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LUIS ALFREDO RAPOZO: Recuerdo de Semana Santa

“Bitácora de un viaje
en los días santos..”

 

Rosita Gallo, la esposa de mi compadre Juan Grillo, expresó recientemente que la próxima semana santa no sale de Caracas y que se quedará en su casa en los días santos.

Este año tenían mucho entusiasmo para irse de plan vacacional, gracias a la invitación que le hiciera mi primo José Rapozo, desde la población de Mariguitar, en el Estado Sucre; cuestión de pasar juntos esos días, disfrutando de la gastronomía cumanesa y descansando en una hamaca, bajo la sombra de un conglomerado de cocoteros que miran el azulado Golfo de Cariaco.

Cuando salieron de Caracas, todo iba de lo mejor, hasta que bajando por la autopista que conduce a la ciudad de Guarenas, transitaron sobre el mal estado del pavimento rastrillado, dentro de un marco de trabajo prolongado, que uno no sabe cuándo terminarán su refacción. Esto se mantuvo relativamente constante hasta llegar a la encrucijada de Caucagua, cuando el deterioro de la vía se hizo notar más aún, con huecos más grandes en medio de la carretera, dando la sensación que el carro era una lavadora, hasta que pasaron frente al caserío de “Las Lapas”, donde una yanta comenzó a despedazarse hasta quedar la rueda en el rin pelado.

Mientras Grillo cambiaba el neumático, salieron de la espesura de la vegetación -como si fueran saltamontes-, tres facinerosos que aplicaron una extraña operación -cual Guardajumo-, quitándoles un teléfono celular, un reproductor para discos compactos y una cámara fotográfica. La policía de carretera, posteriormente les dijo “que salieron baratos” y le indicaban el camino para seguir con un buen viaje. Entonces, Rosita le daba gracias a Dios, por el favor recibido.

Luego más adelante, mi compadre se vio envuelto en una escena de pelea callejera con un sujeto que le estaba cobrando una cuenta en un restaurante de carretera, cuya factura parecía una deuda con una clínica, la cual mi comadre Rosita, se encargó de denunciar a los cuatro vientos, encendiendo el clima y propiciando que Grillo luciera sus bíceps como en tiempos de María Castaña. No pagó la cuenta, pero Grillo se llevó un ojo morado, mientras huía; esquivando vasos, piedras y utensilios que le habían tirado, adornados con palabrotas e insultos, recordándole a la madre, que lo había criado…

Cuando llegaron a la población de Uchire, pasaron a darse un baño, por el balneario, donde –por descuidados- fueron despojados de paños, chancletas y hasta de la gorra de los “Leones del Caracas”, que mi compadre se había llevado. Afortunadamente, mi compadre tenía en el short la llave del carro y gracias a Dios, nuevamente seguían en la ruta, lamentando el pequeño percance.

Fue antes de llegar a Clarines, cuando recibieron una llamada de mi ahijado José “Grillito” -el hijo menor de la pareja-, quien informaba que su carro se lo habían robado, mientras visitaba a la familia de la novia en la población de “El Venado”, por Lara y que lo habían dejado bien pelado, si acaso con unos billetes para el traslado a Caracas en un autobús destartalado, pero con música a todo volumen y humo de gasoil quemado incorporado.

No llegaron a la población de Puerto Píritu, cuando Rosita le dijo a mi compadre que no quería seguir hacia Cumaná con tantos incidentes, que lo mejor era regresar a casa, ya que todo estaba muy revuelto. Entonces, dieron la vuelta en ”U” y se regresaron inmediatamente.

En la población de Cúpira, mi compadre fue parado en una alcabala móvil porque andaba corriendo demasiado y pasando como loco a la gente. La policía lo detuvo aconsejándole prudencia, pero mi compadre se puso impertinente y hasta de “majarete” le espetó al policía, razón por la cual, detenido quedó como cuatro horas, hasta que lo soltaron, gracias a los ruegos de mi comadre Rosita.

Por todo lo dicho arriba, fue que mi comadre Rosita decidió no salir de Caracas en la próxima semana santa, debido a ésta bitácora de viaje, que ni Valentina Quintero ha vivido ni mantiene, en su recuerdo de viajes.


Por: Luis ALFREDO RAPOZO
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo