“Las extrañas vueltas
que da la vida…”
El presidente de la República Hugo Chávez Frías, el otrora gran líder, reducido al triste papel de participar desde el escueto mundo de ciento cuarenta caracteres que le permite el Twitter. Aquel enérgico líder que recorría gran cantidad de sectores en kilométricas jornadas, en donde prevalecía la fortaleza de un liderazgo incombustible. Ahora está oculto en algún punto cubano o centro hospitalario, mirando los acontecimientos desde la barrera del dolor. Lo paradójico: es que utiliza un mecanismo tecnológico de la comunicación social, que es bandera de los regímenes democráticos que persigue. Defenestra las políticas estratégicas del imperio y sus hábiles mecanismos de operación interactiva, para vivir calentado debajo de las alas del pajarito azul. Una nueva muestra de lo hipócrita que es este régimen putrefacto.
Un hombre que eclipsaba a las masas con solo aparecer en el escenario nacional, debe sentir como su soporte popular sufre de muerte lenta. Encuentros y anécdotas que hicieron posible cimentar todo un proyecto que sirvió de base para la denominada revolución bolivariana; son cosas de un pasado que se proyecta como el destino final de Hugo Chávez. El desgaste que ha originado su desastrosa gestión al frente del gobierno, es la principal causa de su monumental derrumbe.
El Presidente ya no cuenta con la mayoría de los venezolanos. Los ciudadanos ya no se dejan seducir por las sensiblerías de revolucionarios de pacotilla. Por el contrario lo perciben como su peor error. No solo es un cáncer el que mina su existencia y alimenta de ansias a su séquito de ambiciosos y atolondrados pícaros de ocasión, es el creciente rechazo que tiene en densos sectores de la población que sienten como la revolución bolivariana se les transformó en pesadilla.
Quien sí cuenta con el fervor popular es Henrique Capriles. Cualquiera de sus actividades de campaña se convierte en una fiesta sin precedentes. Las calles se tiñen de esperanza, las puertas se abren para recibir al mensajero del cambio y el progreso para todos. Sus giras han contado con un respaldo masivo de la población, en sitios en donde el chavismo tuvo una preeminencia por años. Son estos ciudadanos cansados ante tanta mentira quienes impulsan el nuevo liderazgo. Solo algún escarceo de malandros tarifados ha aparecido como nulas barreritas ante la avalancha de pueblo que sigue al próximo presidente Henrique Capriles.
Un viejo profesor me decía que la biología no perdona. El régimen tiene envejecida hasta el alma. Su discurso cavernícola y esquizoide no cuenta con simpatías entre los jóvenes. La inmensa mayoría de estos quieren vivir en un país que no sea una cárcel ideológica en donde se persiga a quien piensa distinto. No se conforma con pequeñeces, desean tener una nación con desarrollo sustentable y con un nivel de vida que logre darles herramientas para poseer un futuro promisorio.
Chávez no puede garantizar futuro. Han pasado trece años de mentiras, quiere vendernos como nuevas las promesas que hizo siempre y que jamás llegó a cumplir. Seríamos bien gafos si volvemos a creerle a semejante personaje.
Vendrá toda una ofensiva oficialista en todos los órdenes. El Presidente hablando desde un teléfono, enviando mensajes que contestan con fastidio, mientras Capriles recorre pueblo a pueblo con el vigor de estar entero, la esperanza es ancha como el horizonte y la derrota sombría como la muerte. Ya sabemos en qué extremos están las dos opciones. ¡Hay un camino!…
Por: ALEXANDER CAMBERO
alexandercambero@hotmail.com
@alecambero
EL UNIVERSAL
miércoles 28 Marzo, 2012