“Curas, lágrimas y aquella
renuncia sin renuncia..”
■ La marcha popular del 11-A batió todos los records nacionales y a lo mejor mundiales.
El ministro de la Cultura acaba de dar unas declaraciones algo estrambóticas según las cuales el 11 de abril es la épica de la revolución, el pueblo en la calle, lo que equivale a decir que ésta se da después de la toma del poder. Es un rasgo más de originalidad de este proceso, originalidad que nadie pone en duda.
Como se sabe, en Cuba fueron primero los épicos barbudos que luego ejercieron el poder revolucionario por un buen rato, digamos hasta que a Raúl se le ocurrió, aliado al santo padre que vive en Roma, volver al mercado y a la globalización. Mao hizo la larga marcha para instalar después el socialismo más radical, hasta que Den Xiaoping descubrió que consumir sin límites es sabrosazo. Y Lenin tomó el Palacio de Invierno y después ya se sabe lo que pasó y dónde terminó, en la mafiosa y entrañable amistad de Putin con el sátiro de Berlusconi, para dar un solo símbolo de los tiempos recientes. Ese es el ritmo histórico más bailado.
Es cierto que la toma del poder por Chávez fue poco heroica, para empezar porque lo hizo con los votos de la democracia burguesa, además con todo lo que ésta suele conllevar: alianza con medios detestables, con financistas poco guevaristas de adentro y de afuera, demagogia a más no poder y promesas para todas las clases a quienes decía amar por igual, salvo los adecos.
Lo que sí es muy polémico es que fueran muy épicos los trepidantes días de aquel abril movido y llevado al altar de la patria. Primero porque hubo una marcha popular que, dicen los conocedores, batió todos los records nacionales y a lo mejor mundiales. Una marcha que gritaba y cantaba contra el ungido y cuyas imágenes son lo más parecido a la toma de la Bastilla y acontecimientos parecidos, épicos, que hubo en esas jornadas.
Después hubo demasiados curas y arrepentimientos y lágrimas y aquella renuncia sin renuncia y mansa entrega y transacciones poco sublimes y retorno con golpes de pecho y crucifijos para poder construir con Hugo una imagen parecida a la de Fidel entrando victorioso en La Habana del 59. Y, para concluir, más parece que fueron arreglos cuarteleros, Baduel a la cabeza, tan ingratamente tratado luego, los que repusieron al Presidente derrocado y no las masas populares que, hasta donde se sabe, no echaron un solo plomazo para acabar con los militares y oligarcas facciosos. Para nosotros mucho más que esas fantasmales huestes populares los responsables de la inusitada resurrección fueron los efímeros inquilinos de Miraflores, sus enormes torpezas.
Todo lo cual lo decimos para intentar un poco de catarsis y hacer más soportables estos días de fiesta revolucionarios que se avecinan, en que nos van a martirizar con todo y cadenas. Creemos, además, que este año van a ser realmente espectaculares, no sólo porque se cumple el primer decenio de la magna fecha sino a causa de la sensibilidad sobresaltada de los amos del poder, ese clima de duelo, religiosidad y mitificación histórica que de un tiempo para acá nos depara espectáculos cada vez más patéticos y truculentos.
Ya Esteban anunció su presencia, por encima de cualquier radioterapia. Paciencia, son un par de semanas a lo sumo, 19 de Abril incluido. Fecha esta última, dicho sea de paso, también importante históricamente y que seguramente presagia la que hemos descrito.
Por: Fernando Rodríguez
Editorial | 09/04/2012