“No somos, o mejor dicho, no
fuimos un país violento…”
■ En doce años del actual régimen le país muestra un rostro peor que el de una sociedad en guerra civil.
■ Hugo Chávez reconozca que bajo su gobierno nos hemos vuelto uno de los países más violentos e inseguros de la tierra.
■ Qué más puede ocurrirle a la familia venezolana, a la juventud emprendedora, al trabajador comprometido para que el presidente.
La pregunta la formulo públicamente y con plena responsabilidad, consciente de lo que significa que un gobernador de estado se vea obligado a disponer de un prestigioso medio de comunicación para llamar la atención de quien es el primer responsable de lo que ocurre en las calles, en los hospitales, en las cárceles y en las policías del país en cuanto a inseguridad se refiere.
Pero, basta, realmente basta. Estadísticas nacionales e internacionales comprueban que en los doce años del actual régimen Venezuela muestra un rostro peor que el de una sociedad en guerra civil. Para ser precisos, somos uno de los países con mayor índice de asesinatos en el mundo, 65 lamentables muertes violentan por cada cien mil habitantes. Somos miembros de la lista negra de los diez países con mayor número de secuestros. Somos el país con uno de los perores índices de reinserción social entre su comunidad carcelaria. Y nueve de cada diez delitos quedan impunes, sin sentencia alguna.
Entonces, vuelvo con mi pregunta inicial: presidente Chávez, qué quiere, qué espera, qué agenda oculta lleva usted luego de doce años sentado en el Palacio de Miraflores, sin dar la cara, sin hacer nada para revertir estas cifras y tendencias y devolverle la paz y la concordia a las barriadas y comunidades tanto de Caracas como del interior del país. Estas duras, amargas e inmerecidas reflexiones para con el pueblo venezolano las expreso al vivir recientemente dos duras experiencias en tierra zuliana, las cuales han retumbado ante la opinión pública nacional: una, el asesinato de Karen Berendique, hija del cónsul chileno en Maracaibo y, dos, el asesinato de dos policías regionales, los hermanos David Julio Urdaneta y Héctor José Orozco Urdaneta, en un hospital de Cabimas. Ambos hechos perpetrados por funcionarios adscritos y armados del Cicpc, la policía nacional, organismo cuyo titular lo designa directamente el propio presidente Chávez y lo coordina su ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami.
No somos, o mejor dicho, no fuimos un país violento. En fecha reciente el reconocido especialista Francisco Mármol García señalaba a este respecto que el presidente Chávez, -cito-, “perdió la brújula de lo que está pasando en el país en materia de seguridad”. Pero somos mucho más que solo Chávez y aun hay tiempo para recuperar esa brújula. Desde esta tribuna ofrezco una vez más mi voluntad y capacidad de trabajar en conjunto, en coordinación con la representatividad y conocimiento que tienen alcaldes y gobernadores para que juntos todos logremos abatir este enemigo común llamado violencia. De lo contrario y como lo señalé recientemente desde el estado Barinas, seguiremos viendo como “el futuro del país se está quedando en las calles a causa de las balas y la inseguridad.”
Por: PABLO PÉREZ
Gobernador del Zulia
Politica | Opinión
@pabloperezof
EL UNIVERSAL
sábado 7 de abril de 2012