“Han pasado diez años de
aquel 11 de abril de 2002”
■ Diez años de impunidad. Diez años de injusticia. Diez años de mentiras y medias verdades. Diez años del mismo cuento chino.
El aparato propagandístico del Gobierno ha intentado durante todos estos años, por todos los medios, de vendernos una verdad, su verdad y, hasta ahora, afortunadamente, no lo ha logrado.
Esa supuesta verdad, que no es la verdad, sino un gran cuento chino, una gran mentira repetida una y mil veces, es la que refiere que Hugo Chávez regresó al poder el 13 de abril de 2002, porque supuestamente “el pueblo venezolano lo fue a buscar a la isla de La Orchila y se lo trajo de regreso al Palacio de Miraflores”.
Todo el que tiene tres dedos de frente sabe perfectamente que eso no fue así. Chávez regresó al poder el 13 de abril de 2002, entre otras cosas, porque los militares que le dieron el golpe de Estado se sintieron traicionados por Pedro Carmona, quien se autojuramentó como Presidente de la República, dándole una soberana patada a la Constitución, disolviendo todos los poderes constituidos y volviendo trizas la poca institucionalidad que existía en el país en aquel momento.
Fueron los mismos militares que dieron el golpe de Estado, incluyendo a Raúl Isaías Baduel (quien se hizo el bobo las primeras 48 horas de la crisis los días 11 y 12 de abril) los que facilitaron el regreso de Chávez a Miraflores. Siempre he tenido la certeza de que Chávez sabía que Baduel también estuvo metido en la cosa. Por eso fue que esperó el momento indicado para cobrarle la factura y meterlo preso.
Para decirlo en términos populares, los cabecillas del golpe del 11 de abril de 2002 mataron el tigre y después le tuvieron miedo al cuero. Se acobardaron. Pensaron que si se arrepentían y dejaban que Chávez regresara al poder éste los perdonaría. La historia se encargó de hacerles ver lo equivocados que estaban. Ahora están en el exilio. Algunos comiéndose un cable. Otros están muy cómodamente instalados administrando tremendos negocios en el exterior. Mientras los que menos responsabilidad tuvieron en el asunto como los comisarios Vivas, Forero y Simonovis, están enfermos y pagando cárcel.
A pesar de la grandiosa y costosísima operación de propaganda lanzada por Hugo Chávez para tratar de ocultar con sus mentiras las verdades del 11 de abril, hay algunas verdades que permanecen intactas diez años después:
1) ¿Chávez ordenó activar el Plan Avila para que las Fuerzas Armadas arremetieran contra el pueblo indefenso que marchaba pacíficamente por las calles y avenidas de Caracas? Sí. El general Rosendo confirmó que el propio Hugo Chávez le dio esa orden y que él no la obedeció. El mismo Chávez reconoció días después que había intentado comunicarse por radio con Rosendo para darle la orden de activar el Plan Avila y que éste no le respondió. Recuerden el diálogo entre Tiburón Uno y Tiburón Dos. Chávez ordenó disparar contra el pueblo, pero Rosendo no le obedeció. Esa es la verdad.
2) ¿Es cierto que un grueso número de diputados del MVR estaba listo para ir a la Asamblea Nacional y reconocer la renuncia de Hugo Chávez, procediendo a juramentar al vicepresidente de la República y a convocar nuevas elecciones? Sí. Por lo menos unos 40 diputados oficialistas estaban listos para dar el gran paso de reconocer la caída del gobierno de Hugo Chávez y saltar la talanquera. Muchos de esos diputados hoy se dan golpes de pecho por la revolución. Esa es la verdad.
3) ¿Es cierto o falso que Lucas Rincón Romero le anunció al país que “se le solicitó al señor Presidente de la República, la renuncia a su cargo, la cual aceptó”? Todo el mundo lo vio. El video rompió récord de visitas en YouTube. Pero Lucas dice hoy que “nunca ha traicionado a Chávez y que siempre le ha sido leal”. Esa es la verdad.
Una Comisión de la Verdad, integrada por diferentes personalidades del mundo universitario y de los gremios profesionales habría sido suficiente para determinar las verdaderas causas de aquellos trágicos acontecimientos de abril 2002
Por: GUSTAVO AZÓCAR A.
elnegroazocar@gmail.com
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