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Alberto Franceschi: Caminando en puntillas

“El pre-difunto, ahora en plan
de Barrabás arrepentido..”

 

Chávez busca merecer no la salvación, sino quedar vivo para seguir mandando y jodiendo. Ello indica, que como solo quiere un trueque, hará nugatorio su ruego ante el más allá y el reloj de la biología celular regresiva seguirá implacable, marcando el plazo del Doctor Salvador Navarrete desde su exilio mexicano: 24 menos 11 = 13 meses. Y ahora con morfina omnipresente, con efecto de absoluta evasión de la realidad.

Perdonen la sordidez, pero es que la prédica del viajante convoca es al diluvio llegada su ausencia… “genio y figura hasta su sepultura”. Quiere pólvora de balas que disimulen las de los cohetes del jubileo por su partida.

Los imitadores de pacotilla de grandes ejecutantes de la historia, prefieren la fanfarria al prudente mutis en silencio. Es que el tipo no se resigna a irse como mortal…sus impúdicos jalamecates nos echaron la vaina que se crea destinado al Olimpo.

Pero vayamos a nuestros asuntos terrenales. Es hora de empezar a preguntarse sin dilaciones: ¿De Cuantos Grados Es El Viraje Que Viene?

Lo que aquí planteo, propongo o avizoro, todavía tardará un poco en concretarse como realidad política de la etapa que transitamos, por cuanto aún subsiste el poder inercial del soldado Chávez, entregado a sus rezos y a sus protectores chulos, beneficiarios de su muerte lenta en la Habana.

Si el país no hubiera perdido la chaveta, ya sobraron motivos para exigir la renuncia del pre-difunto. ¿Es que no basta la certeza que el país está al garete?.

La omisión desde “nuestro bando” para exigir o proponer una salida inmediata, desnuda demasiadas carencias o innombrables complicidades.

La venganza de la realidad contra esa estulticia, puede ser un próximo escenario traumático sin 7 de Octubre.

El espacio-tiempo en política a veces marcha a contramano de quienes quisieran moldearlo en acuerdo a sus intereses antojadizos.

Pero como 28 millones no podemos ser sorprendidos sobre como sigue el próximo capítulo de nuestra existencia nacional, con o sin elecciones, debemos empezar a imaginar todo SIN Chávez y SIN los Chávez, aunque la clientela y “el capital político” del régimen que sale, dejará aún una estela de supuestos herederos, la mayoría de ellos bastardos.

Lo primero que debemos constatar es que la psiquis colectiva del venezolano “de a pie” fue atrofiada visiblemente en estos 14 años, por la omnipresencia de las banalidades ideológicas, que han remachado suponer que deben esperarse gobiernos de reparto, negándonos a asumir, que habiendo despilfarrado el grueso de la alcancía, lo que queda ahora no alcanza y que este país para volver a ser viable, deberá producir otra vez.

Guardando las siderales distancias, no estaría demás comprender lo que pasa ahora con el estallido de la burbuja en Grecia, luego de haberse atragantado a costa de su futuro.

Estoy persuadido que el grueso de mis compatriotas: chavistas, antichavistas, indiferentes y partidarios de soluciones fondo, si es que son personas aun razonables, se encuentran como caminando en puntillas sobre una cornisa, esperando los episodios que hagan irreversibles los acontecimientos. A quienes usted oiga con razonamientos inapelables, sepa que lo más probable es que se trate de fanáticos peligrosos, de esos que llevan los países a costosos dramas político-militares.

Los primeros irresponsables son los fanáticos de imponernos radicalizaciones de esta funesta comedia dizque revolucionaria, que se muestran como jugando a una venganza mayor contra ellos mismos, por no haber sido capaces en vida del gran embaucador, de ir más rápido más lejos y a fondo, en la marcha hacia el abismo totalitario, que estamos a punto de lograr evitarlo para siempre. A propósito, les recuerdo a quienes creen que lo implantado hasta hoy es “comunismo totalitario”, que deberían disimular un poco sus ignorancias.

