Algo huele mal en algunos
rincones de la FANB
No es la institución como tal la que está en cuestión sino algunos recovecos de ella de donde se desprenden los malos olores. Es sorprendente, por decir lo menos, que el asesinato a manos evidentemente de sicarios, de dos ex oficiales de la FAN no haya producido ninguna respuesta ni explicación de parte de la Superioridad.
El ex gobernador de Apure, Jesús Aguilarte, fue ultimado en un restaurant en Maracay en una operación inconfundiblemente sicarial. Venía de las filas del 4F. Pocas semanas después fue asesinado en Anzoátegui, también por sicarios, el general Wilmer Moreno, también del 4F, quien el último cargo que ocupó fue el de subdirector de la DIM. Aguilarte dejó una estela tal en Apure que Chacumbele se sintió obligado a quitárselo de encima, obligándolo a renunciar. En Apure circulaba como moneda de buena ley el involucramiento del oficial asesinado en el narcotráfico. El caso de Moreno parece ser el de silenciar a alguien que “sabía mucho”, como comentara alguno de sus colegas, antes, por cierto, de su muerte. Obviamente, mucho tenía que saber alguien que fue subjefe de la DIM, el nombre de cuyo director, el general Carvajal, siempre resonaba cuando se hablaba de narcotráfico en este país. Los sicarios le preguntaron primero a Moreno su nombre y cuando respondió quién era, le descerrajaron cinco (otros dicen que diez) balazos, todos en la cara.
Otro caso insólito que cuenta Aponte Aponte es el del comandante, hoy coronel, Pedro José Maggino. Según el canto de AA, un subalterno de Maggino llevó hasta Carora un camión cargado de cocaína, hasta la sede del batallón que aquel comandaba. Detenido, al poco tiempo AA lo liberó después de recibir innúmeras llamadas desde Miraflores y las de los generales Rangel Silva, Carvajal y otros que no mencionó. “Mucha gente abogó por ese señor”, concluye AA. Maggino salió en libertad y continuó su carrera con toda normalidad. Hoy aparece en el séptimo lugar de la lista de ascensos a general para el próximo 5 de Julio.
En otras palabras, las designaciones como, por ejemplo, la de Aponte Aponte, fueron hechas siempre a plena conciencia de su prontuario, que no de su currículo. No es el único caso y si el olor a podrido es ahora más fuerte que nunca es porque vivimos tiempos de degeneración y decadencia del régimen. Esto es un sálvese quien pueda. Las facciones comienzan a cobrarse las cuentas mutuas y arreglarlas también, cuando lo consideran necesario, a tiros.
Y a todas estas, un PSUV desconcertado, donde también milita gente decente, hoy consternada, protagoniza un espectáculo a través de algunos de sus líderes y en el Parlamento, que produce pena ajena. No sabiendo cómo salirse de la suerte, admitiendo con moral y vergüenza la responsabilidad que les cabe en todos estos asuntos, responden sin argumentos sino con insultos, tratando por cierto, de llevar adelante la ociosa empresa de descargar sobre la oposición la responsabilidad de AA, casi presentándolo como miembro de aquella, infiltrado en las purísimas filas del partido de gobierno para causar daño. Los dioses ciegan a quienes quieren perder, decían en la antigua Grecia.
Por: Teodoro Petkoff