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Thursday, November 21, 2024
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PEDRO LLORENS: Más derechistas serán ustedes



La mosca en la oreja

 

Quienes adversamos al militar golpista, predicador de embustes, autócrata de vocación, solemos atribuir la náusea que nos provocan sus cadenas de radio y TV, su ricomacpatesco afán de dinero y su absoluta imposibilidad de gobernar (sólo mandar), a la influencia perniciosa del agónico régimen cubano (comprensible) y, por extensión, al carcomido comunismo soviético que ni la Perestroika de Mijail Gorbachov pudo enderezar (justificable)…

Lo que no es comprensible ni justificable es calificar de “pasticho ideológico” (como lo hacen reiteradamente algunos ilustres voceros del bando democrático) la portentosa obra de Marx, Lenin, Trotski, que permitió el diseño y la puesta en marcha de un proceso que ­en su momento­ estremeció al mundo y constituyó uno de los más importante hechos políticos del siglo XX.

Está claro que la revolución chavista reproduce todo lo malo del comunismo soviético (salvo crímenes como los del estalinismo), sin ninguna de sus ventajas, pero culpar a la teoría del viejo barbudo y a las obras de algunos de sus más famosos intérpretes, es tanto como legitimar (cosa que no parece molestar a muchos ambidextros de la oposición) el calificativo de “derecha” que endilgan al bando opositor el cantamañanas que nos gobierna y los papanatas que lo acompañan.

Para Norberto Bobbio, profesor de Filosofía de la Universidad de Turín y diputado vitalicio de la República Italiana (fallecido hace algunos años), la esencia de la diferencia entre la derecha y la izquierda “es la distinta actitud que las dos partes ­el pueblo de la derecha y el pueblo de la izquierda­ muestran sistemáticamente frente a la idea de igualdad” (sostiene Bobbio que la aspiración a la igualdad es razón de los movimientos de izquierda y cita, como caso propio de la derecha, el de un alcalde del Partido Popular español que, frente a una desgracia sufrida por un grupo de inmigrantes, comentó: “Podrían haberse quedado en sus casas, en sus países”).

También pudiera haber citado el caso de quienes rebajan los méritos de Marx, Lenin o Trotski, a quienes nadie puede negar que lucharon por la igualdad, hasta ponerlos casi al nivel de Chávez, Diosdado y Maduro, fanáticos de la desigualdad, hasta el punto de excluir a más de la mitad de la población.

A estos los hubiera despreciado hasta el Che, quien luego de afirmar que “el eslabón más alto que puede alcanzar la especie humana es ser revolucionario”, advertía que “la revolución es algo que se lleva en el alma y no en la boca para vivir de ella”.


Por: PEDRO LLORENS
pllorens@el-nacional.com
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EL NACIONAL