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ISA DOBLES: La envidia del hombre enfermo de poder que no puede ir a la Cumbre


Y tras bastidores, Hugo Chávez

 

La Cumbre de Cartagena ha sido ampliamente destacada en los medios internacionales, como también las declaraciones de Santos, algunas declaraciones mesuradas y otras hasta desbordadas en su afán de controlar emociones que de alguna manera detonen una situación incómoda como esa de afirmar que Hugo Chávez garantiza la estabilidad en este Continente.

Es una afirmación que hace a los venezolanos preguntarse, en la pluma de Pablo Mosco, si el Presidente Santos se engaña realmente a si mismo: “Ese es el unico hombre que puede garantizar y de hecho garantiza la estabilidad en el continente”. Al presidente Santos lo único que le faltó decir fue: “El presidente Chavez es imprescindible para America”. Eso, a 4.000 kmts de distancia, en este país, tiene un nombre: jalar bolas, sin H y con J”.

La entrevista que vino con la portada de “Times”, con ese título escueto pero contundente: ”colombian”, en fin, una organización cuidada y efectiva, una ciudad mágica, y Obama.

Un Obama en campaña electoral que desde antes proponía un tratamiento diferente para el continente que por mucho tiempo, y a pesar del empeño de John Kennedy en su “Alianza para el progreso”, seguía siendo el “corral” en las relaciones bilaterales.

¡Tras este telón por abrir: “la revolución” roja rojita; El Alba; Unasur; El “socialismo del siglo XXI”: Las Malvinas; Cuba; Correa desde Ecuador, más “chavista que Chávez”, no asiste porque Cuba no es invitada después de una visita conciliadora de Santos a los hermanos Castro en La Habana! Esa parecía ser la corriente.

Y tras bastidores, Hugo Chávez.

Diez años del autogolpe cuando los militares le exigieron la renuncia – ”la cual aceptó”- el teatro mejor montado contra un pueblo manso que nunca esperó ser emboscado en la traición que cambiaría su destino con francotiradores, gases, armas en manos del gobierno incitando al odio y la muerte. El comienzo de una historia negra, llena de horror, de lagrimas, corrupción y discursos violentos de venganza y de odio.

Un Hugo CHávez aprisionado en una mente convulsionada por gravisimos desordenes de personalidad que hace crisis. Un cáncer que parece no rendirse. Un Chávez que delira, que se contradice, que llora, que suplica al Señor que no se lo lleve y pide comunicarse con el Presidente de Siria para reafirmarle su apoyo, el mismo que provoca índices atroces de muertes en sus calles.

Unas primarias que demuestran una Venezuela desafiante y segura, y un candidato que lo acosa ante una Venezuela harta de tanto cinismo.

Entre idas a venidas a La Habana, gobernar por Twitter y teléfono, decide, contra lo que parecía una línea política, ir a la Cumbre. Se moviliza Colombia, ambulancias, puestos de emergencia, hoteles, seguridad… Chávez no podía perderse tambien el foco de la atención mundial como se perdió con el Papa.

Otra vez como un “Asomao”. Y una Venezuela indiferente como espectadora fastidiada.

Y el penúltimo acto: desde el “balcón del pueblo”. Atorado, obseso, provocador. Va conduciendo a los mismos de siempre otra vez rojos rojitos y los conduce a donde quería llegar: “¿Ustedes quieren que yo vaya a la Cumbre?” El ¡noooo! consabido llena el espacio.

Y entonces, oh, locura, comienza a descalificar la Cumbre, a felicitar al que dejó solo, a Correa, a Ortega, a Morales, a Cristina, al Alba…, y al hombre y el objetivo que no podía enfrentar: Obama.

Tras todo esto Chávez no puede ir a la Cumbre. Seria indecente. Por ahora se va a Cuba por una semana. La envidia del hombre enfermo de poder. Uno de los pecados que no abre las puertas del Cielo. Uno más.


Por: Isa Dobles
Politica | Opinión
14 Abril, 2012, 2012