Al Banco Central, se le
devolvera la autonomía
La conducción económica bajo un eventual gobierno del candidato presidencial de la oposición Henrique Capriles tendría, en su esencia, un objetivo indudablemente político: crear las condiciones para que nunca más vuelva a surgir otro Hugo Chávez en Venezuela.
Y es que el actual líder de la Revolución Bolivariana es producto del colapso del modelo rentista petrolero venezolano y su incapacidad –en sus últimos años– de brindar prosperidad al grueso de la población, explicó el coordinador del Programa Económico de Capriles, José Guerra.
“Esa fue la economía que trajo a Hugo Chávez”, comentó Guerra, quien visitó Miami esta semana.
“Nosotros tenemos que remover las causas para que no llegue a subir otro Chávez en medio de una crisis. Ese es el cambio fundamental que tenemos: remover aquellas causas y promover un crecimiento con inclusión que haga que una figura de este tipo no vuelva a aparecer en Venezuela”, señaló.
El modelo que tienen pensado ejecutar en Venezuela sería distinto al que se trató de aplicar en América latina durante el auge neoliberal de los años 90.
El país requiere atravesar por un proceso de franqueza económica que permita atender los múltiples desajustes y desequilibrios acumulados durante los 13 años de gobierno de Chávez, pero la corrección debe ser gradual, y no puede ser aplicado sin tomar en cuenta las grandes necesidades de la población.
Eso quiere decir que el crecimiento económico debe estar acompañado por sostenidos esfuerzos para sostener la inclusión social, explicó.
“Lo que ha hecho el gobierno [de Chávez] ha sido repartir, pero nunca llegó a crear riqueza, mientras que las reformas económicas que trataron de aplicarse en los 90 buscaban generar riqueza, pero esa riqueza no se repartía”, comentó el economista.
“De manera que ahora nuestra propuesta busca generar el crecimiento pero con la inclusión social, que es lo que le da sentido de permanencia al crecimiento económico, y lo hace políticamente aceptable”, explicó.
La búsqueda de ese equilibrio llevaría a un gobierno de Capriles –quien deberá enfrentar a Chávez en las elecciones presidenciales de octubre–a ejecutar grandes cambios en la conducción económica del país de resultar electo.
En materia petrolera, por ejemplo, el nuevo gobierno de la oposición buscaría abrirle espacio al capital nacional en el negocio.
“Venezuela hoy en día tiene acuerdos con los chinos, con los rusos con los cubanos, con los vietnamitas, con los brasileños y con los españoles pero no con los venezolanos”, describió Guerra.
“Venezuela es un país subastado a los Estados y a las compañías petroleras internacionales, pero el capital venezolano está vedado de participar en el negocio. ¿Entonces donde está capital venezolano? En Costa Rica, en Perú, en Colombia, porque en Venezuela se le prohíbe estar en la actividad principal”, sostuvo.
El nuevo gobierno también buscaría aumentar la producción de petróleo, la cual se ha estado disminuyendo de una manera apreciable. Al cierre del 2011, Venezuela producía 20 por ciento menos de lo que producía en 1998, mientras que la nómina de la industria se ha cuadruplicado, pasando de 25,000 a casi 100,000 trabajadores.
“Es un fenómeno que con precios altos, con más trabajadores, se produzca menos”, comentó. “Eso sin añadir el alto endeudamiento a la que ha sido sometido la empresa, que en 1998 debía $3,500 millones y ahora, según cifras oficiales, está debiendo casi $40,000 millones, sin incluir otros pasivos, por expropiaciones”.
La estatal Petróleos de Venezuela también debe ser reorientada para que se dedique exclusivamente a su negocio fundamental, la producción de crudos, y deje de lado actividades como la distribución de alimentos y de ropa, tareas que se ha visto obligada a asumir bajo el gobierno de Chávez.
Por otro lado, un gobierno de la oposición realizaría grandes esfuerzos para tratar de impulsar la producción industrial, la cual se ha venido a menos durante más de una década de maltratos emprendidos por el gobierno de Chávez.
Para ello, Capriles enviaría un claro mensaje a los empresarios: bajo su gobierno se respetará la propiedad privada.
“No hay manera que nadie invierta si no se tiene asegurado que lo tuyo es tuyo.¿Quién va a invertir con el riego de leer mañana un decreto, que no solamente puede ser de expropiación, porque puede inclusive ser de confiscación, porque no te pagan […] Las reglas de juego tienen que ser claras”, expresó.