El estatismo heredado y multiplicado por Chávez, más en boconerías que en realizaciones que hayan ampliado significativamente la propiedad y gestión del Estado empresario, y el clientelismo mas depredador que nunca, ha tenido la enorme virtud no solo de desacreditar este modelo, sino que puso a la orden del día su necesario desmantelamiento, dada la quiebra de cada una de esas empresas, donde ya es de bulto que sea impensable seguir subsidiándolas con erario público y además a costa del ingreso de sus propios trabajadores, condenados a rigideces salariales, dada la evidencia del marasmo heredado del modelo delincuencial de la gerencia chavista.

Lo concreto es que esta manguangua de endeudamientos y despilfarro, para mantener a flote esta piratería del Socialismo Del Siglo XXI, con sus Giordani y sus Ramírez, no solo fracasó, sino que más de uno deberá ir preso, porque de esas gestiones salieron decenas, sino centenares de colosales fortunas mal habidas, que los amigos yanquis e Interpol nos ayudarán a localizar para repatriar.

En otro orden: ¿Cómo imaginar con estas FFAA un régimen estable, de gobiernos alternos y con un alto grado de parlamentarismo y descentralización, hechos imprescindiblemente necesarios para superar este presidencialismo obsceno y enfermizo, con el centralismo paralizante que le es concomitante?

No sé en cuantos meses, pero ese gasto militar absolutamente parasitario deberá reducirse al mínimo, una vez recuperada la soberanía castrense, hoy de rodillas ante sátrapas castristas e idolatras prisioneros y propagandistas de un modelo de hipertrofiada presencia militar en las esferas netamente civiles y con un teorema de “hipótesis de conflicto” ridículamente imaginario.

Lo lógico sería deshacernos de inmediato del inmenso parque armamentista dejado por Chávez, con sus hipotecas financieras, montado para para fanfarronear y distraer con la hipotética confrontación cómico-demencial con USA. Pero si hemos de conservarlo un tiempo, tendríamos sólo como única razón, con el respeto que merecen los amigos colombianos y brasileños, que no se sabe hasta qué punto querrían ellos aprovecharse, teniendo nosotros un nuevo gobierno pacifista, de la horrenda vulnerabilidad en que queda nuestra nación diezmada económicamente.

Dicho en criollo: al orate le temían por el tamaño de su irresponsabilidad, que pudo habernos llevado a un conflicto regional. Pero ahora y por un tiempo debe quedar en pie una capacidad disuasiva, para con vecinos que tengan planes distintos a ser socios nuestros, y con relaciones absolutamente confiables y transparentes, que solo pueden nacer de años de colaboración y de compartir valores geopolíticos idénticos.

Mientras más rápido se dé una confianza geopolítica regional con garantías, más lógico será devolver esa chatarra militar, a cambio de lo mucho que aún debamos por ella.

En otro orden de ideas, el más peliagudo problema va a ser restituir y ganar la batalla de la seguridad jurídica, con la firmeza y confianza en los compromisos de la nación venezolana.

Hay que rearmar constitucionalmente el Estado para asumir a fondo inapelables desafíos de la globalización económica y así deparar empleo productivo masivo e ingresos dignos a nuestros ciudadanos, basándonos en las fortalezas del sistema de propiedad privada, libre empresa y libre comercio.

PDVSA puede quedarse como joya de la corona estatista, por un tiempo más, pero ese ente no es capaz de invertir un solo dólar en su desarrollo, dado el terrorífico nivel de burocratismo, ineficiencia, corrupción y endeudamiento, auspiciado por su simbiosis con el presupuesto de parasitismo social del Estado, que no puede desmantelarse sino en un tiempo lo suficientemente prudencial, para no generar pasivos sociales adicionales. Más bien se impone su progresivo saneamiento, para tratar de hacer eficientes sus gastos y reinversiones.

Es un hecho que si escogemos, como es lógico, el UNICO frente económico internacional del que podemos derivar enormes ventajas comparativas, como es la producción y procesamiento de crudos, se requieren de 500 a 600 mil millones de dólares, para hacer viable una gran industria petrolera de nueva generación, convertida en pulmón energético del continente y mas allá, con una producción por encima de los 15 millones de barriles diarios a 15-20 años plazo.

