Santos aseguro su puesto entre los
líderes más influyentes de Latam
Cartagena, Colombia.- El presidente Obama y líderes de los 29 países latinoamericanos se reunieron aquí el sábado para una cumbre titulada “Conectando las Américas”, pero existe una desconexión política tal entre Washington y sus vecinos del sur que altos funcionarios anticiparon que no habría una declaración conjunta al final de la reunión de dos días.
María Angela Holguín, ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, quien coordinó las discusiones diplomáticas de la cumbre, me dijo en una entrevista por separado que no se pudo alcanzar un consenso en dos demandas básicas de América Latina: que se permitiera a Cuba participar en futuras cumbres EEUU-América Latina, y que la declaración final de los presidentes incluyera un párrafo de apoyo a las reclamaciones argentinas sobre las Islas Malvinas, en poder de Gran Bretaña. Estados Unidos se opuso a ambas mociones.
Salvo sorpresas de último minuto, “no habrá una declaración política conjunta”, me dijo Holguín en una breve entrevista al final de un día de una cumbre económica entre los presidentes y los líderes empresariales del hemisferio, en la que moderé un panel. En su lugar, la declaración final se sustituirá con una declaración presidencial final por el anfitrión de la cumbre, el presidente colombiano Juan Manuel Santos, agregó.
Incluso Colombia, hasta recientemente un cercano aliado de EEUU, se salió de su trayectoria para apoyar la participación de Cuba en futuras cumbres. En su discurso de apertura del sábado, Santos dijo que la exclusión de Cuba, así como el embargo estadounidense contra la isla, eran “inaceptables”.
Funcionarios estadounidenses replicaron que bajo una cláusula democrática firmada por consenso por los participantes de la cumbre del 2001 en Quebec, Canadá, sólo los líderes democráticamente electos son invitados a estas cumbres. Si invitamos a una dictadura como Cuba, no sólo violaríamos las reglas de estas cumbres, sino que debilitaríamos los acuerdos de la región para la defensa colectiva de la democracia, dijeron.
Curiosamente, las negociaciones sobre la declaración final colapsaron por una nota al pie de página que tenía que ver con las Malvinas.
Luego de horas de negociaciones, la delegación estadounidense aceptó una declaración final de 16 párrafos que trasladaría el tema de Cuba a una cumbre sólo de América Latina, pero incluiría un párrafo sobre el apoyo a Argentina en el tema de las Malvinas con una nota al pie de página en la que Estados Unidos expresaba sus reservas sobre ese párrafo. Pero Argentina objetó la nota al pie de página, y todo el documento colapsó.
Habría sido la primera vez que una declaración de una cumbre entre EEUU y Latinoamérica incluyera apoyo para Argentina en ese asunto, incluso con la nota al pie de EEUU, me dijeron funcionarios estadounidenses.
“Estábamos dispuestos a ser flexibles”, me dijo Roberta Jacobson, directora de Asuntos del Hemisferio del Departamento de Estado de EEUU, en una entrevista. “Sentimos de verdad que no pudimos llegar a un consenso”.
A pesar del aparente fracaso en ponerse de acuerdo para una declaración final, funcionarios estadounidenses y colombianos hicieron hincapié en que la cumbre será un éxito, ya que es probable que los presidentes firmen acuerdos negociados de antemano sobre cinco áreas concretas, tales como un plan propuesto por EEUU para expandir el acceso a internet de banda ancha en la región, proyectos de integración de electricidad e intercambios estudiantiles a gran escala. Eso es más importante que declaraciones políticas, alegan.
La anunciada ausencia del presidente radical populista de Venezuela Hugo Chávez debido a su batalla con el cáncer, así como la del presidente ecuatoriano Rafael Correa y el nicaragüense Daniel Ortega, quienes al parecer boicotearon la reunión en solidaridad con Cuba, impedirá probablemente que los más acerbos críticos de EEUU bloqueen los acuerdos económicos concretos de la cumbre.
“Yo veo esta cumbre como un punto de inflexión”, afirma Richard Feinberg, antiguo especialista de asuntos latinoamericanos de la Casa Blanca de Clinton, quien ayudó a organizar varias cumbres anteriores entre EEUU y Latinoamérica. “Aunque existe fragmentación en asuntos políticos, hay una mayor tendencia al pragmatismo en asuntos económicos”.
Mi opinión: es que solamente habrá un ganador incontestable en esta cumbre: Santos. Obama no ha creado ningún plan regional ambicioso de EEUU – como su acuerdo de libre comercio con Asia, la Asociación Trans Pacífica – que creara esperanzas en el hemisferio. Y el bloqueo, encabezado por Venezuela, de los países radical-populistas no tuvo la menor oportunidad de robarse el show sin la presencia de Chávez.
Pero Santos está a sus anchas. Como anfitrión, asegurando constantemente que él está ideológicamente a medio camino entre Estados Unidos y los países de gobiernos izquierdistas de América Latina – incluso preparó un panel con Obama y la presidenta brasileña Dilma Rousseff, en el cual se sentó en el centro de la escena, entre los dos – y definiéndose a sí mismo como un “pragmático con principios”, el presidente colombiano trata de asegurar su puesto entre los líderes más influyentes de Latinoamérica.
Eso es bueno, siempre y cuando él no olvide sus principios democráticos. No creo que él lo haga, pero el que no haya exigido derechos básicos en Cuba con la misma fuerza que pidió el sábado la participación de Cuba en cumbres futuras me da qué pensar.
Por: Andrés Oppenheimer
aoppenheimer@MiamiHerald.com
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