El lanzamiento de la producción nacional sería fomentado a través del gasto público. El estado venezolano tiene una alta capacidad de compra de bienes y de servicios, y un gobierno de Capriles utilizaría esa alta capacidad para comprar productos hechos en Venezuela.
El gobierno utilizaría sus programas de adquisición de alimentos para adquirir carne y leche venezolanas en vez de importarlas desde Brasil o Argentina. “Chávez lo que ha estado haciendo es reactivando las industrias de Brasil y Argentina, en vez de la nuestra. Eso tiene que cambiar”, comentó.
Un eventual gobierno de la oposición también removería un conjunto de restricciones, como los controles de precios, que están acabando con la producción nacional. En Venezuela, hay precios están congelados desde hace cinco años pese a que los costos aumentan y el promedio de la tasa de inflación está cerca del 30 por ciento anual. “Eso lo que está provocando es una altísima escasez de productos”, afirmó.
Guerra dijo que Capriles también emprendería un acercamiento a quienes han sido los socios comerciales naturales de Venezuela, propuesta que la alejaría de los países miembros del Mercosur, y la acercaría a la Comunidad Andina de Naciones.
El ingreso de Venezuela al Mercosur, donde entraría a competir contra una potencia económica como es Brasil, podría terminar de hundir a la producción nacional en cuestión de meses, ya que los productores venezolanos operan bajo una tasa de inflación de 30 por ciento y los costos de sus pares brasileños sólo aumentan a un ritmo de 6 por ciento.
Similar situación enfrentarían los productores agropecuarios venezolanos frente a sus pares de Argentina y Uruguay.
Capriles también pondría fin a lo que ha sido una sistemática estatización de la banca. Hoy en día el Estado es el mayor banquero del país, y el gobierno de la oposición no adquiriría nuevas instituciones. Lo que sí haría es utilizar las que tiene actualmente como herramienta para promover el desarrollo, y financiar a quienes actualmente no tiene acceso al crédito a través de la banca privada.
Por otro lado, el nuevo gobierno tendría que realizar cambios en política cambiaria para poder atender el impacto sobre la producción que tiene la alta tasa de inflación.
“En un país que mantiene la tasa de inflación más alta de América Latina, lo único que se puede producir es petróleo porque todo lo demás es más caro. Hasta el agua mineral en Venezuela es más cara que en Francia. Eso significa que el bolívar al tipo de cambio actual es una moneda irreal”, comentó.
El nuevo gobierno no desmantelaría el sistema de control de cambio en un solo acto, sino que aplicaría un sistema gradual que permitiría restaurar la confianza sobre la moneda nacional. En primera instancia habría que unificar en un sólo tipo de cambio el actual esquema cambiario que brinda tres tasas diferentes.
Pero antes de eso, habría que aplicar una serie de medidas más elementales y urgentes, incluyendo la eliminación de lo que ha sido una de las más nocivas políticas de Chávez.
“Hay que anunciar que no va a haber más expropiaciones por causas políticas en Venezuela para ampliar el rango de acción del Estado en la economía. Eso se cancela”, comentó.
“Ese anuncio puede detener la fuga de capitales que hay en Venezuela actualmente, y llevar a los venezolanos a dejar de pensar en dólares y pensar en su moneda”, añadió Guerra.
También habría que reducir la inflación, para que deje de ejercer presión sobre el tipo de cambio, para lo cual habría que aumentar la oferta nacional, mientras que simultáneamente se detiene en seco la política ejercida por Chávez y obligar al Banco Central a pagar los déficits fiscales a través de la impresión de dinero.
Al Banco Central, se le devolvería la autonomía, anunció.
Otra de las primeras medidas a ser tomadas sería el lanzamiento de un plan de empleos, en lo que ya formaría parte del programa social de gobierno. Ese programa estaría sustentado sobre la experiencia recogida en otros países que demuestran que el mejor empleador en el corto plazo se encuentra dentro de la industria de la construcción.
Esa industria tiene dos virtudes. La primera es que requiere de una mano de obra poco calificada, que es la que Venezuela más tiene, y la segunda es que suele tener un efecto multiplicador, ya que a su vez fomenta la actividad en otras industrias como la del cemento, la actividad siderurgia y las industrias del metal y mecánica.
Asimismo, esa iniciativa ayudaría a reparar el sostenido deterioro en la infraestructura física del país, y la reparación de más de 500 escuelas que actualmente se encuentran en estado deplorable, así como hospitales y otros centros de atención médica.
El programa de gobierno estima que por esta vía se pueden crear 500,000 puestos de trabajo, comentó.
Por: Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com
@DelgadoAntonioM