“Tengo el defecto de escuchar
a los invitados…”
— ¿Cuánta dosis de su website Inspirulina necesita Venezuela?
– A gusto del consumidor, pero en vista de que no tiene contraindicaciones y su efecto benéfico es inmediato, te diría que más es mejor.
— ¿De allí el nombre tan medicinal?
– Chiquitolina, penicilina, glucosamina, serotonina. ¿Cuántas otras inas conoces? Esta viene cargada de inspiración.
— Pareciera que en Pablo Coelho…
– No he terminado ninguno de sus libros. Pero me gustaría comenzar a vender los míos como él vende los suyos.
— Si Inspirulina es “rica en información práctica para una comunidad que busca mayor calidad de vida”, ¿la ofrecería a las comunas socialistas o a la Misión Vivienda?
– (Risas) Que la información se transforme en acción depende del esfuerzo y la inspiración de cada quien. Y que la propaganda se transforme en realidad, eso es ilusionismo de otro costal.
— ¿Y como guía para la campaña opositora?
– Ese equipo está inspirado, diría un comentarista deportivo. Yo le agregaría: “Más allá de equipos y partidos hay algo más grande en juego: el país de todos”.
— Lleva más de 10 años viviendo en Miami. ¿No hay profeta en su propia tierra?
– No pretendo serlo, ni aquí ni allá. Además, no hacen falta profetas, líderes o caudillos, si cada persona despierta y pone en acción su propio potencial.
— ¿Actuaría como la voz venezolana en el imperio?
– De ninguna manera. Intento llevar la voz cantante en mi casa, pero con esposa y dos hijas. Tampoco he escuchado la voz de Darth Vader.
— ¿Qué le conmueve de Estados Unidos?
– Que tiene la misma Constitución desde 1787.
— ¿Por qué no incursiona en la TV comercial?
– Bailo muy mal el reguetón, se me olvidan los nombres de las estrellas y tengo el defecto de escuchar a los invitados.
— ¿Lloró por el cierre de RCTV?
– Fue más bien indignación con dolor. Casi lo mismo que sentí con el radiocidio en 2009.
— ¿Un título para la radionovela nacional?
– “Pozo sin fondo: ¿dónde están los reales de Pdvsa?”. En lugar de ser un viaje al centro de la Tierra, sería una travesía al corazón del guiso.
— En la radio, ¿el pez muere por la boca?
– En realidad, por el oído. El locutor que olvide aquello de que tenemos dos orejas para escuchar el doble de lo que hablamos, está frito.
— ¿Y en la política?
– Se aplica aquello de Chacumbele: todo político, si no mide sus palabras, solito se entierra.
— Luego de aquel “¡Nada como una Pepsi!”, ¿quién es, o se cree, la última coca-cola del desierto?
– (Carcajadas) ¿De qué color es la franela que ves en pantalla? ¿Imitó algún estilo? En mi primer programa con Iván Loscher intenté sonar como él. Inmediatamente paró la grabación y me dijo: “¡Qué vaina es esa, habla como hablas tú!”.
–¿Lo han imitado a usted?
– ¿Tú qué crees? Si por cada grabación que pareciera sonar como Eli, Unicef recibiera 1.000 bolívares, muchos niños serían felices.
— ¿Apátrida o nacionalsocialista?
– Este espectro de opciones me deja una sola salida: ¿próxima pregunta?
— ¿Demócrata o republicano?
– Este año votaré en dos presidenciales: por Obama y Capriles.
— ¿Galán de radio?
– (Risas) No califico. Los galanes suelen tener voz de trueno, cabellera de león y miden 1,80.
— ¿Cuánto mide?
– 1,67 sin zapatos.
— ¿El tamaño importa?
– La verdad, no. A menos que hablemos de un bate. ¿Tú crees que Cabrera se pararía en home con un madero tamaño junior?
— ¿Alguna atracción fatal a través de las ondas hertzianas?
– La radio despierta múltiples fantasías. He conocido a gente que aseguraba ser extraterrestre, madre de mi retoño, iluminados por la verdad y encarnaciones de héroes patrios. Me ayudó a la hora de susurrar al oído.
— Como articulista, ¿se ha autocensurado?
– No. Y estoy seguro de que muy poca gente en El Nacional, si es que ninguno, lo ha hecho.
— En 1985, cuando comenzó su carrera, ¿se imaginó todo esto?
– ¡Ni de vaina! Yo sólo sabía que quería comunicar. Lo que vino desde entonces ha sido una aventura.
— ¿Lo haría usted mejor en la Presidencia?
– (Risas) ¿Tú estás loco? Yo no juego a manager de tribuna.
La Presidencia es asunto serio. (Y no te rías, que no es broma).
— ¿Un jingle para el país?
– ¡Venezuela necesita de tu ayuda, acude te estamos esperando!… Y vota.
— ¿Otro para el proceso?
– La revolución es incapaz de reírse de sí misma y termina siendo terriblemente reaccionaria. ¿Una canción?: “Postizo”, de Desorden Público.
— ¿Para la Mesa de la Unidad Democrática?
– “Agúzate”, de Richie Ray.
– ¡Porque te están velando y hay que estar mosca por donde quiera!
— ¿Cómo oye el futuro del país? Surround 7.0
— ¿Necesitará inspirulina el electorado? Acompañado de una fuerte dosis de participalina. Sobre todo para los menores de 25 años de edad.
–¿Una melodía de fondo para las elecciones?
– “Tiembla”, de Desorden Público: gente que está cansada de crisis, miseria y guerra urbana.
— ¿Qué pasaría en Venezuela si Inspirulina invade todos los poderes públicos, incluido Miraflores?
– No sé por qué, pero me acordé de Pepeganga. Ese sí que fue un eslogan que marcó época. Por cierto, “época” me hace pensar en un calzado.
Por: JOLGUER RODRÍGUEZ COSTA
jolguerr@gmail.com
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