobras para contrarrestar los efectos sobre sus vehículos. Muchos de los huecos abarcan la estrecha vía que se convierte en un solo canal de circulación. Las fallas de borde, en muchos lugares, no están debidamente señaladas, como tampoco hay rayado u ojos de gato que guíen a los usuarios. La situación empeora en la zona conocida como La Cumbre, en la parte más alta de la vialidad, donde la neblina muchas veces forma una pared que no permite la visibilidad de los choferes.
Los deslizamientos de montaña con grandes rocas a un lado de la vía, también forman parte de las condiciones de la carretera. Durante el recorrido, se contabilizaron cuatro en total, tres de pequeñas proporciones. El lugar donde el 26 de agosto de 2011 se registró el mayor derrumbe en la historia de la vía, permanece sin ningún tipo de señal que alerte a los usuarios. Aunque el paso permaneció cerrado durante 13 días, tiempo durante el cual se realizaron los trabajos de despeje, el lugar se convierte en paso de extrema precaución y peligro, sobre todo en horas nocturnas cuando se dificulta la visibilidad en el área.
La estrechez de la vía, el tráfico constante de vehículos pesados, livianos y motos, aunado a los huecos, deslizamientos, fallas de borde y falta de señalización, hacen de la carretera a Choroní una de las arterias hacia donde las autoridades regionales debieran enfilar sus políticas en materia de vialidad.
Ya el alcalde de Girardot anunció que con la puesta en funcionamiento de la planta de asfalto en Maracay, se solucionaría en cinco años el 80 por ciento de los problemas de vialidad en la Ciudad Jardín y en la parroquia Choroní. Los vecinos argumentan que es mucho el tiempo a la espera de atención de la carretera.
Celmira Mejías, habitante de la localidad costera, comentó que cada día empeora la situación y que las graves condiciones de la vía limitan el flujo de temporadistas, lo que merma la actividad turística en la zona y, en consecuencia, la economía de la parroquia.
Conductores, como Félix Rangel, condenaron la situación que presenta la vialidad. “La carretera no se dañó en dos días, eso demuestra que no ha sido atendida durante años”. El es comerciante en la zona y debe viajar constantemente para adquirir víveres y otros productos en Maracay, por lo que también es continuo el gasto en reparación del tren delantero de su vehículo.
Dos vías en iguales condiciones:
Tanto la carretera de Ocumare de la Costa como Choroní son vías de montaña que atraviesan el Parque Nacional Henri Pittier y fueron construidas bajo el mandato del general Juan Vicente Gómez. Ambas conducen a las costas de Aragua, la primera al municipio Costa de Oro y la segunda a la parroquia de Maracay, sitios turísticos por excelencia. Ambas presentan serios deterioros. En la vía a Choroní, lo que debiera ser parte de un viaje para disfrutar del paisaje, se convierte en estrés para los conductores que deben sortear los peligros que no han sido atendidos por las autoridades, más aún cuando se desconoce la ruta.
Por: Marianela Á. Armas
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