Esa sideral inversión solo puede hacerse bajo una amplia gama de modalidades asociados con capital foráneo. Y lo primero que hay que hacer, es tener absoluta libertad de movimientos respecto a nuestros competidores OPEP, grandes clientes, opciones geopolíticas etc.

Surcar Colombia con grandes poliductos para llevar crudos y refinados a los grandes consumidores de las costas del Pacifico en América y Asia, y desplegar una gigantesca flota asociada de súper-tanqueros deberá, por supuesto, contar con unas sólidas alianzas comerciales y financieras.

La transición que viene es sencilla de lograr, con amplios consensos políticos, a condición de desterrar la idea que esta vaina se convierta en botín de algunos grupos económicos y menos aun si exhiben poder mediático para sus acomodaticias verdades impuestas por matrices de opinión y chantajes sobre el poder público.

No sé cuantos chavi-burgueses deban mantener sus empresas y sus haberes porque aunque cueste tragarlo, habrá que imaginar soluciones prácticas, por cuanto si vamos al origen de todas las fortunas en Venezuela, me imagino son contadas las que tienen orígenes prístinos e impolutos.

La cuestión cambiaria por ejemplo, deberá dejar de ser terreno de maniobra para afortunados con capacidad de tráfico de influencias, mientras se logre la absoluta convertibilidad.

Quizá nos conviene el ingreso al NAFTA norteamericano y adoptar la dolarización al 100 % como la tiene Ecuador o Panamá, y de hecho Cuba, o adoptar el Cruzado brasileño como moneda regional, o una moneda común Andina o con Mercosur.

Lo concreto es que el futuro se diseña con monedas de grandes espacios comerciales y geopolíticos y habrá que ver si lo preferible para nosotros es la estricta área dólar.

Si estas cuestiones claves están diseñadas, la atención urgente deberá ceñirse a los temas de gobernabilidad que tienen soluciones eficientes en la descentralización a fondo, a condición de hacer inviable la corrupción masiva a todos los niveles.

Y en cuanto al más serio de todos nuestros dramas que es el de la inseguridad, habrá que quintuplicar, aun al precio de endeudarnos, la inversión en sistema judicial, policial, carcelario y rehabilitación, paralelos con haber resuelto a fondo el tema de la impunidad y por otra parte generar las oportunidades para la profesionalización y el empleo joven con progreso social, que permitan abandonar el atractivo económico del mundo del delito.

Pero absolutamente todo estará subordinado a como logremos resolver la convivencia política, que tiene o una solución forzosa, necesariamente dictatorial, pasando por una etapa transitoria de varios años, para poner en orden estas nuevas opciones de sociedad, que superen la rochela lumpen del chavismo, a menos que lo mismo se prefiera superar con la opción más laboriosa segura y lenta de la democratización transparente de la sociedad y del Estado venezolano, que supone una superación de no pocas taras heredadas, pero que implican un rescate o más bien la edificación de fortalezas institucionales que hemos tenido solo parcialmente en el pasado democrático, usufructuando un pacto de gobernabilidad que se impone de nuevo como perentorio.

Lo inevitable en la transición, es barajar y repartir de nuevo las cartas y no se vale hacer trampa, porque los tahúres que las tienen marcadas, cualquiera sea su origen y postura de fingimiento ideológico, hay que sacarlos del juego.

Para lograr esto se necesita un liderazgo muy sólido en varios aspectos claves, que pueda desplegarse con gran autoridad sobre un país sumido en el bochinche, el delito y la rapacería general. El viraje que se supone debemos asumir es de 180 grados, y el liderazgo deberá graduar cuanto endereza por mes y por año, porque de no hacerlo esta nación se hará inviable en muy pocos años y los despojos se repartirán entre nuestros vecinos, que si tienen una visión de futuro.

Mientras tanto seguiremos caminando en puntillas, para no despertar iras de los acólitos de nuestros “dirigentes” ocupados de la política de otro planeta porque de este están sencillamente ausentes.


Por: Alberto Franceschi
Politica | Opinión
Domingo, 8 Abril, 2012