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LUIS E. GIUSTI: Petróleo en las cumbres


Los Estados Unidos podría
producir 20 mllm de b/d

 

Estados Unidos vive un renacimiento de la producción de petróleo y gas natural, como resultado del desarrollo de hidrocarburos contenidos en esquistos, a diferencia de la explotación de aquellos hidrocarburos convencionales contenidos en areniscas y calizas. Los cuantiosos descubrimientos han cambiado sustantivamente los pronósticos, y la producción petrolera está aumentando después de 26 años de sostenida declinación. Se anticipa que dentro de poco Estados Unidos comenzará a exportar gas natural desde la costa del Golfo de México.

Un estudio del National Petroleum Council concluye que para 2035 Estados Unidos podría producir 20 millones de bpd. En conclusión, dentro de algunos años podríamos presenciar grandes cambios en los corredores internacionales de suministro de hidrocarburos.

La primera Cumbre de las Américas celebrada en Miami, en 1994, propició la Iniciativa Energética Hemisférica dentro de la cual se realizaron esfuerzos conjuntos de los países del hemisferio, tanto gobiernos como sector empresarial, en busca de una mayor integración y de optimizar el aprovechamiento de los abundantes recursos de energía disponibles. En materia de petróleo la premisa era que Estados Unidos, afectado por una implacable declinación, constituía el destino natural para los hidrocarburos de otros países de la región, y que esa declinación conformaba una creciente ventana de oportunidad.

No obstante el renacimiento de la producción en Estados Unidos, y afortunadamente para los exportadores del hemisferio, ese país seguirá aumentando sus importaciones petroleras durante los próximos 10 años, dado el sostenido incremento de la demanda interna. 25% de los 10 millones de bpd importados procede de Canadá. México, Arabia Saudita, Venezuela y Nigeria tratarán de mantener sus envíos (alrededor de 4 millones de bpd). Pero para los suplidores menores se abrirán nuevas oportunidades (Colombia y Brasil).

El Departamento de Energía de Estados Unidos anticipa que el país aumentará su dependencia de Canadá, Brasil y Colombia. Venezuela mantendrá su nivel actual, con tendencia a disminuir, aunque podría darse un cambio derivado de concretarse dos nuevos proyectos en la faja del Orinoco. En contraste, la producción petrolera de México seguirá declinando, debido a complicaciones políticas que ahuyentan las inversiones requeridas para revertir su declinación.

En conclusión, las 5 principales fuentes de importación cambiarán poco durante la próxima década. No es que Estados Unidos no pueda reemplazar con otras fuentes, por ejemplo 1 millón de bpd de Venezuela, como con frecuencia se discute en los corrillos políticos. Habría un breve periodo de ajustes mientras Venezuela busca nuevos compradores y Estados Unidos busca nuevos vendedores, pero los mercados encontrarían canales alternos de suministro. El juego geopolítico afectaría más a Venezuela, pero así funciona la política.

Es bueno aclarar que el Gobierno estadounidense no es dueño de terminales, refinerías ni oleoductos, y ni siquiera compra petróleo, excepto en contadas ocasiones para la reserva estratégica (SPR), y le compra a productores domésticos mediante el mecanismo de regalía en especies. Todas las importaciones provienen de operaciones comerciales a cargo de empresas petroleras.

La única manera concebible de que Estados Unidos suspenda las importaciones petroleras de Venezuela, sería mediante sanciones. Eso representa un escenario factible pero muy improbable, que nadie quisiera enfrentar.

En opinión de los expertos, Estados Unidos se apoyará cada vez más en suplidores continentales, una tendencia coincidente con el propósito político de aumentar su seguridad energética. La primera opción siempre será Canadá, a pesar de sus mayores costos y menor calidad de crudos.

Pero aparte del aumento doméstico en Estados Unidos, su mejor opción es Latinoamérica, la región con mayores reservas petroleras después del Medio Oriente. Como en el caso de Canadá, la proximidad es un factor en la seguridad de suministro, pero no es definitorio. Lo importante es el volumen para mantener precios razonablemente bajos. Después de todo, el mercado es global y en ese contexto en ninguna parte del mundo Estados Unidos tiene mayor influencia que en América, aun cuando esa influencia se haya debilitado. África, Asia y el Medio Oriente son más abiertos a la competencia, particularmente de China. Estados Unidos está mejor posicionado para influir sobre la producción petrolera aquí, que allá lejos de sus predios. Los exportadores latinoamericanos tienen la mejor oportunidad, pero no será permanente.


Por: LUIS E. GIUSTI L.
lgiusti@csis.org
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EL NACIONAL
DOMINGO 22 DE ABRIL DE 2012