“Aprenda la lección de una vez..”
-Mi Comandante –decía el sargento a su superior, con aire miliciano, mientras al mismo tiempo se tomaba una Coca-cola, aspirando el líquido con la rapidez que solo el calor, puede motorizar, como una bomba en funcionamiento-, el General Mogollón lo solicita en su despacho de “ipso facto”.
-¿Y usted sabe, Cuál es la premura de mi General?-preguntó el comandante directamente al sargento, quien era reconocido seguidor de la revolución-.
-No, mi comandante –dijo el sargento Chacón con aire de solidaridad con su superior-.
– Sólo sé que hay algún chisme rodando, no sé sobre qué, mi comandante.
-Muy bien –respondió el comandante- voy de inmediato. Usted se queda de centinela en mi despacho hasta que yo llegue y que nadie entre a mi lugar de trabajo para nada.
-Entendido mi comandante-respondió el sargento, mientras seguía chupando la gaseosa y escuchaba música por su MP3.
Inmediatamente, el comandante se puso su boina roja y apresuradamente tomó el pasillo que lo conducía al despacho del General Mogollón, el cual estaba antecedido de un inmenso retrato del Presidente Chávez abrazado con Fidel Castro y unas cuantas banderitas cubanas, que adornaban una cartelera que tenía unas fotos de algunos módulos de la misión barrio adentro y del poeta José Martí, símbolo del ideario isleño.
-Señorita, informe a mi General Mogollón, que el comandante Machete está presente y acude a su llamado.
-Pase de inmediato mi comandante, que el General lo está esperando-le dijo la bella rubia, mientras se estiraba su pequeña falda, que enseñaba sus torneadas piernas bronceadas por el sol de Macuto.
El comandante se alisó su guerrera y procedió a entrar al despacho del General, quien se empezó a acomodar sus bigotes de gato, tan pronto lo vio entrar.
-Le estaba esperando comandante Machete, para hablar con usted un asunto de suma gravedad, que está recorriendo el Comando como pólvora-exponía el General en tono de oratoria- y que según tengo entendido, usted anda regando por todas partes que el presidente Chávez, tiene un pie en el cementerio, con la vaina de que le quedan dos años de vida, por el cáncer ese, en la barriga.
-¿Usted se volvió loco comandante Machete?-preguntó el General Mogollón-.
-No mi General-respondió el comandante, brevemente-.
-¿Usted no ha escuchado que el Comandante –Presidente le ha dicho al país que se está recuperando y que viene con todo para las próximas elecciones presidenciales?-preguntó el General, mientras veía los ojos negros del comandante Machete-.
-Si he escuchado a mi Presidente, mi General-respondió el comandante-.
-¿Entonces, cómo es eso que usted dice azul, a lo que mi comandante-presidente dice que es rojo? Insisto comandante Machete, no se equivoque- le decía el general Mogollón en tono autoritario. Deje de estar repitiendo las locuras del doctorcito Marquina, que se la de brujo, regando por allí, que nuestro Presidente tiene los días contados. Aprenda la lección de una vez, mire que yo le aprecio y no lo quiero ver vendiendo papas en el mercado mayor de Coche…
-Si mi General-respondió el comandante Machete-.
-Retírese a su puesto de comando y espero que se paren los chismes por los pasillos-le ordenó el General Mogollón al comandante Machete, quien salió inmediatamente con la boina en la mano-.
-No hay novedad mi comandante. -le dijo el sargento Chacón al comandante Machete, tan pronto éste hizo acto de presencia en su despacho- ¿Cómo le fue mi comandante?-preguntó el sargento como si esperaba una historia interesante para oír-.
-Nada del otro mundo-respondió el comandante-, mi General tiene sarpullido en las nalgas y le molesta mucho.