“Asediado por el fracaso…”
En un país que se cae a pedazos como consecuencia de las disparatadas políticas oficiales, el Gobierno de la revolución bolivariana recurre sin escrúpulos a la persecución más descarada contra todos los sectores de la población venezolana. El Gobierno naufraga entre la cursilería y la agresividad, entre el derroche desesperado y la certidumbre de la derrota el 7 de octubre.
Después de trece años de desmanes, promesas incumplidas, mentiras y engaños, el Gobierno de la revolución marxista-bolivariana-cubana no encuentra cómo ocultar su fracaso. El país se cae a pedazos, y frente a esta realidad trágica, el partido oficial se anarquiza, desata la violencia y da palos de ciego.
Primero fue el derrame petrolero en Monagas, y como el gobernador del estado no obligó a la gente a beber las aguas contaminadas del río Guarapiche, le decretaron la guerra y lo expulsaron del PSUV. O sea, que para seguir en el partido oficial el gobernador tenía que bendecir el agua contaminada. Resurgió en seguida el cuestionamiento de expertos a la calidad de las aguas en la región del centro, en la cuenca del lago de Valencia y su zona de influencia, e, incluso, en el área metropolitana de Caracas, pues La Mariposa está tomada por la bora.
Un gobierno responsable habría optado por la solución racional, poner el problema en manos de expertos internacionales, de la Organización Mundial de la Salud, de las universidades, de los institutos científicos. Los expertos habrían dictaminado, y la población sabría a qué atenerse. Pero este no es un gobierno responsable. Prefiere desenvainar el machete y decretar que las aguas son puras y cristalinas.
El Presidente de la República encontró rápido la solución, instruir a la Fiscalía y al Tribunal Supremo; eso sí, “muy respetuosamente”. Ahora es un delito de Estado hablar de la calidad de las aguas. Los venezolanos deben callar. Y tomar petróleo. Los caricaturistas que tocaron el tema, Rayma y Weil, apoyados por Zapata, fueron tildados de “racistas” porque ironizaron con las aguas negras. Los torquemadas de la revolución no encontraron nada más ocurrente. ¡Sus cerebros echan chispas!
“Serán convertidos en polvo cósmico”, es el grito de guerra a muerte contra el candidato de unidad, contra gobernadores y periodistas, contra humoristas y políticos. Contra todos los que desconfíen de la pureza de las aguas. Nada más estrambótico se había visto nunca en Venezuela. Ahora el problema del agua tendrá una solución revolucionaria: estará prohibido mencionarlo. La censura cubana.
El fracaso del Gobierno estalla en toda la nación. El crimen y la delincuencia aumentan porque el discurso de la violencia los estimula.
El brutal asesinato de la hija del cónsul de Chile en Maracaibo desnudó una vez más las prácticas policiales. El relato del hijo sobreviviente del trato que recibía mientras trataba de auxiliar a la hermana agonizante testimonia una barbarie que aterra. ¿Cómo puede un gobierno permanecer impasible frente a esta realidad creada por trece años de incapacidad y de soberbia, de división y de odio entre los “patriotas” y los “apátridas”?
La violencia contra las universidades, los ataques a instalaciones universitarias, no son sino la traducción del discurso antiuniversitario.
Un Consejo de ministros convertido en comité de campaña electoral no está en capacidad de percibir ni de resolver los graves problemas de la nación. Véase lo que sucede en el sector agrícola, el fracaso más absoluto de la llamada Agropatria que suplantó una empresa calificada por su eficiencia y confiabilidad. Ahora los agricultores están desamparados, condenados a la ruina.
Fue la gran hazaña del ministro Loyo, ahora desaparecido. Traen café de Nicaragua, ganado de Colombia, azúcar, arroz, caraotas de cualquier parte. La maquinaria agrícola se oxida, sin repuestos, sin semillas, sin financiamiento. Entre tanto, los dólares del petróleo se malgastan en importaciones masivas. La revolución bolivariana puso a “producir” los puertos.
En una palabra, el Gobierno desenvaina el machete, pretende imponer el silencio a lo largo de la campaña electoral. Cada vez que surja un grave problema o una denuncia, el Gobierno activará la maquinaria de la represión. Cuidémonos de denunciar el abuso del régimen en la utilización de los dineros públicos, el derroche discrecional, el monopolio de los medios de comunicación del Estado privatizados por el PSUV, el ventajismo descarado y delictivo. Cuidémonos de denunciar la utilización ilegítima de los poderes del Estado para acallar, atemorizar y estrangular la opinión pública.
¡Todos contra el comunismo!
¡Por la vigencia del Estado de Derecho!
¡Por la libertad y los derechos humanos!
¡Contra la represión y la censura oficial!
¡Por la plena vigencia de la Constitución Nacional!
¡Por una campaña electoral con libertad para todos!
Caracas, domingo Caracas, 25 de marzo 2012
Movimiento 2D • democracia y libertad
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