El asiduo espectador
de “La Hojilla”
-Nunca había tenido la oportunidad de ver un caso clínico como este-eso decía el Dr. Aguana, mientras hablaba con la madre del muchacho, que no dejaba de llorar y lo miraba con sus ojos enrojecidos e hinchados-. ¿Dígame señora Jesusa, cómo empezó todo esto?-le preguntó a la mujer-.
-Ya tiene varios meses doctor, se encerraba en su cuarto a ver televisión y yo me encontraba muy contenta porque en la calle la cosa está muy fea para un niño de dieciocho años en estos tiempos, con la droga y la delincuencia haciendo su agosto con la juventud. Pero, no dejaba de ver el canal ocho. Allí fue cuando comenzó todo. Si noté-decía la mujer-, que se me ponía agresivo y no dejaba de opinar de política, entonces pensé que el muchacho sería un dirigente con futuro, porque estaba empapado de todo; un político en formación o que estudiaría derecho, sociología, trabajo social o alguna carrera filosófica, porque su interés no era otro que hacerle seguimiento a los problemas del país, pero bajo la óptica del gobierno. De tal manera, que yo estaba muy contenta, porque mi hijo se interesaba por cosas interesantes y de actualidad.
-¿Y cuando le comenzó a dar insomnio?-preguntó el doctor, mientras le aplicaba el calmante al muchacho y trataba de cerrarle los ojos con unas compresas frías, ya que tenía la vista muy irritada y no cerraba los ojos ni para parpadear.
-Fue mucho después doctor –respondió Jesusa-, primero se inscribió como militante del PSUV en Barcelona, aunque no participaba mucho en actividades partidistas, prácticamente no salía de su cuarto. Luego, veía todos los programas de opinión del canal ocho con su propaganda constante de amor por el presidente y su ataque a la oposición; esos programas eran su alimento para discutir con cualquier amigo de la oposición, pero como le dije doctor, se ponía agresivo y entonces todos se retiraron de la casa, porque terminaban discutiendo muy feo y no lo soportaban. Luego, no podía ver al candidato de oposición porque le decía gay, descerebrado, oligarca, burgués, golpista y asalta embajadas. Una mañana salió temprano y llegó con una bolsa negra llena de pinturas, telas y goma espuma y se encerró en el cuarto a coser y a hacer un muñeco de tamaño natural que no era otro que el mismísimo Presidente, con unas nalgas que la misma Iris Chacón se moriría.
de envidia. Entonces, pensé que mi hijo sería un artista plástico como Soto, Zapata, Botero o Cruz Diez.
-¡Caramba! –exclamó el doctor Aguana. Su hijo es muy creativo señora Jesusa. ¿Pero no me ha dicho cuando le comenzó el insomnio?-le preguntó nuevamente-.
-Cuando terminó el muñeco doctor. Era un asiduo espectador de “La Hojilla” hasta pasada la medianoche -respondió Jesusa-. Entonces, me dije que debía llamarle la atención para que cambiara de actitud. Cuando entré a su cuarto-exponía Jesusa-, lo encontré haciéndole el amor al muñeco con los ojos pelados como dos huevos fritos, así como usted lo ve allí: ¡Es un muchacho enamorado!