¿Ya tomaron una decisión, pero
no la han participado?
Luego de estos casi 20 días de ausencia del Primer Mandatario en labores de gobierno, las cosas ni lucen igual ni se espera que todo vuelva a ser como antes, ni se cree en la llegada de la normalidad como quien se topa milagrosamente con un viejo pariente que llega de sorpresa a arreglar las cosas en casa cada vez que mana un problema grave.
El tiempo siempre augura en silencio y le brinda a los más osados cierta licencia para acertar en el mar de la especulación. Por ahora, las abejas rojas parecen sentirse cómodas de su cuenta disfrutando de tanto poder tanto dentro como fuera del panal, mientras los días permanecen estacionados en plena incertidumbre sobre el estado de salud de Chávez, a sólo siete meses de los comicios presidenciales.
Si hay alguien dentro del PSUV que puede darse el tupé de decir que le tocó ser Presidente de la República en los minutos escabrosos de la extraña transición del golpe de abril -luego de esa misteriosa huida-, fue este funcionario estrella con amplio manejo de la izquierda y la derecha, que ha devenido 12 años después en rudo evangelizador del presidente Chávez y el voto duro de la camada chavista, en vocero de la radicalización a ultranza, enemigo de los ricos a pesar de su inocultable fortuna, defensor a mansalva del actual Alto Mando Militar, quienes en su mayoría hicieron carrera con él, además es el directivo del PSUV más controlador de los pasos que toma el resto de los delfines que en algún momento se han considerados con posibilidades de ser los herederos del enfermo mandatario para liderar el proyecto revolucionario y la Fuerza Armada Nacional, presidente de uno de los poderes más importantes para cualquier transición como lo es la Asamblea Nacional y el hombre con mayor poder de convocatoria dentro de las filas revolucionarias para liderar la cruzada que definirá los destinos del país el próximo 7 de octubre.
No cabe duda que Diosdado Cabello entró de lleno a la campaña electoral usando la imagen de Chávez y su heroísmo patriótico y revolucionario en cada aparición mediática y cada arenga y recorrido del país, como en su momento y a lo largo de todas las jornadas electorales el propio líder utilizó la estampa guerrera de Bolívar y su epopeya libertadora como escudo y espada de batalla.
Esquiva reiteradamente y con mucha sorpresa cada nueva detección en la enfermedad del Presidente y sin que nadie lo pregunte o lo ponga en duda ratifica que “Chávez seguirá siendo el candidato de las elecciones presidenciales por el PSUV para el próximo octubre”, ¿alguna duda?
En cada salida Diosdado no solo busca polarizar su imagen con la del candidato de la MUD, Henrique Capriles Radonski, sino que le replica a cada instante que cuenta con un batallón mucho mayor que el de los 3 millones que salieron a votar en las primarias del pasado 12F.
Lo vemos haciendo alarde de rudeza y valentía ante los suyos, concibiendo el amor en cada declaración suya como el acto de lealtad de un guerrero ante la máxima figura revolucionaria y evoca a la militancia silvestre ciertos llamados de fidelidad y lealtad a esa bandera de guerra revolucionaria, mientras entrega ayudas, promete viviendas instantáneas y automóviles chinos e iraníes, y se hace acompañar de figuras emblemáticas del presidente Chávez como el ministro de la Defensa, Henry Rangel Silva, Aristóbulo Istúriz, el canciller Nicolás Maduro, a quién supuestamente grabó en una delicada conversación sobre sus aspiraciones “candidaturales” para sacarlo del camino, y hasta con el mismo vicepresidente Jaua.
¿Será que tocará a Cabello ser el clon del máximo líder revolucionario como candidato en llave para mantener tranquilo a los adeptos revolucionarios en esta campaña que se nos viene encima, mientras el presidente Chávez descansa entre una quimio y otra? ¿O ya tomaron una decisión, pero no la han participado? Sorpresas te da la vida.
Por: DÁMASO JIMÉNEZ
@damasojimenez
EL UNIVERSAL
martes 13 de marzo de 2012