“Todos confían en la palabra
del Presidente…”
Me refiero a los miembros de la Asamblea Nacional. Gobierno y oposición. Le han dado toda la credibilidad del mundo. Le han otorgado, creo, 10 o 12 permisos para ausentarse del país por razones médicas. Acciones humanitarias y cristianas; la compasión, la misericordia, la caridad, la solidaridad. Sería un acto vil y canalla negarle permiso a un trabajador, sea el Presidente o el más humilde de los porteros de Miraflores, para ir al médico a recibir cuidados, a recuperar su salud.
El Presidente, tiempo atrás, pidió autorización para ir a Cuba unos 15 días. Después informó que había sido operado de un cáncer pélvico encapsulado. Nadie puso en entredicho sus confesiones. No había razones para dudar. Luego dijo que estaba curado. Que no había rastro de células malignas en su organismo. Su palabra vaya adelante. Más tarde habló de que recibiría varias sesiones de quimioterapia en Cuba. Su boca sea la medida. Permisos van y permisos vienen. Algunos con fecha fija de retorno.
Otros abiertos. Regrese cuando guste, gritan en coro los diputados oficialistas. Miraflores y la sede presidencial están donde se encuentra el jefe, dicen otros. Sin dudas. Acto de fe.
Bien adelante nos relató que el cáncer había vuelto, precisamente en el mismo lugar, eso lo dijo el Presidente, no hay razones para titubear. Este año Chávez ha salido varias veces del país para recibir radioterapia. En ocasiones menos de cinco días para evitar pedir la anuencia de la Asamblea Nacional, otras veces más tiempo de ese lapso con la venia unánime de los diputados.
Tiene credibilidad total. Nadie, hasta donde alcanza mi conocimiento, dentro del Parlamento, ha puesto en duda la enfermedad del Presidente.
Todos quieren que sane. Unos, los del Gobierno, para lanzarlo otra vez de candidato y seguir gobernando al estilo rojo-rojito, aponte-apontico, los otros para que sufra la peor de sus derrotas en octubre de este año y vea con sus propios ojos como se construye una verdadera nación, se desmonta el odio, se lucha contra la corrupción, se obtiene el progreso, se desarrolla el país, se reconcilia la gente. Se adecenta el gobierno, la justicia, se combate la delincuencia, se acaba con la inseguridad, se hacen viviendas con la participación de todos.
Al final, los diputados hacen consenso. Permisos y permisos. Pero el Presidente dice que sigue enfermo. Todos somos iguales frente a la ley, lo señala la Constitución. Para que el IVSS le otorgue un permiso por enfermedad a un trabajador debe presentar un informe médico. Más aún, si un obrero o un ejecutivo tiene récipes médicos privados que certifican una enfermedad y la necesidad de reposo para recibir atención médica esos documentos deben ser homologados por médicos del Seguro Social. Es la ley. Es la norma. Es el reglamento, para todos. Como dije, para el Presidente o para el portero.
Pues no, con Chávez no. No ha presentado ni presentará, ustedes lectores lo saben, informe médico alguno. Así que los diputados deben creer en su palabra. Cuando dice que está enfermo y cuando dice que está curado. ¿Y si fuera absolutamente cierto que requiere reposo, quimioterapias, radioterapias, descanso, operaciones? ¿No les parece razonable que el Presidente obedezca la Constitución, se ausente del poder, se aleje para curarse? ¿Y si la enfermedad es tan grave como dicen algunos no será prudente por su propio bien que considere renunciar? Este es un asunto perfectamente serio. Es un asunto de Estado.
El convaleciente es el Presidente de la República. El que tiene a Venezuela en sus manos. No se trata del portero. Su salud no puede ser un secreto.
Un presidente enfermo no es garantía de estabilidad ni de progreso.
Por: EDUARDO SEMTEI
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@ssemtei
Política | Opinión
EL NACIONAL
LUNES 23 DE ABRIL DE 2012