Cicpc: Yo me investigo, tú te
investigas nadie investiga…
El Gobierno se dignó el sábado en la noche a expresar “su condolencia y pesar a la familia del cónsul chileno en Maracaibo”, Fernando Berendique, un ciudadano ejemplar con 30 años en el país y apreciado por la comunidad. Pues, a este señor la policía del Gobierno bolivariano le ha arrebatado la vida de su hija en una de esas alcabalas que, supuestamente, colocan los esbirros de este régimen los quince y último de cada mes para cobrar vacuna a los jóvenes y redondearse el sueldo.
Desde luego, las investigaciones permitirán conocer las verdaderas circunstancias del asesinato de esta estudiante de Comunicación Social, pero todo indica que el Cicpc no debe estar montando alcabalas para detener ciudadanos ni actuar como policía represiva. Eso les está expresamente prohibido; también, el hecho de usar sus armas para intimidar y detener a un transeúnte o un conductor.
Su papel tiene que ver directamente con las actuaciones e investigaciones que la Fiscalía General les encargue. En este caso, nadie de la Fiscalía les ordenó estar allí y menos interceptar a los ocupantes de los vehículos que transitaban por ese sector. De manera que va a ser muy difícil que estos miembros del Cicpc demuestren órdenes de las “instancias superiores”.
Ya es hora de que el ministro de Interiores y Justicia asuma alguna responsabilidad ante tantos desmanes que cometen los cuerpos policiales que están bajo su órdenes, y les instruya para que no sigan actuando en las calles por su cuenta y riesgo.
Suma y sigue la inmensa cantidad de jóvenes inocentes que la antigua DIM, la Disip, el Cicpc y la desmembrada Policía Metropolitana llevan cargados a sus espaldas sin que nunca se les castigue ni se les aplique la ley como es debido.
Según un despacho de la agencia AP, el Gobierno “prometió sancionar con firmeza y objetividad a los responsables y castigarlos conforme al marco legal vigente”. Son promesas del actual y fúnebre ministro de Interiores, quien pasará a la historia como el funcionario que no ha logrado solucionar nada: ni la inseguridad en los barrios, ni los secuestros express en las avenidas y urbanizaciones, ni los motines en las cárceles, ni mucho menos ha logrado enterrar a la Policía Metropolitana (que sigue moribunda) ni a La Piedrita, que juega al escondite con él como cualquier muchacho en una escuela.
El ministro de Interiores explicó a la opinión pública que estaban detenidos doce funcionarios del Cicpc “involucrados en esta práctica irregular, a quienes se les abrió un procedimiento disciplinario de destitución”. Ahora resulta que caerle a tiros y matar a una joven inocente y desarmada es una “práctica irregular” y que los van “a destituir”.
Esperamos que la fiscal general reivindique el derecho a la vida de los ciudadanos y que actúe con mano dura, y que no sólo los destituya sino que los lleve a prisión por asesinos, si las pruebas así lo indican rotundamente.
Por: Redacción
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EL NACIONAL