Los grandes guisos de esta
era, Pdvsa. Todo impune
■ Remodelación del Vargas ha demorado más del doble de los tres años que tardó su total construcción en el siglo XIX.
■ Si usted es de quienes todavía creen que las denuncias sobre la incompetencia e incapacidad y la corrupción del gobierno son exageraciones de la oposición, échele un vistazo a la Memoria y Cuenta de la Contraloría General de la República correspondiente a 2011.
De entrada hay algo que llama poderosamente la atención: ninguna de los señalamientos sobre “irregularidades” (que no es otra cosa que un eufemismo para no llamar por su nombre a lo que es pura y simple corrupción) que hace la Contraloría produce consecuencias judiciales. La denuncia no pasa de eso. Es una denuncia platónica.
Con permiso del colega de El Universal, que se está ocupando de jorungar la citada Memoria y Cuenta, vamos a comentar algunos de sus hallazgos. De la misión Barrio Adentro II se da cuenta de que 1.235 obras de la que era la niña de los ojos de las misiones se encuentran paralizadas. Son trabajos que fueron iniciados en el periodo 20052009, entre siete y tres años atrás, y a esta fecha están sin terminar. A tal efecto el Inavi había dado un anticipo contractual de 29 mil millones de bolívares, de los cuales se han ejecutado 11 mil millones.
El saldo pendiente de casi 19 mil millones ¿sería un exceso de suspicacia suponerlo desaparecido en los hondos bolsillos de la corrupción? Abonaría tal suposición lo que la propia Contraloría señala: que el Inavi no realizó “las diligencias necesarias tendentes a la recuperación (del dinero) a través de la ejecución de la fianza de anticipo”.
Es evidente que tal falta de diligencia no puede ser casual. Es un trámite tan obvio que su omisión sugiere inmediatamente un guiso que involucra a algunas de las empresas contratistas (designadas todas a dedo, “por la emergencia”) y a algunos funcionarios públicos.
La Contraloría es exhaustiva. De 54 contratos por 75 mil millones no existe documentación que respalde la ejecución de las obras, incluso hay documentos que se “extraviaron” en el camino del Inavi al Minpopo Obras Públicas y Vivienda. En definitiva 48 de las 54 obras se encuentran paralizadas, sin que exista notificación de ello al Inavi ni acta de paralización. Esto es el paraíso de los ladrones del Tesoro. Según el órgano contralor, todo se debe a “retraso en la entrega de los recursos”, responsabilidad que atribuye al MinpopoSalud.
Hay un caso que resulta hasta cómico. Es el de la construcción del “Leander”, la nave de Miranda, que sustituye la réplica de la carabela de Colón que se encontraba en el mismo sitio del Parque del Este.
Inparques suscribió un contrato por 7 mil millones para la ejecución de la obra sin contar con el proyecto de ella. Entregó la mitad de esa cantidad en calidad de anticipo, sin que la obra se estuviera ejecutando. Pero, y aquí viene la desvergüenza, en el mismo momento de suscribir el acta de inicio se firmó (¡en la misma fecha!) el acta de paralización. Hay más, mucho más. Por ejemplo, la remodelación del Hospital Vargas se ha demorado más del doble de los tres años que tardó su construcción en el siglo XIX.
Hay muchísima tela que cortar en la Memoria y Cuenta de la Contraloría, lo cual subraya mejor que nada la absoluta impunidad que existe para los delitos de cuello blanco. De allí su fenomenal expansión.
Pero todo estos son conchas de maní comparado con los grandes guisos de esta era, por ejemplo, los de Pdvsa. Todo impune.
Por: Teodoro Petkoff