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Edit.TalCual: Makled, llegó tu hora

“De manera que estás jodido.
Pero te queda la lengua..”

 

La hora en que vas a dejar, sin quererlo, una huella señalada en la memoria colectiva.

Eso le pasa a algunos hombres: un breve lapso, unas acciones puntuales que los definen para siempre frente a sus congéneres. Para bien o para mal. Ese sujeto anónimo que dispara contra la multitud para matar a muchos, títere de sus resentimientos y fantasmas. No la última, la del viaje del que nunca se ha de volver. No, al revés, Makled, llegó la hora de tu vida. La hora en que vas a dejar, sin quererlo, una huella señalada en la memoria colectiva.

Eso le pasa a algunos hombres: un breve lapso, unas acciones puntuales que los definen para siempre frente a sus congéneres. Para bien o para mal. Ese sujeto anónimo que dispara contra la multitud para matar a muchos, títere de sus resentimientos y fantasmas. O el que se gana el “gordo” y funda una dinastía. Lo cual nada tiene que ver con los insulsos quince minutos de gloria, es más que eso, vainas de la vida que a ratos le gusta jugar a cara o sello.

Eres un misterio para la mayoría, para nosotros un muro sin fisuras. Nos referimos a los últimos meses en que te trajeron a este país, te encerraron, te amordazaron, te borraron, hasta hicieron que te olvidaran muchos de los más atentos.

Después de aquel suspenso que creaste, hablando hasta por los codos, acusando a las más altas esferas del poder, con nombres y apellidos, soles militares y cargos públicos rubicundos y, sobre todo, con argumentaciones y el asomo de unas pruebas que parecían muy contundentes.

Tenías sobre ti todos los cargos para acabar contigo y diez como tú, pero a la vez armas de guerra capaces de hacer temblar el país. Es más, siempre recordamos que llegaste a afirmar que si dijeses todo lo que sabías, algo así como una invasión armada asolaría el sagrado suelo de la patria. Y ahí bajaron el telón.

Tan desinformados estamos, Walid, que ni siquiera logramos explicarnos mínimamente lo que pasó con el magistrado Aponte Aponte que te distinguió con un carnet del más alto tribunal de justicia nacional, le dieron un coscorrón jurídico y lo sometieron al escarnio público, como a cualquier malandro detenido en una redada de barrio.

¿Por qué a él, tan servil y oscuro, y no al resto que si a ver vamos te había dado y recibido de ti, según tus palabras, cosas de mucha más cuantía que el carnet de marras, líneas aéreas, úrea, puertos, pistas, encubrimientos, honores partidistas y gubernamentales, etc., a cambio de mesadas de una generosidad pocas veces vista?

Ya por ahí vimos que a un simple lugarteniente tuyo le clavaron 11 años y 6 meses de prisión por cumplir supuestas órdenes tuyas y de tu clan. Tus tres hermanos, supongo que queridos, ya transitan los caminos del desierto. Tu fortuna, otrora tan grandiosa, ha sido triturada.

El juicio público prometido al parecer no ha sido sino una farsa. Algo tendrán que hacer contigo, de no poca monta, para satisfacer a Santos, que jugó duro, a EEUU que te quería cocinar a su manera y a la opinión mundial que es tan belicosa con ese asunto del narco.

De manera que estás jodido. Pero te queda la lengua con la que tanto amenazaste y las tales pruebas a buen resguardo. Sin duda tienes bien poco que perder, que transar. Y quién sabe si la única salida que te queda, después de tantas maldades y crímenes, es darle un palo a los corruptos y traidores que ayer te agasajaban y hoy te niegan y te huyen. Algo así sería la lógica de Marlon Brando cuando hizo del Padrino.


Por: FERNANDO RODRÍGUEZ