El “Ministerio del Poder
Popular para las Drogas”
Realmente el título que quería para este artículo era “La única forma de acabar con el flagelo de las drogas”, pero mi amiga periodista y coordinadora de esta página, me refiero a la exuberante doctora Ana Matute (Miss Venezuela 1985), me dijo con su voz apapelonada: No, querido, ese título es muy largo y tú sabes que por lástima te tenemos arrinconadito en una orillita pintada de gris, para destacar la poca importancia que tienen tus precarios artículos en la página; además, tienes que entender que tu articulito (sic) es menos importante que el de Armando Durán y el de Eduardo Semtei, quien, por cierto, está escribiendo humor mejor que tú.
En vista de tan contundente argumento, humildemente acepté cambiar el título en desmedro del efecto seductor visual que causa un buen titular que, de sólo mirarlo, atrae al desprevenido lector y casi lo obliga, por curiosidad, a enterarse del contenido del trabajo.
Sin embargo no me amilané y, siendo comprensivo y positivo, pensé: Ana, a pesar de ser tan bella y que podría con ese cuerpazo estar desfilando fácilmente en las mejores pasarelas del mundo, está aquí en El Nacional, calladita, fiel y sin protestar, ganando apenas un sueldito de 15.750 bolívares mensuales, más cestaticket y bono de alimentación. Me consta que Teodoro le ha ofrecido 20.000 bolívares y carro para que trabaje en Tal Cual, cosa que ella ha rechazado justamente por la fidelidad que siente hacia este diario. Yo mismo le he ofrecido 25.000 bolívares para que sea mi asistente, pero… ¡No!, ella sigue allí, vigilante, para que esta página de opinión salga bien todos los días y sigamos con el guión que nos dicta la embajada americana.
Ana Matute es la única que llega a El Nacional a las 7:00 am y se va a las 8:00 pm; a veces hasta más tarde, ¿saben por qué? Bueno, para que ningún columnista escriba un título más largo de lo debido.
He consultado la bizarra conducta de mi culta beldad con mi sexólogo Rómulo Aponte y me ha dicho, de acuerdo con lo que le he explicado, que Ana sufre de un trauma muy común en algunas mujeres que prefieren todo corto, originado por un shock pretraumático infantil fetal, muy propio de esta sociedad machista que tiende a desmitificar la antigua leyenda del gigante de Rodas, con el que sueñan muchas mujeres que se enamoran más bien de hombres pequeños (esto parece una explicación de Rigoberto Lanz). Allí entendí todo y, como un soldado espartano (de Margarita), acepté cambiar el título.
Explicado lo anterior, lo que quería decir hoy es que se está hablando mucho de la legalización de la droga, cosa con la que estoy de acuerdo, ya que esa sería la única forma de acabar con este flagelo.
Imaginemos que este negocio lo tome el Estado y se invente el “Ministerio del Poder Popular para las Drogas”. A los dos meses, segurito se acaba para siempre este horrible negocio.
Nadie sembraría coca ni marihuana, y la poca que se sembrara, sería de mala calidad y se la robarían; ninguno de los aviones para transportarla serviría; los submarinos que se fuesen a utilizar para llevarla a escondidas a diferentes países, se hundirían antes de zarpar y habría que contratar a los constructores colombianos de submarinos caseros, que sí funcionan; los fabricantes se fumarían el producto, y el que vendieran lo ligarían con harina Pan; los mafiosos, desesperados, se suicidarían. Total, no hay duda de que, en manos del Estado se acabaría para siempre la maldición de las drogas.
Por: Claudio Nazoa
Política | Opinión
EL NACIONAL
lunes, 14 de abril de 2011