Diosdado no tiene los dones
teatrales y pasión del Tótem
El descubridor del grupo de los 15, banqueros y empresarios sediciosos en plena acción, es Diosdado Cabello, hasta donde sabemos, aunque ha sido rápidamente retomado por otros líderes del Proceso, en especial por el ex alcalde Bernal.
Pero como todo en la política gubernamental, esto tiene su antecedente inmediato en una orden de Chávez de mostrarles los dientes a los banqueros que le andan pasando los cobres a la oposición, lo cual es delictivo porque la susodicha es apátrida y eterna adicta a los planes B. Sin embargo, quien le dio forma al concepto es el presidente de la Asamblea.
Lo primero es que es curioso que son 15, ni 14 ni 16. En segundo lugar no se dan nombres que, obviamente, son conocidos por los sabuesos gobierneros, como ya lo indica tanta precisión numérica.
Cabello, que ha debido proceder de inmediato contra tan peligrosos enemigos de la paz democrática y la felicidad (encuesta Gallup) de nuestro pueblo, solo incitó a nuestros fablistanes a agudizar su espíritu de investigación para descubrir los velados nombres y a hacer sus propias listas a ver quién ganaba esa curiosa quiniela. Pero lo más notable de la cuestión es que Diosdado, Bernal y otros camaradas, están conversando con semejantes rufianes para llevarlos por el buen camino y tal generosidad brota del desaforado amor a la paz y a la estabilidad institucional del PSUV.
Entendemos que todo el operativo es, más que confuso, contradictorio, pero la lógica es un producto deleznable del pensamiento occidental, eurocentrista. Ahora bien, es evidente que esto se inscribe en un operativo bastante claro que pretende vender lo siguiente: como la candidatura unitaria de Capriles anda tan mal, tan irreversiblemente mal, los sectores más derechistas de la derecha, desesperados, han decidido salir de éste, bien matándolo (Chávez Frías), creando el caos que impida las elecciones o que desconozca sus resultados o propiciando una invasión al estilo Libia o secuestrando diplomáticos o acaparando el aromático cafecito que nos devuelve la vida cada mañana. Pero un solo cuento cuenta, Capriles está frito electoralmente.
Se dirá que el truco es demasiado burdo y así es, pero no se le pueden pedir mangos al guayabo, ni ideas a déspotas.
Sin duda, por último, se trata a no dudar de un hábil intento de posicionarse de Cabello, ante la dramática situación del Caudillo. Cosa que no va a ser fácil. No tiene los inigualables dones teatrales e intensidades del Tótem: por ejemplo, su capacidad para inspirar lástima por su enfermedad en la misa de Barinas o para fomentar el odio en este último 13 de abril en el Balcón del Pueblo. Eso no se aprende, es genético. Pero además parece que no está bien ranqueado en el PSUV y en Miranda Capriles lo hizo comer tierra. Sin embargo, su poder es de otra naturaleza, influencias y dinero. No en vano es la derecha endógena. Y para nosotros esos quince son su posible anclaje en la derecha exógena, sus amables enemigos que al menos lo saben de la misma raza, y que pueden creer que si Esteban nos abandona podría ser el mono de la baraja para encontrar la tranquilidad y nuevos equilibrios patrios. De manera que no son quince sino dieciséis; o quince más Cabello, como se usa en los protocolos internacionales.
Por: Fernando Rodríguez
Editorial | 18/04/2012