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Thursday, November 21, 2024
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El Hatillo: “Moriré siendo propietaria”

Habitantes de Corralito aseguran que los milicianos apostados en el sector, vigilan la entrada y salida de vehiculos.

Vecinos aseguran que el
INT no les da respuesta

 

376 familias del sector Corralito, en El Hatillo, dicen sentirse secuestradas en sus propias viviendas.

El 21 de septiembre de 2011 se le cayó el mundo a Reina Núñez. Luego de ahorrar durante una década, dejar de comprarse zapatos y ropa, y hacer sacrificios extremos ­como ella lo relata­ para poder adquirir un terreno y construir su vivienda las autoridades del Instituto Nacional de Tierras ejecutaron una medida que le impide edificar su casa.

Ella es una de las personas que integran las 376 familias que lograron adquirir su porción de tierra en el sector Corralito, antigua hacienda Caicaguana en El Hatillo. Dice que no es ni oligarca ni latifundista, es sólo un ama de casa, esposa de un plomero, que antes de comprar ese pequeño lote en el sector vivía en el barrio San José de Petare y que, cansada de la violencia y las vicisitudes del lugar, decidió mudarse con su marido y su hijo de 10 años para cambiar de vida.

desde el 21 de diciembre la zona fufe declarada en "custodia"

“Mi esposo estaba trabajando y ese día vino a ver el terreno. Se encontró a unos militares, funcionarios del INTI y supuestos milicianos. Eran como 100 personas. Le dijeron que no se preocupara, pero lo cierto es que desde hace 7 meses no podemos pasar materiales para construir nuestro hogar”.

Los ojos de Reina no pueden ser más expresivos. Están cargados de rabia y de mucho dolor. Para ella, la medida de rescate, ejecutada sobre 185 hectáreas de terreno, supuestamente para favorecer a 20 familias campesinas, se traduce simplemente en 2 palabras: incertidumbre y temor.

Y ahora, cuando no puede pasar ni un saco de cemento hacia su terreno, luego de que unos milicianos montaran una carpa a la entrada del lugar con banderas alegóricas a las consignas zamoranas de “tierras y hombres libres”, sólo le queda pagar 3.000 bolívares de alquiler mensual en una vivienda humilde cercana a la zona, “para vigilar esto y no terminar de perderlo todo”.

La carpa es amplia y de un verde grisáceo. Sus ventanas están cerradas y los vecinos aseguran que hay personas adentro, sólo que están más tranquilas que hace siete meses cuando ­según denuncian­ fungían como guardias de alcabala, revisaban hasta las maletas de los carros, decidían quién entraba o no a la zona luego de chequear si sus nombres aparecían en una lista de habitantes del lugar. Inventario realizado arbitrariamente el día de la ocupación.

Yerkis Zapata no quiso aceptar la voz de alto que le impedía entrar hacia el terreno de su propiedad y asegura que por poco no vive para contarlo. Según ella, uno de estos milicianos la habría apuntado a través del vidrio de su vehículo, y si no la mató fue porque el arma se encasquilló.

La señora no se amedrentó. Bajó del carro y enfrentó al hombre, retándolo a que le disparara pero de frente y de una vez. El hecho fue denunciado ante la Fiscalía y en esta semana le corresponde ir a declarar.

vecinos declaran que son latifundistas, sino que ahorraron por muchos años.

Los vecinos quieren hablar:

En Corralito necesitan desahogarse. Sienten que han sido respetuosos de las instituciones durante todo este tiempo, pero también admiten estar cansados de peregrinar por la Vicepresidencia Ejecutiva, el INTI y hasta la Asamblea Nacional para reclamar el derecho a la propiedad privada. Además, argumentan que en el sector no puede proceder una medida de rescate de tierras, pues los terrenos no cumplen con las características que así lo permitiría: no son agrícolas, no pertenecen al Estado (están debidamente registrados y sus dueños han logrado demostrar la cadena de titularidad desde antes de 1811, como lo solicitó el INTI), son residenciales y se encuentran fuera de la zona protectora del área metropolitana de Caracas.

María Rávago es abogada.

Explica todo lo que, junto con sus vecinos, ha hecho para demostrarle al INTI que es dueña de su vivienda; pero hasta los momentos ha arado en el mar. A pesar de esto no pierde la fe, aunque comenta que lo primero que les dicen al llegar a las oficinas de este instituto es: “Esa tierra no es de ustedes”. Y ante las dos opciones que le presentan de otorgarle una carta agraria o nombrarla poseedora precaria, ella simplemente contesta: “Moriré siendo propietaria”. A su juicio es inconcebible que tenga que negociar su propia casa.


Por: DALILA ITRIAGO
ditriago@el-nacional.com
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MIÉRCOLES 25 DE ABRIL DE 2012